Asalto al reinado del d¨®lar
Cada vez m¨¢s voces piden una nueva moneda mundial de reserva
Estren¨¢ndose al frente del Departamento del Tesoro, a principios de a?o, Timothy Geithner hizo un comentario durante una conferencia en Nueva York que cost¨® un serio disgusto al d¨®lar. Su novatada fue decir que estaba abierto a la idea del gobernador del Banco de China, Zhou Xiaochuan, de avanzar hacia una nueva moneda "supersoberana" similar a la cesta de divisas que maneja el Fondo Monetario Internacional (FMI). El desplome de la divisa estadounidense en los mercados fue inmediato.
Geithner matiz¨® despu¨¦s sus palabras y, recurriendo al manual del buen secretario del Tesoro, dej¨® claro que EE UU apuesta por un d¨®lar fuerte. Pero sin quererlo, aliment¨® un debate que desde hace a?os cuestiona al billete verde como moneda de referencia y germen de una futura uni¨®n monetaria global.
China defiende un modelo inspirado en los derechos de giro del FMI
El premio Nobel Stiglitz considera "insostenible" el sistema actual
El d¨¦ficit y la deuda de EE UU dan alas a los detractores de su divisa
Cada vez hay m¨¢s pa¨ªses que no quieren acumular activos en d¨®lares
Cuando habla Zhou, todos les escuchan, tambi¨¦n en Washington. La idea del jefe del banco central chino es simple en el concepto. Llevarla a la pr¨¢ctica ser¨¢ otra cosa. Se trata de crear una divisa desvinculada de una naci¨®n que sea estable a largo plazo. El modelo que plantea es similar a los Derechos Especiales de Giro (DEG) manejados por el Fondo Monetario Internacional (FMI), una cesta de divisas importantes que se utiliza como referencia en el comercio y las finanzas internacionales. La iniciativa cuenta con adeptos, como Rusia, que considera que en la nueva realidad econ¨®mica hace a¨²n m¨¢s necesario que existan m¨¢s monedas de reserva.
Las masivas inyecciones de dinero p¨²blico efectuadas por EE UU para sostener su econom¨ªa a?aden m¨¢s le?a al fuego. China es el principal acreedor de Washington, con cerca de un bill¨®n de d¨®lares de deuda estadounidense. Y al igual que Jap¨®n y Rusia, est¨¢ reduciendo el volumen de bonos estadounidenses para, en su lugar, hacerse con deuda emitida por el FMI.
Una moneda de reserva, por definici¨®n, es la divisa aceptada en todo el mundo para el comercio internacional. ?sa es la visi¨®n convencional, por la que s¨®lo podr¨ªa haber una moneda dominante. Antes de la Segunda Guerra Mundial fue la libra brit¨¢nica. Y desde entonces, el d¨®lar. Pero Jeffrey Frankel, de la Universidad de Harvard, y Menzie Chinn, de la Universidad de Wisconsin, creen que el euro podr¨ªa llegar a ser un claro contendiente del d¨®lar en 2015.
Lo que est¨¢ por ver es que la divisa ¨²nica europea pueda ser la moneda dominante. Morgan Stanley explica que reemplazar al d¨®lar es sumamente complejo. Se necesitar¨ªa antes que nada que el pa¨ªs o la regi¨®n de origen de la nueva moneda superase econ¨®micamente a EE UU. Atendiendo a ese requisito, el euro podr¨ªa ser el m¨¢s claro rival. A no ser que China forjara con otros pa¨ªses asi¨¢ticos una uni¨®n econ¨®mica y monetaria mayor que EE UU.
Una de las razones por las que el d¨®lar es la divisa l¨ªder es porque se apoya a¨²n de alguna manera en las enormes reservas de oro de EE UU. Y la liquidez tambi¨¦n es clave para lograr ese status, lo que hace dif¨ªcil pensar que los DEG puedan funcionar, como se?alan los analistas de Alpha Bank. Por eso la alternativa que plantea Barry Eichengreen, de la Universidad de Berkeley, es que ese dominio sea compartido.
Los economistas discuten desde hace d¨¦cadas sobre la debilidad de un sistema basado en una sola moneda de reserva. El modelo actual, dice el economista Joseph Stiglitz, es "insostenible". Y reemplazarlo por uno dominado por el d¨®lar y el euro, o por el d¨®lar, el euro y el yen ser¨¢ a¨²n peor, seg¨²n el premio Nobel. Por eso, el comit¨¦ especial que ¨¦l preside en Naciones Unidas propone implantar una nueva versi¨®n de la cesta que maneja el FMI.
Si la historia es un referente para anticipar lo que est¨¢ por venir, la libra dej¨® de ser la moneda de referencia cuando Reino Unido pas¨® de ser un pa¨ªs acreedor a deudor. EE UU est¨¢ hoy en una situaci¨®n similar. Su adicci¨®n al petr¨®leo importado, sumado al colosal d¨¦ficit p¨²blico (9% del PIB de media entre 2009 y 2011) y a su abultada deuda (75% del PIB para 2010) son problemas muy serios para justificar la supremac¨ªa de su divisa.
