La nena torera
Si hay un restaurante en Barcelona con tradici¨®n literaria no hay duda de que ¨¦ste es Casa Leopoldo. Y en este local del Raval que fue y ha dejado de ser, frente a unas gambitas, est¨¢bamos hace unos d¨ªas algunos compa?eros de la prensa dispuestos a escuchar las historias de amor y muerte de su propietaria, Rosa Gil, "la nena", como la llaman los viejos clientes. Naci¨® en la temerosa Barcelona de 1947 all¨ª mismo, en lo que a¨²n era una casa de comidas fundada por su abuelo har¨¢ ahora 80 a?os. "?l me dec¨ªa: 'Rosa, no olvides que todos los que entran aqu¨ª vienen a pas¨¢rselo bien. No tienes que abrir la boca ni sobre pol¨ªtica, ni sobre religi¨®n ni sobre f¨²tbol". Los tres temas con los que se pierden amistades, vaya.
Pero, a?ade luego, de toros s¨ª se pod¨ªa hablar. Y vaya si se hablaba. L¨®gico porque su padre, Germ¨¢n Gil, fue torero, y tambi¨¦n lo fue su marido, el portugu¨¦s Jos¨¦ Falc¨®n, con el que se cas¨® enamorada aunque ¨¦l la pidi¨® en matrimonio como favor y adivirti¨¦ndola de que no la quer¨ªa. Ocho meses despu¨¦s, una tarde de agosto de 1974, un toro llamado Cucharero lo mat¨® de una cornada en la Monumental, pero, dice ella, entonces ya la quer¨ªa. Se lo habr¨ªa ganado a pulso porque, cuenta con una sinceridad que casi da pudor, le aguant¨® muchas "faenas", entre ellas la de dejarla sola y embarazada para irse con unas amigas por ah¨ª el mismo d¨ªa en que estall¨® la Revoluci¨®n de los Claveles en Portugal. "Gr?ndola, vila morena/ terra da fraternidade...", cantaba ella mientras el torero hac¨ªa el golfo... Esta mujer tiene una historia y, como lo sab¨ªan todos, ya tiene un libro que le ha escrito Arturo San Agust¨ªn y publica El Aleph. Se presenta el lunes en el Romea con un recital de boleros, coplas, tangos y fados. Las m¨²sicas de su vida.
Y ma?ana, seguramente, se la ver¨¢ en la Monumental. "Ahora s¨®lo voy a la plaza si torea Jos¨¦ Tom¨¢s, Morante de la Puebla o Cayetano Rivera; los dem¨¢s me aburren, me parece todo una vulgaridad". Y es que, dice, "a la fiesta no hace falta que la maten porque se muere sola. El mundo de los toros est¨¢ en total decadencia en todas partes, no s¨®lo en Barcelona".
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