"Escribir que las cosas deben cambiar te hace ser un apestado"
Ya est¨¢ en las librer¨ªas italianas el nuevo libro de Roberto Saviano (N¨¢poles, 1979). Se titula 'La belleza y el infierno', y es la suma de su obra period¨ªstica: re¨²ne perfiles, reportajes y art¨ªculos publicados antes y despu¨¦s de Gomorra (2006), la novela que parti¨® su vida en dos: ¨¦xito y fama, miedo y soledad.
En el pr¨®logo, Saviano cuenta c¨®mo es esa existencia n¨®mada y sin hogar (dolor, hu¨ªda y aprendizaje, habitaciones de hotel, viajes veloces, tristeza y escritura) desde que le amenaz¨® la Camorra, y explica el origen del t¨ªtulo, tomado de un pasaje de 'El hombre rebelde', un ensayo de Albert Camus: "El infierno tiene solo un tiempo, la vida un d¨ªa recomienza".
Saviano ha sobrevivido gracias a la escritura que le oblig¨® a renunciar a la normalidad. Quiz¨¢ por eso, ha llenado el libro de agradecimientos. Los amigos que ha ido encontrando en esa nueva etapa son el motor de las 250 p¨¢ginas. Y luego est¨¢n, sin estar, los ex amigos, aquellos que se fueron sin despedirse y que al irse aumentaron su rabia y su incomprensi¨®n, pero tambi¨¦n, sin saberlo, le animaron a seguir escribiendo. Unos textos exactos, airados y apasionados a la vez, textos justicieros, o militantes si se prefiere.
Como perseguido, Saviano se siente c¨®modo entre los perseguidos. Pero escribe pensando en los lectores. En muchos lectores. Dice que es la ¨²nica forma de callar a los c¨ªnicos, los difamadores, los cobardes. "No quiero escribir como los c¨ªnicos. El cinismo es la armadura de los desesperados que no saben que lo est¨¢n", explica.
Los amigos nuevos, vivos o muertos, tienen algo en com¨²n. Son ejemplares. Beppino Englaro, el h¨¦roe recto que desafi¨® la hipocres¨ªa de los ateos devotos; Miram Makeba, la reina de ?frica que muri¨® en escena en Castelvolturno, territorio Gomorra; los boxeadores ol¨ªmpicos del Gimnasio de Marcianise, que escapan de la Camorra a base de sudor; Anna Politovskaia, la periodista rusa asesinada para taparle la boca; el m¨²sico Michel Petrucciani y el futbolista Lionel Messi, dos enfermos sublimes, entre la belleza y el infierno; el infiltrado en la mafia Joe Pistano, cuya historia inspir¨® la pel¨ªcula 'Donnie Brasco'?
En octubre, Saviano llevar¨¢ algunos de esos textos y personajes al Piccolo Teatro de Mil¨¢n: "Soy un intruso del teatro, pero siento la necesidad de comunicarme directamente con los lectores", dice en esta entrevista, en la que reflexiona sobre la vida y el periodismo y ataca el cinismo que, a su juicio, est¨¢ devorando a su pa¨ªs.
Pregunta. La pieza sobre Joe Pistano, Donnie Brasco en el cine, es como un encuentro con un maestro...
Respuesta. Bueno, ¨¦l es un polic¨ªa que estuvo infiltrado seis a?os en el clan Bonnano, y gracias a ¨¦l hubo m¨¢s de 100 detenidos? Su vida tiene bastante que ver con la m¨ªa. Quedamos en Roma, en un restaurante, y me dijo que deb¨ªa ir sin escolta. Llego y me dice: "La verdad es que para ser italiano vas muy mal vestido". Es todo un personaje. Ve¨ªa a su mujer y sus hijos solo en agosto y en Navidad. Me dijo: "Del infierno se puede volver". Me pregunt¨® si hac¨ªa deporte, si estaba tatuado. "Ah, entonces eres un hombre". A cada frase se santiguaba. Es religios¨ªsimo.
