Dei¨¤ o el arte del idilio
Un enclave al norte de Mallorca cuyo secreto prestigio sigue vivo
La revista Forbes, conocida por sus listas de millonarios, ha elegido a Dei¨¤, en Mallorca, como uno de los "10 lugares de Europa m¨¢s id¨ªlicos para vivir". ?Ser¨¢ cierto por una vez?, me pregunto mirando por la ventana de casa, a trav¨¦s de uno de esos cristales antiguos que distorsionan pict¨®ricamente el paisaje. Veo la iglesia de Dei¨¤, que desde aqu¨ª parece una abad¨ªa medieval aislada en las estribaciones de una monta?a. Podr¨ªa estar en la Toscana o en Grecia. Mirando por la ventana de la izquierda veo el mar encajado entre el cielo alto y los bancales de olivos que descienden escalonados. S¨®lo una casa, Son Bujosa, se?alada por el penacho de una palmera. Los paisajes de una y otra ventana podr¨ªan pertenecer a lugares diferentes. El de la costa es casi id¨¦ntico al que ve¨ªa mi abuelo cuando estuvo aqu¨ª por primera vez en los pasados a?os veinte. Para ¨¦l, es verdad, este paisaje era el decorado de un idilio. La representaci¨®n en el alma de la paz y el amor. Desde que lo vio le fue fiel: regres¨® siempre, lo hizo suyo. A un tiro de piedra, tambi¨¦n por aquellos a?os otro hombre de su edad que a su vez hab¨ªa hecho la guerra decid¨ªa algo parecido sintiendo lo mismo. Se llamaba Robert Graves y era poeta.
Por entonces Dey¨¢, como antes se escrib¨ªa, gozaba de un secreto prestigio en Europa. Su belleza y su especial atm¨®sfera ya hab¨ªan sido adoptados d¨¦cadas atr¨¢s por el archiduque Luis Salvador, de la casa imperial austro-h¨²ngara. El noble hab¨ªa comprado varias fincas (entre ellas Miramar, donde Ram¨®n Llull fund¨® su c¨¢tedra de lenguas orientales) y se hab¨ªa establecido en Son Marroig, sobrio palacete que mira a la Foradada. Su prima Sisi le visit¨® all¨ª, adem¨¢s de otros personajes ilustres. Si la extra?a pareja Sand-Chopin puso en el mapa la vecina y altiva Valldemossa, Luis Salvador y luego Graves tuvieron la culpa de que el nombre de Dei¨¤ empezase a sonar.
Hasta los a?os cincuenta el pueblo de la costa norte languideci¨® en su esplendor rec¨®ndito. Para mi abuelo esos fueron los mejores a?os, aunque duros. Dei¨¤ era un lugar de trabajo extenuante (el olivar, la monta?a) y de feliz descanso veraniego para algunas pocas familias de la ciudad, entre ellas la nuestra. Entonces regres¨® Graves con los suyos tras el largo par¨¦ntesis de las guerras, cuando vag¨® de aqu¨ª para all¨¢ nost¨¢lgico de las "albas perezosas" y el olor nutricio de la le?a de olivo. Tambi¨¦n para ¨¦l aqu¨¦llos fueron los mejores a?os. El ¨¦xito de Yo, Claudio le permiti¨® escribir poes¨ªa y vivir tranquilo dedicado a la Diosa Blanca. Empezaron a venir extranjeros atra¨ªdos por rumores de para¨ªso, convirtiendo poco a poco Dei¨¤ en un islote de tolerancia y placer parecido a Formentera. Cuando yo ten¨ªa 4 a?os la colonia for¨¢nea de artistas, m¨²sicos y hippies en general ya era numerosa. La pintura, la m¨²sica, la poes¨ªa, el pensamiento: el lugar era un caldo de cultivo de paz y amor. Una org¨ªa perpetua. A la mayor¨ªa Dei¨¤ les sentaba divinamente, lo mismo que hab¨ªa pasado con Luis Salvador, Graves y mi abuelo, cada uno a su manera. No deseaban vivir en otro lugar, aunque muchos iban y ven¨ªan de Londres, Par¨ªs o Nueva York.