Nouriel Roubini, profesor de la Universidad de Nueva York, advierte de que antes de lo que se piensa, el billete verde se ver¨¢ retado por otras divisas. Su apuesta: una cesta de divisas asi¨¢tica basada en el renminbi chino. Roubini dice que el Siglo XXI ser¨¢ el de China o Asia, aunque reconoce que el d¨®lar no perder¨¢ de un d¨ªa para otro su soberan¨ªa y que estos pa¨ªses que alzan ahora la voz no tendr¨¢n otra opci¨®n que seguir acumulando d¨®lares durante alg¨²n tiempo.
Que el d¨®lar sea la principal moneda de reserva ayuda a proteger a Washington de pagar m¨¢s por el dinero que toma prestado. Pero hay una dificultad. Cada vez hay m¨¢s pa¨ªses que no quieren acumular activos en d¨®lares. "Con el paso del tiempo se reducir¨¢ la complacencia de los acreedores de EE UU por financiar y comprar reservas", anticipa Roubini.
Los expertos en divisas de HSBC creen, precisamente, que todo este debate se apoya en gran parte en la preocupaci¨®n de China y de otros pa¨ªses sobre "el potencial riesgo inflacionista de que la Reserva Federal est¨¦ imprimiendo dinero". La pregunta que surge, por tanto, es si EE UU ser¨¢ capaz de prevenir que su moneda pierda el status de divisa de reserva despu¨¦s de seis d¨¦cadas.
"Deber¨ªa cometer un error colosal para renunciar al liderazgo del d¨®lar", seg¨²n Morgan Stanley. Pero lo cierto es que Washington no se cierra en banda a la idea de usar m¨¢s la cesta de divisas creada por el FMI, que es utilizada desde hace cuatro d¨¦cadas exclusivamente por los gobiernos miembros del organismo y por otras instituciones internacionales.
Stiglitz admite que los DEG no est¨¢n exentos de problemas y que se necesitan nuevas reglas para que puedan funcionar. A¨²n as¨ª, cree posible que el nuevo sistema pudiera funcionar en el plazo de un a?o. No todos lo ven tan simple. "?ste es el inicio de un di¨¢logo", se?alan desde Global Investors. Y recuerdan que si pa¨ªses como China, Brasil o India quieren seguir exportando a EE UU no tendr¨¢n m¨¢s remedio que tener d¨®lares en sus reservas.
"Lo que s¨ª veremos es menos ¨¦nfasis en el billete verde, con los bancos centrales alrededor del mundo sumando m¨¢s euros, yenes y yuanes a sus activos en d¨®lares", remachan los expertos de Riedel Research. Por todo esto, desde Jina Ventures dicen que no hay motivos para preocuparse por el liderazgo del d¨®lar. Pero eso no quita, subrayan, que EE UU deba actuar de manera fiscalmente responsable para dar la sensaci¨®n de que cuida su moneda.
El BRIC avisa
Brasil, Rusia, India y China, las grandes econom¨ªas emergentes agrupadas en el grupo BRIC, no quieren poner todos los huevos en una misma cesta. Representan el 15% del PIB mundial y manejan el 42% de las reservas mundiales en d¨®lares. Por eso, esta semana, reunidos en Ekaterimburgo (Rusia) hablaron de c¨®mo evitar el d¨®lar en sus transacciones utilizando en su lugar sus respectivas monedas, en lo que podr¨ªa ser el primer paso en un cambio de la arquitectura del sistema de reservas.
Los analistas de Seygem Asset Managemet creen que estos pa¨ªses "necesitan una estrategia para diversificar" sus reservas "de una forma ordenada". "Est¨¢ bien que hablen, porque tienen mucho en com¨²n", apuntan desde Riedel Research.
Pero el presidente ruso, Dmitri Medv¨¦dev, mira m¨¢s lejos. Opina que la creaci¨®n de un sistema de pagos supranacional reforzar¨¢ al conjunto del sistema. El Kremlin, al igual que el Gobierno chino, insiste en que quiere afrontar el debate con cautela, sin causar trastornos. "Nadie quiere arruinar el d¨®lar", remach¨® Arkady Dvorkovich, asesor econ¨®mico del presidente. Ambos Gobiernos son conscientes de que su ret¨®rica puede acabar minando sus inversiones. Y como dijo Alexei Kudrin, responsable de finanzas ruso, para llevarlo a la pr¨¢ctica se requiere una mayor integraci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas.
Para los expertos de Foreign Exchange Analytics, es evidente que el grupo BRIC desea desempe?ar un papel m¨¢s relevante en la escena global y que quiere aprovechar la crisis financiera para elevar su influencia. Pero advierten de que otra cosa muy distinta es que exista una cohesi¨®n para ofrecer una alternativa viable que les permita romper v¨ªnculos con el d¨®lar. -
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