Resucitar a Vionnet
Una exposici¨®n en Par¨ªs y el relanzamiento de la marca celebran el genio de una de las grandes costureras del siglo XX
Hace 70 a?os que Madeleine Vionnet (1876-1975) cerr¨® su taller en Par¨ªs. En ese tiempo, la costurera rigurosa y revolucionaria ha sido el secreto m¨¢s preciado de los entendidos. Ahora, dos frentes se conjuran para difundir a gritos su legado: ayer se inaugur¨® en Par¨ªs una exposici¨®n sobre su trabajo entre 1912 y 1939 y el 1 de julio se empezar¨¢ a vender la primera colecci¨®n del gran relanzamiento de su marca. La precolecci¨®n de primavera-verano 2010 estar¨¢ disponible para las tiendas en su nov¨ªsima oficina de Mil¨¢n; una avanzadilla de la puesta de largo oficial, en octubre en Par¨ªs.
Lidera la ofensiva cultural Pamela Golbin, del Museo de las Artes Decorativas, comisaria de la muestra que esta instituci¨®n albergar¨¢ hasta el 31 de enero. "Vionnet es una de las grandes creadoras del siglo XX", defiende. Tirando de la cuesti¨®n comercial est¨¢ Matteo Marzotto, ex presidente de Valentino, que en febrero compr¨® la firma francesa. "Tras vender Valentino buscamos otras oportunidades de negocio. La idea es humilde: encontrar un nombre con un gran pasado, aplicar muchos a?os de conocimiento y, sin presi¨®n ni prisas, elevarlo de nuevo".
Son iniciativas independientes, pero Marzotto no oculta cierta relaci¨®n: "Sin la exposici¨®n habr¨ªamos comprado igualmente, pero hubi¨¦ramos esperado a octubre para lanzar. Nos movimos r¨¢pido". El museo franc¨¦s llevaba alg¨²n tiempo queriendo repasar la figura de Vionnet, ya que entre sus fondos descansaba una incre¨ªble donaci¨®n hecha por ella en 1952: 122 vestidos, 750 patrones y m¨¢s de 13.000 fotograf¨ªas, un sistem¨¢tico archivo para protegerse de las copias. Pero los trajes necesitaban una restauraci¨®n que hizo posible la firma de inversiones Natixis al aportar un mill¨®n de euros.
El trabajo de Vionnet, como el de Balenciaga (a quien Golbin considera "su hijo espiritual") empuj¨® los l¨ªmites de la costura, puntada a puntada, hacia el imposible abismo de la perfecci¨®n. Su magistral corte al bies ha inspirado a incontables dise?adores. Hasta ahora, sobre todo, a trav¨¦s de fotograf¨ªas. Esta retrospectiva analiza y muestra por primera vez los objetos en conjunto. "Los vestidos maravillan por su modernidad", explica Golbin. "Lo que los hace tan contempor¨¢neos es la perfecci¨®n de las proporciones. Vionnet encontr¨® la esencia de la belleza". Su excepcional t¨¦cnica trabaj¨® a partir de tres ¨²nicas formas (rect¨¢ngulo, tri¨¢ngulo y c¨ªrculo) con las que articul¨® un vocabulario fluido y sensual, inspirado en la cultura griega, que cambi¨® las proporciones de la silueta de los a?os veinte. Dise?aba sobre un maniqu¨ª de 76 cent¨ªmetros y eso le permiti¨® distanciarse del cuerpo al tiempo que mantener una visi¨®n en tres dimensiones y un acercamiento escult¨®rico.
Con escenograf¨ªa de Andr¨¦e Putman, la exposici¨®n culmina lo que Vionnet inici¨® con su donaci¨®n. A los 11 a?os empez¨® como aprendiz, pero nunca perdi¨® su vocaci¨®n de maestra. Defensora de una f¨¦rrea ¨¦tica del trabajo, en 1923 pagaba vacaciones a sus trabajadores y les ofrec¨ªa servicio m¨¦dico. Golbin est¨¢ convencida de que sin la inminente guerra, su estudio hubiera continuado con su trabajo desde 1939. Sin embargo, nadie volvi¨® a poner su nombre en una etiqueta durante 67 a?os.
Hasta que en 2006 la familia De Lummen trat¨® de resucitarlo con la griega Sophia Kokosalaki al frente. "Hicieron un buen trabajo, pero la moda es un negocio muy dif¨ªcil, sobre todo, si no formas parte de ¨¦l", apunta Marzotto. ?l y su socio en esta aventura, Gianni Castiglioni (propietario de Marni), compraron a De Lummen y han elegido a Rodolfo Paglialunga, procedente de Prada, para una l¨ªnea de accesorios y ropa a un precio m¨¢s competitivo. "Rodolfo tiene talento. He trabajado con muchos dise?adores y a veces es dif¨ªcil conciliar sus deseos y los del mercado". A menos que tus deseos sean tan certeros y revolucionarios como los de Madeleine Vionnet.
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