Una pincelada verde en una tela gris
Con Ecolog¨ªa Europea, el veterano Conh-Bendit ha hecho la aportaci¨®n m¨¢s positiva de la pasada campa?a europea. Claves de su ¨¦xito: una estructura flexible, unas propuestas originales y un discurso europe¨ªsta
Por abundante que sea, lo publicado hasta ahora sobre el resultado de las recientes elecciones al Parlamento Europeo y sobre el nuevo equilibrio de fuerzas en el hemiciclo de Estrasburgo y Bruselas no agota, ni mucho menos, todas las posibilidades de an¨¢lisis. Los datos m¨¢s enarbolados en las ¨²ltimas semanas por parte de la prensa y los especialistas, con el tel¨®n de fondo del abstencionismo, son, sin duda, el avance de la derecha (conservadora, moderada y radical), la cual ha conseguido capitalizar los temores de la ciudadan¨ªa en materias claves como la inseguridad y la inmigraci¨®n, y la debacle de la izquierda social-dem¨®crata, con fracasos estrepitosos (el Partido Laborista en Reino Unido), otros esperados (el Partido Socialista franc¨¦s) y algunos que suenan a voto de castigo por las pol¨ªticas nacionales en materia de gesti¨®n de la crisis (¨¦ste ser¨ªa el caso de los socialistas espa?oles).
Los verdes a?aden al discurso de la izquierda la dimensi¨®n ¨¦tica y medioambiental
Francia sigue siendo un pa¨ªs en el que la pol¨ªtica puede despertar inter¨¦s y emoci¨®n
Quiz¨¢s debido al hecho de que su porcentaje de representaci¨®n en el Parlamento Europeo sigue siendo relativamente peque?o, otra importante novedad de las ¨²ltimas elecciones europeas ha pasado generalmente desapercibida: el avance de los verdes. Con 53 diputados, el grupo parlamentario Verdes-Alianza Libre Europea ha visto aumentado en 10 esca?os su representaci¨®n parlamentaria respecto a la anterior legislatura. Este grupo pasar¨¢ a tener una representaci¨®n del 7,2% en el nuevo Parlamento Europeo, esto es, un incremento del 1,4% respecto al periodo anterior.
Si se analiza la procedencia nacional de los nuevos eurodiputados verdes, llama inmediatamente la atenci¨®n el peso preponderante de alemanes y franceses, los cuales con 14 diputados por cada uno de los dos pa¨ªses aportan casi el 53% de los efectivos totales. B¨¦lgica y los Pa¨ªses Bajos contribuyen con tres diputados verdes cada uno, mientras que los dem¨¢s pa¨ªses oscilan entre dos y cero.
Si el buen resultado logrado por los Gr¨¹nen alemanes no es especialmente sorprendente, s¨ª que lo es en cambio el avance realizado por la nueva agrupaci¨®n verde francesa Ecolog¨ªa Europea (Europe ?cologie). ?sta no s¨®lo ha duplicado el n¨²mero de eurodiputados verdes franceses, pasando de seis a 14, sino que, a nivel interno, se sit¨²a ahora a tan s¨®lo dos d¨¦cimas de puntos de distancia del Partido Socialista (16,48% contra 16,28%). Sin duda alguna, estos datos tienen que interpretarse a la luz de la fuerte abstenci¨®n registrada. A¨²n as¨ª, el ¨¦xito de este peculiar "contenedor electoral" patrocinado por el enfant terrible de la pol¨ªtica franco-alemana, Daniel Cohn-Bendit, merece un an¨¢lisis que va m¨¢s all¨¢ de factores coyunturales como el abstencionismo o los traspi¨¦s de sus competidores directos, el MoDem de Fran?ois Bayrou y el PS de Martine Aubry.
La clave explicativa del ¨¦xito de los renovados verdes franceses se encuentra, probablemente, en la conducci¨®n de una campa?a electoral que ha hecho mella en el electorado gracias a su contenido y sus formas. As¨ª lo demuestra el hecho de que, seg¨²n un sondeo de CSA, m¨¢s de la mitad de las intenciones de voto a favor de Ecolog¨ªa Europea no fueron una decisi¨®n de ¨²ltima hora (cosa que podr¨ªa ser interpretada como un voto de castigo en contra de los partidos tradicionales), sino el fruto de una decisi¨®n informada y tomada durante los d¨ªas que han precedido a las elecciones.
El perfil sociol¨®gico del elector de Ecolog¨ªa Europea coincidir¨ªa con el de unos j¨®venes de entre 25 y 34 a?os, con estudios superiores y empleados en puestos "intelectuales". Esta composici¨®n del voto le ha valido a esta agrupaci¨®n la acusaci¨®n de ser la valedora de los llamados bobos (boh¨¦mien-bourgeois) de las grandes ciudades, m¨¢s que de los obreros o del p¨²blico menos sensible a los mensajes de progresismo social y ecologista, como los ciudadanos residentes en peque?as ciudades o en el campo.