P. ?Qu¨¦ le ense?¨®?
R. Estuvo muchas veces a punto de morir, pero no lo mataban porque nunca hu¨ªa. Pas¨® mucho miedo, pero pesaban m¨¢s las ganas de acabar el trabajo. Pensaba que si se salvaba podr¨ªa terminarlo. Ellos se reun¨ªan para decidir qu¨¦ hacer con ¨¦l, y ¨¦l se quedaba fuera esperando. Me cont¨® que los bosses estadounidenses se hab¨ªan dulcificado mucho, y que cuando la cosa se puso fea tuvieron que llamar a los sicilianos. En la Comisi¨®n Antimafia dijo que la forma de acabar con ellos es dejar que se americanicen, porque la buena vida les hace cada vez menos fiables como organizaci¨®n, les quita disciplina y jerarqu¨ªa. Los mafiosos italianos se drogan solo ahora, antes no la tocaban. Las mujeres, me dec¨ªa, llegaban con un golpe de u?a. "Se vuelven locas por los criminales". Su idea para resistir es que ¨¦l estaba en lo cierto y los mafiosos estaban equivocados.
P. El bien y el mal?
R. Camus lo dice de otra forma: para contar la realidad es necesario haber atravesado el abismo del infierno y tener el talento de la belleza.
P. Messi y Petrucciani, por ejemplo.
R. Dos enanos que se convierten en gigantes. Petrucciani ten¨ªa una enfermedad muy rara, se llama huesos de cristal. Su abuelo era napolitano, y en el infierno de su condici¨®n encontr¨® la belleza, la fuerza para ser mejor. Fue capaz de crear algo ¨²nico. No como un freak que tiene ¨¦xito; era independiente de su estado f¨ªsico. No era un fen¨®meno de feria. Escuchas un disco suyo y notas un talento infinito. El infierno mejor¨® su talento, le empuj¨® a ser mejor. Ten¨ªa siempre alrededor un mont¨®n de mujeres, dec¨ªa que le dejaban porque las enga?aba. Estaba lleno de vida y era un ser monstruoso. Tuvo un hijo y le contagi¨® la enfermedad. Explic¨® que ¨¦l hab¨ªa tenido una vida maravillosa y no ten¨ªa porqu¨¦ impedirle vivir una vida semejante. Hay un v¨ªdeo en Youtube en el que su hijo toca el piano sentado en sus rodillas. Es como si hicieran el amor solo que en p¨²blico.
P. ?Y ¨¦l c¨®mo tocaba el piano si sus huesos se romp¨ªan?
R. Desde el parto vivi¨® con el cuerpo enyesado, todo salvo las manos. Por eso entendi¨® que ten¨ªa que hacer algo con las manos. Su abuelo le ense?¨® a tocar la bater¨ªa. Luego se fue a Am¨¦rica, a una comunidad hippie, y era el enano que todos usaban para los juegos er¨®ticos. Empez¨® a tocar el piano y un d¨ªa se encontr¨® con el saxofonista de Keith Jarret, que hab¨ªa dejado la m¨²sica y era cartero. Tocaron juntos, hicieron un disco m¨ªtico que cambi¨® la percepci¨®n del jazz. Luego se muri¨® de una pulmon¨ªa. Al romperse tantas veces la caja tor¨¢cica, ten¨ªa los pulmones llenos de cicatrices. Es una historia incre¨ªble. Le miras y piensas que no tiene nada que ver con la belleza. Lo escuchas y entiendes c¨®mo transforma lo que es en belleza.
