Con Cervantes en los talones
Al alcala¨ªno Cervantes, su ciudad natal, desde los a?os ochenta, como m¨ªnimo, le est¨¢ rindiendo honores perpetuos. ?Y cu¨¢l es la mejor manera de rendir un homenaje a Cervantes, un taladrador de mares curtido en Lepanto por tres arcabuzazos turcos encajados en el pecho y en la mano izquierda?
El mejor modo de venerarle es, como hace Alcal¨¢ de Henares, abrir metros y metros de zanjas que, en incordio urbano, son lo m¨¢s parecido a una batalla naval. Desde 1982, el a?o en que empec¨¦ a pasar con frecuencia por Alcal¨¢, hasta ayer mismo, en que circul¨¦ por la autov¨ªa a la altura de esta ciudad, siempre me he topado con alguna obra en la carretera. Felicito, pues, al Ayuntamiento de Alcal¨¢ porque honra a su hijo m¨¢s egregio, como ¨¦l se merece, construyendo carreteras d¨ªas y noches, semanas y meses, a?os y lustros porque, hasta donde llega mi control de obras, que se remonta a octubre de 1982, han volado con las golondrinas de B¨¦cquer, quien, por cierto, gast¨® una exquisita prosa cervantina, ya casi seis lustros.
El soneto 'Al t¨²mulo del rey Felipe II en Sevilla' es una de las joyas de nuestra poes¨ªa
Iba, pues, el lunes pasado, pensando en Cervantes rumbo a una ciudad, de cuyo nombre no debo acordarme, porque queda fuera del ¨¢mbito de la Comunidad de Madrid y aqu¨ª hay que ce?irse al feudo de nuestra presidenta do?a Esperanza Aguirre. E iba pensando en el autor de Los trabajos de Persiles y Segismundo, la novela bizantina que ¨¦l dej¨® in¨¦dita y que public¨® p¨®stuma su viuda, Catalina de Salazar, porque iba a dar una charla sobre su vida y obra, cuando me top¨¦, por primera vez en esta semana, con las obras en la autov¨ªa a la altura de Alcal¨¢ y no pude dejar de preguntarme: ?c¨®mo fue la infancia de Cervantes? ?C¨®mo era la casa en que naci¨® en 1547? ?Se hab¨ªan ya entonces inventado los metros cuadrados o se med¨ªan las casas por palmos? Eran demasiadas preguntas para responderlas al volante que, al igual que una buena praxis no tolera el menor error te¨®rico, ¨¦l -el volante, claro- tampoco consiente la menor distracci¨®n en el conductor y decid¨ª, por precauci¨®n, saltarme la infancia y la adolescencia cervantinas, de las que tan poco saben incluso sus magn¨ªficos bi¨®grafos Jean Caravaggio, el autor de Cervantes, una excelente biograf¨ªa publicada por Colecci¨®n Austral, y Antonio Rey y Florencio Sevilla, los autores de Cervantes. Vida y literatura, otra joya biogr¨¢fica publicada por Alianza Cien.
Cervantes y Shakespeare fueron dos escritores que jugaron con ventaja: no cursaron estudios universitarios. Mientras sus colegas perd¨ªan muchas horas en la universidad, Cervantes, por ejemplo, como ¨¦l mismo nos cuenta, iba leyendo los papeles que recog¨ªa del suelo en las calles y as¨ª se fue haciendo una s¨®lida cultura que fue suficiente para ir despu¨¦s desbancando, en el terreno art¨ªstico, uno a uno, a todos los colegas con los que compet¨ªa. Pero leer papeles de la calle conlleva tambi¨¦n el peligro de cogerle demasiada afici¨®n a los textos y, al final, Cervantes, tambi¨¦n sucumbi¨® a la tentaci¨®n acad¨¦mica. En 1566 la familia de Cervantes -quien entonces ten¨ªa 19 a?os-, se establece en Madrid y, por esas fechas, el futuro poeta conoci¨® a Juan L¨®pez de Hoyos, un erasmista moderado. En 1568 L¨®pez de Hoyos comenz¨® a regentar el Estudio de la Villa de Madrid, situado en el Pretil de los Consejos. En el oto?o de 1569 Cervantes debuta como poeta. L¨®pez de Hoyos dio a la imprenta una Historia y relaci¨®n de la enfermedad, muerte y exequias de do?a Isabel de Valois, la tercera esposa de Felipe II. En esta obra miscel¨¢nea, compilada por L¨®pez de Hoyos, figuran cuatros poemas de Cervantes, a quien su maestro llama "nuestro caro y amado disc¨ªpulo". Cervantes publica un soneto-epitafio, cuatro redondillas, una copla castellana y una eleg¨ªa en tercetos. Estos poemas tienen dignidad ret¨®rica y revelan que Cervantes es un buen lector de la l¨ªrica tradicional y que tambi¨¦n ha le¨ªdo la poes¨ªa italianizante de Bosc¨¢n y Garcilaso. La poes¨ªa de Cervantes nunca se saldr¨¢ de las pautas tradicionales y garcilasistas.
En estos poemas primerizos Cervantes, como Teresa de ?vila e Ignacio de Loyola, siente devoci¨®n por su rey, Felipe II. Cuando Cervantes madura como persona y como escritor, termina sintiendo desprecio por Felipe II, cuya administraci¨®n llev¨® al Estado, en cuatro ocasiones, a la bancarrota. El soneto Al t¨²mulo del rey Felipe II en Sevilla, que, tan justamente, Cervantes consideraba "la honra principal de mis escritos", es una de las joyas de nuestra poes¨ªa. Es un soneto de una gracia demoledora contra Felipe II. Cavafis ha escrito algunos de los mejores poemas hist¨®ricos del siglo XX. Pero ning¨²n poema hist¨®rico de Cavafis es, en calidad po¨¦tica, superior a este excelso soneto cervantino. Y todav¨ªa hay genios que dicen por ah¨ª que Cervantes era un mal poeta.
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