La felicidad y la seguridad
En el a?o 1543 los arquitectos Giangiorgio Trissino y Andrea Palladio acometieron un reto de casi imposible soluci¨®n del que, sin embargo, salieron airosos: convertir una ciudad medieval en una ciudad cl¨¢sica. El sensacional experimento tuvo lugar en Vicenza y el motivo fue la toma de posesi¨®n de la di¨®cesis por el cardenal Niccol¨° Ridolfi, quien no era, por supuesto, un cl¨¦rigo cualquiera, sino un pr¨ªncipe poderoso y culto, nieto de Lorenzo de M¨¦dici. Los detalles del cortejo del cardenal Ridolfi el d¨ªa 16 de septiembre de 1543 pueden hallarse en la exposici¨®n Palladio, en Caixaf¨°rum, imprescindible para adentrarse en el universo del gran arquitecto de Padua y en la que destacan las minuciosas maquetas que reproducen algunas de sus obras.
Trissino y Palladio levantaron una escenograf¨ªa urbana tan convincente que el cardenal Ridolfi pudo tener la impresi¨®n de que no recorr¨ªa una ca¨®tica ciudad medieval repleta de bellezas g¨®ticas, sino una esplendorosa urbe del antiguo Imperio Romano con sus arcos triunfales, sus frontones y obeliscos. El p¨®rtico g¨®tico de la catedral fue temporalmente completado por el front¨®n de un templo romano. En el momento culminante el s¨¦quito del cardenal deb¨ªa pasar entre dos estatuas colosales; una representaba a la Felicidad y la otra a la Seguridad. Tras el gran ¨¦xito de la ceremonia, al d¨ªa siguiente empez¨® a desmantelarse la enorme escenograf¨ªa de madera y estuco, de la que apenas ha quedado rastro, a excepci¨®n de la leyenda sobre la capacidad casi inhumana de Palladio para suscitar sue?os arquitect¨®nicos.
Creo que la clave del ¨¦xito del montaje de Vicenza estriba en estas estatuas aleg¨®ricas que el cardenal Ridolfi debi¨® de agradecer, por m¨¢s que sab¨ªa que se trataba de un enga?o. Tambi¨¦n Catalina la Grande sab¨ªa que eran falsas esas hermosas aldeas rusas que le ofrec¨ªa Grigori Potemkin, su favorito, y que detr¨¢s de la fachada de cart¨®n piedra se ocultaba la profundidad de la miseria campesina. Y en nuestros d¨ªas las ¨²ltimas tecnolog¨ªas tambi¨¦n erigen estatuas a la Felicidad y a la Seguridad pues, aunque sean fraudulentas, la tarea del poderoso, si quiere perpetuarse, es simular que a su alrededor el mundo es seguro y feliz.
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