Eterna melancol¨ªa sexual
Existe un arraigado prejuicio, tanto en el p¨²blico como en la cr¨ªtica, que parece condenar a la comedia a una suerte de segunda divisi¨®n -el porno ser¨ªa otro ejemplo- que parece inapropiado valorar en t¨¦rminos de excelencia. Ojal¨¢ ese bloqueo mental no atenuara el entusiasmo que, en la modesta opini¨®n de este cr¨ªtico, merece generar el tonificante debut del antes cortometrajista -con nominaci¨®n al Oscar- Borja Cobeaga. Pagafantas se ajusta sin afanes de ruptura a las convenciones de la comedia, pero se distingue por un infrecuente equilibrio entre el profundo conocimiento de la tradici¨®n y el di¨¢logo -no siempre complaciente- con las m¨¢s sofisticadas variantes contempor¨¢neas. Cobeaga no es un director que hace comedias: es alguien con el muy an¨®malo don de comprender la esencia de un g¨¦nero que destila en formas leves una visi¨®n compleja, y dolorosa, del ser humano entendido como ente rid¨ªculo y anti-¨¦pico. Hay que subrayarlo: Pagafantas no es s¨®lo una buena comedia. Como tal, es tambi¨¦n una pel¨ªcula extraordinaria.
PAGAFANTAS
Direcci¨®n: Borja Cobeaga. Int¨¦rpretes: Gorka Otxoa, Sabrina Garciarena, ?scar Ladoire, Juli¨¢n L¨®pez, Kiti Manver, Mar¨ªa Asquerino. G¨¦nero: comedia. Espa?a, 2009. Duraci¨®n: 80 minutos.
Si la Claudette Colbert de Medianoche (1939) desembarcaba en la trama a bordo de un vag¨®n nocturno, aqu¨ª Sabrina Garciarena surge de un contenedor de basura para convertir la vida de Gorka Otxoa en algo mucho m¨¢s interesante -y miserable- de lo que parec¨ªa augurar su deriva post-adolescente en un Bilbao transformado, gracias a la precisa direcci¨®n art¨ªstica de Jos¨¦ Luis Arrizabalaga y Biaffra, en un estado del alma. El parentesco con el esp¨ªritu de la screwball comedy parece claro desde este arranque, aunque Cobeaga tambi¨¦n tiene el buen gusto de contar a Richard Quine entre sus referentes. La mec¨¢nica narrativa -que somete al antih¨¦roe masculino a un crescendo de humillaciones emocionales: casi unas Olimpiadas del patetismo- puede recordar al modelo Apatow: como ¨¦l, Cobeaga sabe que son los actores quienes hacen la comedia y que, por tanto, no hay gloria sin complicidad -Garciarena y Otxoa est¨¢n sensacionales, pero tambi¨¦n Juli¨¢n L¨®pez, Kiti Manver y un rescatado ?scar Ladoire-, pero, al contrario que el director de L¨ªo embarazoso (2007), el donostiarra opta antes por el rigor de lo sustractivo que por la autoindulgencia hipertr¨®fica.
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