Fara¨®n entre las 'vedettes'
Jackson fue el primer icono de la moda en la era de las audiencias planetarias

He aqu¨ª un tipo que entendi¨® lo que vale un buen vestuario. Dentro y fuera del escenario, abraz¨® una imagen dise?ada a la exagerada medida de sus delirios. Y a la medida de los nuestros. Por eso, Michael Jackson fue una figura tan capital para la moda de los a?os ochenta como lo fue para la m¨²sica. M¨¢s que un icono del estilo, un s¨ªmbolo de su poder. Muchos antes hab¨ªan descubierto el potente adhesivo en la memoria colectiva que supone un atuendo llamativo: era casi una asignatura obligatoria en la academia Motown y su futuro suegro, Elvis Presley, perfeccion¨® la t¨¦cnica hasta la caricatura. Pero ¨¦l fue el primer icono de moda de la sociedad globalizada, gentileza de la cadena MTV. Es decir, inici¨® la era de las audiencias planetarias e inmediatas. Y sufri¨® su voracidad.
Desde el guante cubierto de brillantes, hasta las chaquetas militares adornadas con sensibilidad de vedette, pasando por los calcetines blancos con mocasines y sombrero negro y, por supuesto, por esa chaqueta de cuero rojo cubierta de polvo de ultratumba, Jackson nos regal¨® una impagable sucesi¨®n de estampas imposibles. Postales de un mundo de fantas¨ªa en el que no s¨®lo era el rey. Tambi¨¦n vest¨ªa como tal. O como el maharaj¨¢ de una f¨¢bula febril, el sumo sacerdote de una liturgia el¨¦ctrica, el imaginario fara¨®n de una tierra de majorettes. Michael Bush y Dennis Tompkins, dise?adores responsables de muchos de sus hitos, explicaban en 2005 que las directrices que recib¨ªan de ¨¦l eran simples: "Esto es lo que el mundo est¨¢ llevando. Superadlo".
Pr¨ªncipe del maximalismo est¨¦tico de los a?os ochenta, en sus constantes reinvenciones se observan dos constantes: el terco quiebro marcial y el bul¨ªmico apetito por cualquier cosa brillante. Debilidad por lo deslumbrante que hubiera adquirido un matiz cegador en su reencarnaci¨®n final. Para esa gira que ya nunca veremos, se hab¨ªan dise?ado trajes incrustados con m¨¢s de 300.000 cristales Swarovski, en 40 tama?os y 27 colores. Es rid¨ªculo asignarle a la moda un papel de or¨¢culo, pero aun as¨ª es justo reconocer que en esta ocasi¨®n alguna secreta intuici¨®n ha hecho que la industria se vuelva hacia el ¨ªdolo ca¨ªdo y le reconozca su importancia justo a tiempo. Abundan los homenajes a su imposible mezcla de lo marcial y lo cabaretero en las colecciones de esta temporada de dise?adores como Christophe Decarnin, Marc Jacobs o Ricardo Tisci. Los que crecieron con Jackson en la retina.Eran constantes su quiebro marcial y su bul¨ªmico apetito por todo lo brillante

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