La pol¨ªtica ¨²til
Tenemos un Parlament un poco triste. No es que est¨¦ triste, sino que es triste. Durante los a?os del pujolismo no se caracterizaba por sus iniciativas, su debate, ni su bullicio. Con Pujol las decisiones se tomaban en Palau y all¨ª se cocinaban. En el Parlament se comunicaban y aprobaban. S¨®lo la peculiar ¨¦pica pujolista y la brillante incorrecci¨®n pol¨ªtica de Alejo Vidal-Quadras, antes de enloquecer con el rentable tema de la lengua, procuraban alguna diversi¨®n.
Con Pasqual Maragall como presidente, el Parlament mejor¨® su tono vital. Una coalici¨®n necesitaba negociar, pactar y a la vez sus miembros quer¨ªan existir, diferenciarse, y la diversi¨®n fue continuada y las atracciones estuvieron abiertas -Dragon Khan incluido- durante algunos a?os. La negociaci¨®n del Estatuto convirti¨® los pasillos en un escenario y el sal¨®n de pasos perdidos en el camarote de los hermanos Marx.
Acostumbrados a la alta toxicidad pol¨ªtica catalana, la ley de Educaci¨®n es un ¨¦xito de la negociaci¨®n y la responsabilidad
Pujol introdujo en marzo de 1995 las sesiones de control que nos acercaban a los usos de las mejores democracias, pero han dado pocas grandes tardes parlamentarias. Ahora, el Parlament de Montilla se parece al presidente: hay bastante negociaci¨®n, bastante despacho, poca capacidad ret¨®rica, contenci¨®n y ninguna algarab¨ªa.
El Parlament cumpli¨® ayer su mejor funci¨®n aprobando una ley de pa¨ªs, con una mayor¨ªa poco com¨²n y con alegr¨ªa. La ley de educaci¨®n se aprob¨® con la mayor¨ªa de PSC, CiU y ERC; con ICV votando la ley s¨®lo parcialmente y con el PP y los dinamitados Ciutadans en contra.
Con una econom¨ªa en graves dificultades y un presidente del Gobierno espa?ol que pretende cambiar el modelo econ¨®mico por decreto, como si fuese resultado solamente de nuestros deseos y necesidades y no de nuestras capacidades y l¨ªmites, el Parlament aprob¨® una ley que mejorar¨¢ lo que deber¨ªa ser nuestra m¨¢xima prioridad: el sistema educativo.
Con objetivos de equidad, suficiencia, excelencia y corresponsabilidad, el consejero Ernest Maragall ha negociado una ley que refuerza la autonom¨ªa de los centros p¨²blicos oblig¨¢ndoles a la vez a tener un proyecto educativo de centro, fortalece el papel de los directores, crea una agencia de evaluaci¨®n y blinda el modelo ling¨¹¨ªstico. La ley esquiva la tercera hora de castellano y la Generalitat prev¨¦ el catal¨¢n como lengua vehicular adem¨¢s del aprendizaje del castellano y el ingl¨¦s. La realidad ling¨¹¨ªstica nos permitir¨ªa centrar el debate en las horas de ingl¨¦s o de chino, que son las verdaderamente relevantes para nuestra competitividad, pero estar¨ªamos en otro planeta. El debate en el Parlament no ahorr¨® una intensa intervenci¨®n del diputado Robles sobre la "exclusi¨®n" del castellano, la "gente c¨®mplice y su silencio culpable" y augurar el cumplimiento de la ley "como los talibanes con el l¨¢tigo imponiendo las buenas costumbres" y formando "el esp¨ªritu nacional". Son unas palabras que explican la distancia de Ciutadans del mundo real y que ayudan a entender su situaci¨®n parlamentaria.
La fragilidad del Gobierno se evidenci¨® con el voto de ICV contra "la columna vertebral" de la ley, que consider¨® contraria a la cohesi¨®n social, privatizadora del sector, contraria a las competencias locales, retr¨®grada en el apoyo a los colegios concertados favorables a la separaci¨®n por g¨¦nero. Como dijo Dolors Camats: "una ocasi¨®n perdida". Pues eso. Una ocasi¨®n perdida para la cohesi¨®n del Gobierno y un gui?o a la parroquia.
Acostumbrados al alto grado de toxicidad pol¨ªtica catalana, esta ley es un ¨¦xito de la negociaci¨®n, la tenacidad y la responsabilidad. Ernest Maragall se ha expuesto pol¨ªticamente y con tes¨®n y, a pesar de no pertenecer precisamente al cuerpo diplom¨¢tico, ha llevado la ley hasta un acuerdo amplio. ?De cu¨¢ntos consejeros podremos decir lo mismo cuando finalicen su mandato?
Artur Mas ha sabido pactar una ley fundamental desde la oposici¨®n y con habilidad no perdon¨® la foto. ?D¨®nde estaban, en cambio, las hormigas trabajadoras de ERC a la hora del premio? Pero Mas desconcierta. Es el mismo que hace unos d¨ªas advert¨ªa a Madrid con echarse al Montseny con el trabuco mientras que sus socios no descartan votar los Presupuestos para evitar dejar al Gobierno central en una posici¨®n inc¨®moda cuando presida la Uni¨®n Europea.
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