P. En el pr¨®logo hace una especie de alegato de la defensa.
R. Me defiendo ante los lectores de las calumnias que me lanzan. Me dicen que soy un producto de marketing, que copio, que soy un escritor de un solo libro y un solo tema. Siempre he dicho que los lectores hacen posible y peligroso el oficio de escribir. Gomorra ha vendido m¨¢s de tres millones de copias en el mundo y sus lectores saben ahora que Italia es el segundo pa¨ªs del mundo donde hay m¨¢s personas protegidas, despu¨¦s de Colombia.
P. Pero esa vida ha tenido cosas positivas.
R. He conocido a Salman Rushdie y, cada vez que tengo un problema, le mando un mensaje y me ayuda. Me dice que no me haga un m¨¢rtir de m¨ª mismo, que vea chicas, que me busque un exilio de oro, que no me martirice para ser coherente con el personaje. Una vez no me quer¨ªan dejar volar con Air France, dec¨ªan que los pasajeros ten¨ªan miedo. Me dijo: "llama a Le Monde y diles que no te dejan". Lo hice, Le Monde llam¨® a Air France y se arregl¨®. Siempre recordar¨¦ que cuando estuvimos juntos en Estocolmo dijo que lleva todav¨ªa dentro las heridas que le produjeron los colegas.
P. ?As¨ª que lo peor es la envidia de los otros escritores?
R. Lo digo en el libro: siento orgullo de ser atacado por ese tipo de escritores y pol¨ªticos que me acusan de representar una puesta en escena y de pillar dinero. Ahora s¨¦ que solo el negocio bueno gana al negocio malo. Gasto 10.000 euros al mes en abogados para defenderme. Te dicen que has plagiado, te intimidan con querellas criminales? La noticia sale en los peri¨®dicos y cuando ganas han pasado cuatro a?os. El odio nace de que sienten que eres diferente. Hay muchos pol¨ªticos y escritores que creen que todo es l¨ªcito, viven en la impunidad total. El mecanismo que me empuja a escribir es justo el contrario de ese cinismo. Creo que hace falta cambiar las cosas. Me niego a sucumbir al conformismo. Ellos saben que la mayor parte del pa¨ªs est¨¢ de su parte. Que nadie sale a la calle a protestar por nada, que la gente adora ser representada por pol¨ªticos que encarnan sus contradicciones. La gente siente que Berlusconi tiene los mismos vicios y contradicciones que ellos, por eso est¨¢n c¨®modos con ¨¦l. Si tratas de cambiar eso, les quitas el sue?o. Pero no hablar de las cosas solo sirve para esconderlas y escurrir el bulto. La indiferencia de los italianos, esa forma de acostumbrarse a cualquier cosa, ha contagiado a la sociedad civil, a los periodistas, a los l¨ªderes de opini¨®n. Pensar o escribir que las cosas deben cambiar te convierte en un apestado. Dicen que lo haces porque no has llegado donde esperabas, porque no tienes enchufe? Te llaman inadaptado, dicen que eres poco fiable, que est¨¢s fuera del sistema. Ese cinismo est¨¢ devorando el pa¨ªs.
P. ?Por qu¨¦ no escriben para los lectores?
R. Todo el mundo habla para las elites. Como si ya no se pudiera conquistar a los lectores y la ¨²nica forma posible de estar en el mundo fuera hablar para los colegas. Yo escribo siempre para el p¨²blico m¨¢s amplio posible. Esa es la fuerza que tienen las palabras sobre los criminales. Pero tambi¨¦n Miriam Makeba, que vino a morir sobre un escenario en un pueblo inmundo dominado por la Camorra, cant¨® esa noche para 30 personas. Le daba igual que el teatro estuviera lleno o vac¨ªo, vino para las prostitutas nigerianas porque eran su gente. En el art¨ªculo escrib¨ª que muri¨® en ?frica, Castelvolturno es ?frica. Solo esa vieja generaci¨®n sigue pensando que hablar al p¨²blico es necesario. Hoy, adem¨¢s, hay que hablar para el mercado global. Si queremos que 'El Pa¨ªs', 'La Repubblica' o el 'Times' se interesen por estas cosas, la ¨²nica forma es que interesen a los lectores.
