Ni deseos ni expectativas: la realidad
En los primeros meses de 2009, los andaluces nos encontramos con titulares en los medios de comunicaci¨®n que aventuraban la existencia de un "empate t¨¦cnico" electoral entre el PSOE y el PP en Andaluc¨ªa.
Un rastreo de la prensa nos permite comprobar que, entre enero y abril, los dirigentes regionales del PP valoraban un sondeo, que resultaba ser propio (aunque alg¨²n otro contribuy¨® r¨¢pidamente a reforzarlo), que arrojaba "los mejores resultados conocidos en la historia" y que les situaba, seg¨²n ellos, "en el camino de la victoria electoral".
Este sondeo inclu¨ªa el triunfo del PP en Almer¨ªa, C¨®rdoba, Granada y M¨¢laga; el empate en C¨¢diz y Huelva; y "confirmaba una tendencia y el avance imparable del partido de Javier Arenas", que se situaba a 1,5 puntos del PSOE.
La sorpresa dio paso a la incredulidad. Y algunos, sin soluci¨®n de continuidad, pensamos que algo se estaba confundiendo en el an¨¢lisis: deseos y expectativas.
Fiel a su estrategia de que algo mil veces repetido acaba siendo verdad, el PP de Andaluc¨ªa crey¨® que aquello de que "las expectativas se acaban cumpliendo" le permit¨ªa dar un salto l¨®gico: si esto era as¨ª, ?Por qu¨¦ no hacer coincidir sus deseos con las expectativas? ?Y qu¨¦ mejor manera de generar estas expectativas que basarlas en el rigor de una (su) encuesta? Adem¨¢s, con el oportunismo de la supuesta credibilidad que dar¨ªa la crisis econ¨®mica.
Tras la derrota en las auton¨®micas de 2008, la tercera de Arenas ante Chaves y por mayor¨ªa absoluta, era evidente que con este planteamiento los l¨ªderes populares realizaban una huida hacia adelante. Su estrategia quedaba reforzada en clave interna con el cambio en la presidencia de la Junta que, para ellos, mostraba el agotamiento del proyecto socialista.
La mayor¨ªa de los analistas, incluso de la derecha, interpretaron el relevo en la Junta como un proceso realizado de forma sosegada, con total cohesi¨®n en el seno del PSOE-A, y democr¨¢ticamente impecable, que exig¨ªa una l¨®gica respuesta pol¨ªtica del PP. Sin embargo, los l¨ªderes de este partido lo entendieron como una debilidad que afianzaba su estrategia. No entendieron la esencia de este cambio, sorprendidos por la normalidad con que la renovaci¨®n se hab¨ªa llevado a cabo.
Una vez m¨¢s no s¨®lo se equivocaron: sino que acabaron, ciertamente, siendo los ¨²nicos que creyeron en su propia fabulaci¨®n.
Los hechos se han encargado de refutar tal confusi¨®n entre deseos y expectativas, entre lo que cree, opina y traslada un reducido y parcial n¨²cleo dirigente del principal partido de la derecha andaluza y lo que quiere y opina el pueblo andaluz.
Las recientes elecciones europeas as¨ª lo han demostrado. Ni siquiera en un escenario en el que el PP ha ganado a nivel nacional y en el que la crisis pod¨ªa suponer un fuerte desgaste del Gobierno, esto es, en un entorno totalmente favorable, el PP andaluz ha sido capaz de confirmar las supuestas encuestas.
Y es que, en Andaluc¨ªa, el PSOE ha ganado claramente las elecciones, pues los m¨¢s de 210.000 votos de diferencia suponen que el PSOE alcanza el 48% de los sufragios y el PP s¨®lo pasa del 39%.
Estos m¨¢s de ocho puntos de diferencia del PSOE superan distancias de elecciones celebradas hace 10 y hasta 15 a?os, y son similares a los de las ¨²ltimas auton¨®micas. Es m¨¢s, con esos resultados, la mayor¨ªa absoluta del PSOE en el Parlamento andaluz se ver¨ªa reforzada con 58 diputados, dos m¨¢s que hace un a?o.
Este triunfo ha sido global en el territorio: el PSOE gana en siete de las ocho provincias (tambi¨¦n en M¨¢laga) y en 648 de los 770 municipios. Con diferencias porcentuales de unos 20 puntos en Sevilla y Huelva. Y con el mayor porcentaje de voto sobre el censo en Ja¨¦n. Incluso, algunos municipios en los que el PP hab¨ªa ganado en las municipales han vuelto a votar socialista (Huelva, Moguer, Guadix, Motril, Villanueva de C¨®rdoba, San Roque, And¨²jar, Mor¨®n...). Y en C¨¢diz y C¨®rdoba, el PP no s¨®lo pierde, adem¨¢s consigue un porcentaje inferior a la media regional.
En Almer¨ªa, provincia en la que ha ganado el PP, el PSOE gana en 61 municipios y el PP en 41. El porcentaje de votos del PSOE es el mayor de todo el Levante (desde Almer¨ªa a Girona) y supera al del PP en Andaluc¨ªa.
La ventaja del PP en Almer¨ªa se asienta en las diferencias de voto de s¨®lo cinco municipios, en los que se ha dado una baja participaci¨®n (inferior a la del conjunto de Almer¨ªa y Andaluc¨ªa), s¨ªntoma de que una fuerte movilizaci¨®n podr¨ªa alterar este resultado.
En general, en Andaluc¨ªa, el PP ha movilizado a su electorado potencial en mayor medida, como se desprende de los resultados registrados en barrios de las principales ciudades con cierta fidelidad de voto.
As¨ª, el voto en Los Remedios, referente de la derecha en Sevilla, arroja un triunfo holgado del PP (77%) con una participaci¨®n 14 puntos mayor a la media de la ciudad. En el otro extremo de la capital, en el distrito Cerro-Amate, de habitual mayor¨ªa socialista, el PSOE ha ganado con un resultado igualmente abultado (69%) y con ocho puntos menos de participaci¨®n que el conjunto de la ciudad. La Macarena o Sevilla Este siguen el mismo patr¨®n.
Este fen¨®meno se ha repetido en M¨¢laga: el PP ha obtenido su mejor resultado en el distrito Centro (70%), con 12 puntos de participaci¨®n m¨¢s que la media de la capital malague?a. El PSOE gana en la Carretera de C¨¢diz (49%), con una movilizaci¨®n inferior a la media. Igual ocurre en Ciudad Jard¨ªn o Campanillas.
Y ello, en un escenario en el que el PSOE-A mantiene su contribuci¨®n al voto socialista en Espa?a con el 21% de los sufragios, tres puntos superior al peso de poblaci¨®n de Andaluc¨ªa, mientras que el PP andaluz pierde peso en el total nacional de votos populares, al pasar del 16% de hace un a?o al 15%.
La conclusi¨®n es sencilla. Frente a los deseos de los dirigentes del PP, que quisieron convertirlos en expectativas para que, despu¨¦s, ¨¦stas fuesen realidades, el PSOE andaluz ha ganado con rotundidad. Adem¨¢s, el aumento de la participaci¨®n que tendr¨ªa lugar en unas municipales, auton¨®micas o generales, generar¨ªa una mayor movilizaci¨®n a¨²n del electorado socialista. De ah¨ª que resulte inconcebible que algunos de los dirigentes populares sigan siendo los ¨²nicos que se creen su propia fabulaci¨®n. Es m¨¢s, pretenden que sus votantes y el resto de la ciudadan¨ªa tambi¨¦n la creamos.
Antonio ?vila Cano es miembro del Comit¨¦ Director del PSOE-A y consejero de la Presidencia.
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