La gripe asesina es invisible en Madrid
Mohamed le podr¨ªa haber dicho al fantasma de Dalila Mimouni lo que Rafael Alberti al de Federico Garc¨ªa Lorca: no has tenido tu muerte, la que a ti te tocaba. Porque da la impresi¨®n de que el destino de esa joven de 20 a?os, que hab¨ªa venido a Espa?a desde Marruecos, hace 18 meses, a buscar una vida mejor, no era el de acabar sus d¨ªas en el hospital Gregorio Mara?¨®n y saltar a los titulares m¨¢s negros de los peri¨®dicos como la primera v¨ªctima del virus H1N1. Entrar en un hospital es meterse en un laberinto al que unas veces los m¨¦dicos le encuentran la salida, y otras veces no. ?se fue el caso de Dalila, esa chica con nombre de canci¨®n a la que ahora se le ha puesto f¨²nebre la m¨²sica, my, my, my, Delilah / why, why, why, Delilah. / I could see that girl was no good for me / but I was lost like a slave that no man could free, eso se repetir¨¢ Mohamed, su marido espa?ol, pero sin pasar nunca de los dos primeros versos, mi, mi, mi Dalila, por qu¨¦, por qu¨¦, por qu¨¦...
Mohamed no entiende qu¨¦ ha pasado, por qu¨¦ es viudo a los 21 a?os; por qu¨¦ los doctores no fueron capaces de curar a su esposa; por qu¨¦ una enfermedad tan peque?a como una gripe acaba con una atleta llena de salud; por qu¨¦ la mandaron una y otra vez a casa cuando casi no pod¨ªa ni andar; por qu¨¦ no vieron esa maldita gripe que es noticia de primera plana desde hace tanto tiempo, ese maldito virus H1N1... "No tuviste tu muerte, la que a ti te tocaba. / Malamente, a sabiendas, equivoc¨® el camino. / ?Ad¨®nde vas? Gritando, por m¨¢s que aligeraba / no par¨¦ tu destino". ?A sabiendas? ?Tu destino? No, hay algo que no encaja.
Mohamed llev¨® demasiadas veces al hospital a Dalila, y tal y como ¨¦l lo cuenta, parece raro que un paciente pueda ir en tres ocasiones a urgencias, que no lo ingresen y que a la cuarta lo manden directamente a la UCI, pase ah¨ª 15 d¨ªas y no sobreviva. ?l dice que su mujer no pod¨ªa ni andar, que ten¨ªa casi 39 grados de fiebre y que, con todos esos s¨ªntomas, le recetaron paracetamol y un antibi¨®tico para la tos; que volvi¨® a llevarla, le hicieron unas pruebas y volvieron a darle el alta con un diagn¨®stico que hablaba de una crisis asm¨¢tica y una infecci¨®n respiratoria. Y no era eso, y la muerte que no era suya se llev¨® de este mundo a esa muchacha que estaba embarazada y viv¨ªa en Moratalaz y apenas hablaba espa?ol y le gustaba correr y compet¨ªa en 1.500 metros y su madre se llamaba Aziza y su hijo se llama Ryan pero nada m¨¢s, porque ya no habr¨¢ m¨¢s ¨ªes, ni m¨¢s futuro mejor, why, why, why, Delilah.
Dicen en la Comunidad de Madrid que la sanidad madrile?a funciona como un reloj, que no hay listas de espera ni enfermos en los pasillos. Pero Delila nunca ver¨¢ a su hijo Ryan. Pero su marido, que estudiaba para polic¨ªa local, est¨¢ tan destrozado que dice que va a dejar de ir a la academia. Pero uno lee en los diarios que la gente que no deber¨ªa de morir se muere, y a la gente que no puede parar de morirse se le quiere negar el derecho a hacerlo sin dolor, con los menores padecimientos posibles, qu¨¦ m¨¢s da, si uno tira la bomba en el Severo Ochoa, deja algunas reputaciones rotas y luego se va a la playa.
Pues miren, no, la verdad es que no, que esto no funciona y que es raro que algo tan presente a simple vista como el maldito virus H1N1 sea invisible bajo los microscopios. Pero no creo que se preocupen demasiado por este tema, la v¨ªctima es demasiado humilde y si la cosa se complica, le echar¨¢n la culpa a los m¨¦dicos, que sin duda no han hecho bien su trabajo, como antes se la echaron a los polic¨ªas que no encontraban a Al Qaeda en el 11-M, o a los militares que no les aplaud¨ªan la coartada del Yak 42, etc¨¦tera. La negligencia es terrible, porque a menudo acaba en un ata¨²d, pero ?d¨®nde tiene el principio? A lo mejor en la falta de medios. A lo mejor en el exceso de trabajo. A lo mejor lo peor est¨¢ a¨²n por llegar, si en todos los casos de gripe asesina que vengan se va a actuar del mismo modo.
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