P. Politkovskaia muri¨® asesinada por llegar al p¨²blico.
R. Lo que m¨¢s me sorprendi¨® es que su hijo me cont¨® que ten¨ªa a su madre enferma y que se dedicaba much¨ªsimo a cuidar de su familia. El d¨ªa que la mataron hab¨ªa ido al supermercado a comprar cosas para ella. Era una mujer dedicada y completa. Nunca renunci¨® a su familia, tampoco a su trabajo en Grozni. Sorprende la indiferencia con que la prensa trat¨® su caso. Antes de matarla la envenenaron en el avi¨®n, la ingresaron en el hospital y los an¨¢lisis que probaban el envenenamiento desaparecieron. Lo denunci¨® pero nadie le hizo caso. Dijeron que hab¨ªa visto muchas pel¨ªculas de 007. Hasta que muri¨® nadie la crey¨®. Su marido, en una entrevista, dijo que era mejor as¨ª, que ella tem¨ªa m¨¢s a las calumnias y a las fotos de supuestas org¨ªas que a la muerte. Con la muerte nadie tiene dudas. Las dictaduras matan, las democracias destruyen la imagen.
P. La lista de agradecimientos del libro es enorme.
R. Son todas las personas que me han ayudado. Al principio no sab¨ªa c¨®mo acabar¨ªa esto. El odio pol¨ªtico, el riesgo de quemarte? Solo ten¨ªa a los Carabineros conmigo, y poqu¨ªsimos amigos. Esos son los que me han dado gasolina para aguantar y evitar errores. Al principio era fragil¨ªsimo, con el tiempo he aprendido a defenderme y construirme. Poner los nombres es una forma de homenaje, y a la vez el relato de un pa¨ªs distinto. No solo existe el que mira hacia otro lado. Hay gente magn¨ªfica en este pa¨ªs.
P. El nombre m¨¢s importante no est¨¢. Es el de la dedicatoria. "A M?, luz en esta larga noche".
R. Es jodido entrar en relaci¨®n con uno como yo. Enorme presi¨®n medi¨¢tica, judicial? He sido un tipo intratable, nervioso, siempre fuera de onda, sin casa fija? En este diario infernal del d¨ªa a d¨ªa, ella ha intentado estar cerca de m¨ª: merec¨ªa ese homenaje. Con algunos amigos tambi¨¦n estoy en deuda. No es f¨¢cil: deben compartir tu batalla, soportar la presi¨®n y seguirme por el mundo. Soy un profesional ambicioso de pecado mortal. Quiero cambiar el mundo con las palabras, es una especie de misi¨®n. Por suerte no tengo desviaciones m¨ªsticas, pero el sentido de mi vida es ese. El libro es para los que no crecieron conmigo y desaparecieron de repente. No s¨¦ todav¨ªa cu¨¢l era mi culpa. No hice nada feo, nada malo ni sucio. Pero se fueron.
Una vida n¨®mada
- La osad¨ªa. En 2006, Roberto Saviano, entonces un joven y desconocido periodista, publica Gomorra, en el que se detalla el funcionamiento de la mafia napolitana y sus conexiones internacionales.
- Un autor enca?onado. El ¨¦xito imparable del libro moviliza al clan de los Casalesi, el m¨¢s poderoso de la Camorra, que jura venganza por haber denunciado el entramado de sus negocios.
- El cine. Gomorra llega al cine de la mano de Matteo Garrone. La pel¨ªcula es Premio del Jurado del Festival de Cannes en 2008.
- Con Rushdie. Saviano participa en 2008 junto al escritor perseguido por una fetua en un encuentro hist¨®rico en Estocolmo.
- Al teatro. En octubre de 2009 Saviano llevar¨¢ textos de su nuevo libro al Piccolo Teatro de Mil¨¢n.
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