"ETA vampiriza los s¨ªmbolos nacionalistas"
Pregunta. En su libro caracteriza como una "religi¨®n pol¨ªtica" el sistema de creencias y ritos que sostiene al llamado MLNV.
Respuesta. En efecto, en toda religi¨®n es posible identificar dos elementos indisociables: la creencia en un ente trascendente y su perpetuaci¨®n mediante la celebraci¨®n peri¨®dica de rituales. Cuando el objeto de fe es la patria, la naci¨®n, el Estado o el pueblo, podemos hablar de una religi¨®n pol¨ªtica. En el caso vasco, numerosas investigaciones se han ocupado del ideario del nacionalismo radical, de la sacralizaci¨®n de la patria hasta el extremo de sacrificar individuos concretos en aras del ideal so?ado. Sin embargo, hab¨ªa un vac¨ªo de an¨¢lisis centrados en la liturgia de ese movimiento, que es el que modestamente me he propuesto cubrir con mi trabajo.
"No todas las muertes son igual de funcionales para crear h¨¦roes patrios"
P. La glorificaci¨®n de la muerte del h¨¦roe o del m¨¢rtir patri¨®tico es general en todos los nacionalismos. ?Qu¨¦ hace singular al gudarismo desarrollado por la izquierda abertzale respecto, por ejemplo, a los rituales del IRA?
R. Los nacionalismos que recurren a la violencia, como hacen ETA o el IRA, coinciden en glorificar a los m¨¢rtires ca¨ªdos por la causa patria. Y elevan a unos por encima de los dem¨¢s, estableciendo una jerarqu¨ªa a la hora de buscar referentes aptos para la r¨¦plica. En ambos casos, y en general en todas las religiones pol¨ªticas modernas, la construcci¨®n social del m¨¢rtir descansa sobre una matriz cultural judeo-cristiana. Estas religiones monote¨ªstas se percataron muy pronto del valor integrador de la muerte. La sangre de los m¨¢rtires es semilla de nuevos cristianos, sosten¨ªan. Esta imitaci¨®n no deber¨ªa de sorprender en contextos como el irland¨¦s y el vasco, con una impronta del catolicismo m¨¢s que notable.
P. Tambi¨¦n destaca la apropiaci¨®n por el mundo de ETA-Batasuna de la figura del gudari del 36 y de varias de sus fechas y s¨ªmbolos de la Guerra Civil, como el Eusko Gudariak.
R. Para movilizar a los individuos resulta imprescindible elevar s¨ªmbolos sobre sus cabezas. En sus inicios, digamos que hasta la Guerra Civil, el nacionalismo vasco fragu¨® un complejo repertorio simb¨®lico, entre los que destacan la ikurri?a o el Aberri Eguna. Con el advenimiento de la democracia se impone la l¨®gica electoral y el PNV va desactivando, por falta de uso, ese arsenal acumulado. Es entonces cuando parte de ese repertorio es vampirizado por el nacionalismo radical, m¨¢s volcado en la ocupaci¨®n permanente de la calle. As¨ª, la festividad del Gudari Eguna, que el PNV celebr¨® por vez primera en 1965, languidece hoy en favor de su hom¨®nimo radical; lo mismo ocurre con el Eusko Gudariak, una canci¨®n jeltzale de la Guerra Civil monopolizada ahora por el MLNV.
P. ?Ha sido importante ese culto patrio para asegurar el relevo de militantes de ETA?
R. Los concelebrantes que glorifican a los etarras ca¨ªdos en el altar de la patria est¨¢n emitiendo a la opini¨®n p¨²blica, pero tambi¨¦n hacia dentro, el mensaje de que esos h¨¦roes-m¨¢rtires eran nosotros. Su recuerdo y culto los convierten en figuras referenciales que invitan a sus simpatizantes a seguir su ejemplo. Estos actos sirven tambi¨¦n de puntos de recarga emocional de los participantes, que regresan a sus casas, por decirlo as¨ª, con las pilas de la convicci¨®n en la causa cargadas para seguir alimentando la espiral de violencia.
P. En el caso de los homenajes a los presos liberados y a los terroristas muertos, ?cree que ha habido hasta ahora un exceso de tolerancia por parte de los poderes p¨²blicos?
R. El enaltecimiento de los presos de ETA excarcelados, igual que el recuerdo a?o tras a?o de los terroristas fallecidos en acto de combate, constituyen una anomal¨ªa de nuestro sistema pol¨ªtico. En las democracias occidentales ser¨ªa dif¨ªcilmente imaginable esos actos de homenaje a los victimarios; ni la sociedad ni los poderes p¨²blicos los admitir¨ªan.
P. ?En qu¨¦ medida estos ritos y el calendario de celebraciones de la izquierda abertzale la han configurado como sociedad aparte?
R. Un grupo social se constituye como una sociedad diferenciada en la medida de que dispone de enclaves de sociabilidad y canales de comunicaci¨®n propios: bares, festivales, peri¨®dicos, etc. Pero tambi¨¦n en tanto que forja un universo ritual y simb¨®lico de uso exclusivo. Las celebraciones del calendario del nacionalismo radical ligado a la muerte proporcionan la excusa para visualizarse a s¨ª mismo como una sociedad paralela.
P. Apunta en su libro la asimetr¨ªa en el culto a algunos de los h¨¦roes de ese mundo y se sorprende que entre ellos no figure Txomin Iturbe, el dirigente que m¨¢s a?os estuvo al frente de ETA. ?Morir en la lucha es esencial para ser glorificado?
R. No todas las muertes son igual de funcionales a la hora de fraguar una pedagog¨ªa de la ¨¦pica, y de esto son conscientes quienes alimentan las religiones pol¨ªticas. La muerte individual como nutriente de vida grupal es m¨¢s rentable cuando tiene lugar en circunstancias violentas. En el caso de Txomin, en 1987 decenas de miles de seguidores le juraron recuerdo eterno en Mondrag¨®n. Y un orador le reproch¨® en caliente que no ten¨ªa derecho a morir as¨ª, aludiendo a su muerte accidental. Su muerte no era lo suficientemente ¨¦pica, y ello contribuye a explicar que no haya cuajado como una fiesta se?era en el calendario martirial del nacionalismo radical.
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