?Por qu¨¦? Nadie lo sabe, nadie ha logrado definirlo. Se dice que quien bebe del agua de la fuente de Dei¨¤ queda cautivo. Conozco personas muy sensibles que a los pocos d¨ªas de estar aqu¨ª han salido corriendo porque la monta?a (un muro inmenso que nos separa del resto del mundo) les enloquec¨ªa. Algunos, sin embargo, sobrevivieron al v¨¦rtigo inicial, se quedaron y tuvieron hijos. Lo cierto es que, siguiendo con la historia, en los a?os ochenta ya han brotado muchas casas nuevas en torno al pueblo y la costa de Lluch Alcari. Ediles y especuladores viven tiempos dulces. Richard Branson compra dos fincas y construye La Residencia, hotel de lujo. Aparece Michael Douglas, de la mano de la risue?a Diandra. El pueblo prospera, expandi¨¦ndose. Abren nuevos restaurantes. Se alzan voces de alarma. Algunos se van, otros regresan.
Y mientras las cosas cambian la gente del pueblo intenta conservar su diversa identidad colectiva, convencidos de que este paraje agreste es el mejor lugar del mundo para vivir. Catalina de C'an Dei¨¤ cuida su huerto en torno al torrente que horada el Clot; Tomeu poda los olivos retorcidos en el misterioso huerto de son Bau?¨¤; Jaume, nieto del barbero, repara los tejados de las casas y las paredes de piedra seca; Carl Mansker compone solos para piano en el castillo; Bob Bradbury pinta tapices orientales con la paciencia y el m¨¦todo de un monje medieval; envuelto en luz, Matti Klarwein hace el amor a cien v¨ªrgenes con su pincel.
El mar visitador
?Reconocer¨ªan hoy Graves y mi abuelo al Dei¨¤ de hoy desde sus casas a ambos lados de la garganta que desemboca en la cala? No me cabe duda que s¨ª. Lo esencial sigue ah¨ª: los olivos tristes, la monta?a constrictora, el mar visitador. La vida sigue siendo felizmente dura. En invierno la humedad arraiga en el hueso. Y en verano el xaloc, que gira como un derviche encendido, nos asfixia. Pero tenemos d¨ªas transparentes en oto?o y las quietas tardes de enero, con la monta?a velada por el sudario de la niebla que baja hasta el cementerio. Y el silencio tenso de las noches de luna. Y el tiempo que gotea, ligero y lento, con las campanadas de la iglesia y nos centra en el espacio en que vivimos.
No s¨¦, quiz¨¢ el idilio hay que llevarlo dentro. Los que vengan aqu¨ª buscando un lugar id¨ªlico habr¨¢n de hacerse un hueco entre las piedras de los bancales, acostumbrarse a las exigencias de un mundo cerrado y obsesivo. Como nos ha pasado a todos. El ¨²nico idilio es vivir de manera acorde a qui¨¦nes somos y de d¨®nde venimos.
? Jos¨¦ Luis de Juan es autor de la novela Sobre ascuas (Destino).?
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Gu¨ªa
C¨®mo llegar
Dei¨¤ se encuentra a 34 kil¨®metros de Palma de Mallorca.
Visitas
? Ca n'Alluny / Fundaci¨® Robert Graves (www.fundaciorobertgraves.com; 971 63 61 85). Carretera de S¨®ller, kil¨®metro 1. Abre de 10.00 a 17.00. Entrada, 5 euros.
? Hotel La Residencia (www.hotel-laresidencia.com; 971 63 90 11).
?Informaci¨®n
Turismo de las Islas Baleares (www.illesbalears.es).
? Festival Internacional de Dei¨¤ (www.dimf.com; 678 98 95 36). Conciertos los jueves hasta finales de septiembre.
? Oficina de Turismo de Valldemossa (971 61 20 19).
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