Si se analiza de forma m¨¢s detallada la propuesta electoral de Ecolog¨ªa Europea, se pueden extraer algunas conclusiones potencialmente interesantes para m¨¢s de un partido pol¨ªtico -franc¨¦s o no- de cara al futuro.
En primer lugar, en virtud de su carisma y de su experiencia en materia de dinamizaci¨®n pol¨ªtica, Cohn-Bendit ha elegido una formaci¨®n pol¨ªtica con estructura "ligera", m¨¢s parecida, de hecho, a una agrupaci¨®n que a un partido de corte cl¨¢sico, en la que han tenido cabida figuras diversas como el campesino altermondista Jos¨¦ Bov¨¦, el ex magistrado anticorrupci¨®n Eva Joly y los ecologistas franceses de m¨¢s antigua afiliaci¨®n. Este tipo de estructura ha constituido una ventaja en el caso de unas elecciones a una vuelta como las europeas en las que la apuesta pol¨ªtica es reducida (o, al menos, as¨ª lo percibe la mayor¨ªa de los votantes). En cambio, podr¨ªa constituir un l¨ªmite en convocatorias electorales m¨¢s institucionales y con m¨¢s contenido pasional, como las legislativas nacionales o las presidenciales francesas, lo cual arroja dudas respecto a la continuidad del ¨¦xito de este ovni pol¨ªtico. De hecho, la discusi¨®n no ha hecho m¨¢s que empezar entre las filas de los verdes franceses acerca de si repetir o no la experiencia de cara a la pr¨®xima cita electoral: las elecciones regionales de 2010.
A nuestro entender, el mensaje pol¨ªtico de Ecolog¨ªa Europea constituye su valor a?adido como propuesta electoral. Cohn-Bendit y sus aliados, en lugar de perderse en los rifirrafes dom¨¦sticos, abandonarse al anti-sarkozismo visceral o repetir los mantras de condena de los modelos ultraliberales como base de la crisis -que poco aportan en forma de soluciones originales para salir de ella- han sabido hablar de Europa, ligando las preocupaciones tradicionales de la izquierda en materia econ¨®mica y social con la dimensi¨®n medioambiental y ¨¦tica, apuntando en la direcci¨®n de un cambio de modelo radical, sin por ello recurrir a subidas de tono violentas o denigratorias.
El programa de Ecolog¨ªa Europea se presentaba bajo la forma de un contrato basado en nueve proposiciones con el objetivo de insuflar un nuevo esp¨ªritu en la Europa actual e indicar un nuevo modelo de sociedad. Resolviendo dos cuestiones en una: el camino hacia la salida de los abismos de la crisis, no s¨®lo econ¨®mica, en la que Europa parece haberse empantanado se construir¨ªa sobre bases duraderas y sostenibles.
Para alcanzar dicha finalidad, se proponen, asimismo, tres instrumentos a escala europea: la creaci¨®n de un Fondo Europeo de Cooperaci¨®n Ecol¨®gica y Solidaria, en sustituci¨®n del Pacto de Estabilidad y Crecimiento; un Consejo de Seguridad Econ¨®mica, Social y Financiera, responsable ante el Parlamento Europeo y que, en colaboraci¨®n con las tres instituciones comunitarias existentes, deber¨ªa jugar el papel de gobierno econ¨®mico y social para la zona euro, coordinando las pol¨ªticas de empleo, la fiscalidad, los planes de reconversi¨®n industrial y las pol¨ªticas comerciales; y, por ¨²ltimo, la activaci¨®n de un nuevo proceso constitutivo que deber¨ªa desembocar en un nuevo tratado que se someta a un refer¨¦ndum de aprobaci¨®n a escala europea.
Es evidente que a mayor ambici¨®n corresponde, al menos de momento, un mayor grado de indefinici¨®n de las propuestas, de manera que resulta m¨¢s ¨²til valorar su grado de innovaci¨®n que su factibilidad a corto plazo.
En conclusi¨®n, en unas elecciones europeas en las que los temas candentes de la agenda europea han sido tratados de forma marginal y en clave dom¨¦stica, en las que ha faltado por completo propuestas innovadoras, en unos Estados miembros en los que la crisis ha dejado a los partidos y l¨ªderes tradicionales empe?ados en el intercambio de est¨¦riles acusaciones y descalificaciones, la apuesta de Ecolog¨ªa Europea por un mensaje positivo y esperanzador quiz¨¢ nos ense?a que los ciudadanos europeos, o al menos un buen n¨²mero de ellos, a¨²n desean experimentar nuevas f¨®rmulas y un nuevo estilo de hacer pol¨ªtica. Pens¨¢ndolo bien, Francia sigue siendo un pa¨ªs en el que la pol¨ªtica todav¨ªa puede despertar la emoci¨®n y el inter¨¦s de la ciudadan¨ªa.
Andrea Lanaia es investigador del Institut Universitari d'Estudis Europeus.
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