Tel¨¦fono rojo
En abril de 2007, la entonces responsable provincial del PSOE llam¨® desde su despacho en el Ayuntamiento de M¨¢laga, primer concejal de la oposici¨®n, al m¨®vil del alcalde de Estepona para comentarle "un temilla". Muy profesional, se interes¨® por los tel¨¦fonos que usaba el regidor, ya que hubiera preferido llamarle al tel¨¦fono de su casa, fijo. El alcalde, que meses despu¨¦s fue detenido por la polic¨ªa acusado de esa conjunci¨®n de delitos a la que se da el nombre de corrupci¨®n, elogi¨® la seguridad de su tel¨¦fono, "un tel¨¦fono rojo", blindado y controlado por la seguridad municipal "con todo tipo de medidas".
Lleg¨® la Navidad. La promotora Valle Romano preparaba un reparto de regalos entre pol¨ªticos, periodistas y hombres de negocios pr¨®ximos a Estepona. Un directivo de la empresa dio instrucciones telef¨®nicas para la entrega de aguinaldos, que hab¨ªa de ser "una cosa discretita". Nadie deb¨ªa saber qu¨¦ regalo merec¨ªan los otros. Es f¨¢cil herir susceptibilidades. Tambi¨¦n lo grab¨® la polic¨ªa. Yo me fijo en los diminutivos: el temilla, la cosa discretita. Su peque?ez contrasta brutalmente con la gran operaci¨®n policial, con las cantidades megal¨®manas que barajan algunos constructores y algunas autoridades municipales. El voto de un concejal de Estepona, un solo voto, puede haber costado m¨¢s de un mill¨®n de euros. Es lo que, en opini¨®n de los investigadores, habr¨ªa pagado Valle Romano a un representante del PA para que apoyara despu¨¦s de las elecciones de junio de 2007 al candidato del PSOE a la alcald¨ªa. Lo contaba el s¨¢bado Fernando J. P¨¦rez en este peri¨®dico.
Para hablar del temilla de Estepona parec¨ªa seguro el gran tel¨¦fono rojo con que el Ayuntamiento de Estepona proteg¨ªa a su alcalde, tan contento de semejante adelanto t¨¦cnico. Los tel¨¦fonos rojos en la mesa de los gobernantes se ve¨ªan en el cine como un signo del poder m¨¢ximo sobre la Tierra, un emblema de los emperadores de Am¨¦rica y Rusia, que descolgando el aparato y apretando una tecla pod¨ªan desatar la guerra at¨®mica aniquiladora total. En 1963 Stanley Kubrick hizo una pel¨ªcula de risa diab¨®lica que aqu¨ª se llam¨® precisamente Tel¨¦fono rojo: ?Volamos hacia Mosc¨²! Peter Sellers cobr¨® un mill¨®n de d¨®lares por interpretar tres papeles. Kubrick, avaro famoso, dijo: "Tenemos tres papeles por el precio de seis". En 2007 un solo voto val¨ªa en el pleno municipal de Estepona m¨¢s que los tres papeles de Sellers.
Hay alcaldes y concejales que ven la corrupci¨®n como una magn¨¢nima organizaci¨®n de beneficencia al servicio del pueblo: parece que en Estepona los constructores compraban favores municipales con donativos a la Cruz Roja y la residencia de ancianos, o pagaban fiestas, verbenas y la campa?a electoral del partido que hac¨ªa feliz a todo el mundo, y el ayuntamiento era una oficina de empleo y distribuci¨®n de alegr¨ªa a trav¨¦s del trabajo para todos.
Pero la justicia no los comprende, y les interviene el tel¨¦fono, y blindar los tel¨¦fonos es dif¨ªcil. ?Por qu¨¦ no sugieren a sus partidos que promuevan en el Congreso una soluci¨®n a la italiana? Los partidarios de Berlusconi impulsan estos d¨ªas una ley que limita dr¨¢sticamente las escuchas policiales. Para justificar judicialmente una escucha telef¨®nica habr¨¢n de existir indicios de culpabilidad, no s¨®lo indicios de delito. (Pero, si ya hay indicios de culpabilidad, ?es necesario pinchar tel¨¦fonos?) Y estar¨¢ prohibido publicar transcripciones de las escuchas, enteras o resumidas, hasta que se celebre el juicio correspondiente. Ni siquiera se podr¨¢n difundir una vez levantado el secreto del sumario: no es lo mismo un documento dormido en el archivador de un abogado, que en los peri¨®dicos, en la calle, como opini¨®n p¨²blica, difundiendo en vivo el funcionamiento ¨ªntimo del Estado y la sociedad. Con una ley como la que fabrican en Italia, esto que escribo ser¨ªa ilegal.
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