Una playa llamada Super Paradise

Combinando una generosa dosis de su pasado glamuroso y hedonista con una nueva realidad de alojamientos lujosos, gastronom¨ªa de fusi¨®n y un buen servicio, Miconos se ha convertido en un destino casi obligatorio para los trotamundos, la mayor¨ªa de los cuales nunca se habr¨ªan imaginado hace unos a?os que se ver¨ªan arrastrados a ella. Paramuchos, Miconos quedaba descartada por ser un clich¨¦: demasiado tur¨ªstica, demasiado gay, demasiado lejos de sus d¨ªas de gloria, cuando Jackie Onassis pod¨ªa dejarse caer por all¨ª.

Pero en los ¨²ltimos a?os, los cruceros que visitan la isla comparten sus aguas con una flotilla de yates que transportan a una entusiasta multitud de extranjeros ricos que van desde dise?adores y modelos hasta pilotos de F¨®rmula 1 y sus s¨¦quitos con ganas de fiesta.

"Hay muchas islas griegas que pueden ofrecer escapadas id¨ªlicas de un tipo u otro", dice la modelo Evelina Papantoniou, primera dama de honor del concurso de Miss Universo de 2001, de fiesta con unos amigos en el elegante bar Astra, en pleno centro del casco viejo. "Pero Miconos es la ¨²nica que puede d¨¢rtelo todo: las playas y el mar, los bares, los restaurantes y las fiestas, las tiendas fabulosas y, lo m¨¢s importante, la gente".

Aunque Chora, la principal ciudad de la isla, no tenga posibilidades de ganar ning¨²n concurso de belleza, sin duda es una candidata ideal a Miss Simpat¨ªa. Es dif¨ªcil imaginar una ciudad m¨¢s amigable y coqueta. Varios restaurantes nuevos han a?adido un nuevo toque a la mezcla gastron¨®mica. Entre los que ahora est¨¢n de moda se encuentran Te Maerio, una informal taberna popular entre la gente de la localidad por sus platos sencillos y amable servicio, y el asador argentino Uno con Carne, ubicado en el sorprendente espacio art d¨¦co del antiguo cine al aire libre.

El blanqu¨ªsimo hotel Belvedere, situado justo sobre la ciudad, es el paradigma de la elegancia de Miconos, especialmente desde que en 2004 inaugur¨® el restaurante Nobu, al borde de la piscina. El verano pasado a?adieron otro restaurante llamado Club Belvedere, en el que destaca la cocina de fusi¨®n del famoso chef griego-australiano George Calombaris. El ambiente de la piscina del Belvedere tiene fama de conseguir que los invitados renuncien a darse una vuelta por la ciudad o la playa.

Para los que se animan a salir, la isla ofrece docenas de playas de arena blanca acariciadas por aguas de color turquesa. Cada una ha desarrollado su propio ambiente. La mayor¨ªa tiene al menos un restaurante, que puede ser desde una sencilla taberna de estilo familiar hasta un ultramoderno sal¨®n del que manan m¨²sica de baile y potentes c¨®cteles para quienes toman el sol, nadan, bailan o simplemente se exhiben sobre la arena.

Esto es especialmente habitual en el sur, donde playas como Paradise y Super Paradise han conquistado a una entusiasta multitud de seguidores j¨®venes (o j¨®venes de esp¨ªritu). Aunque la cercana playa de Elia empieza a hacerle la competencia, Super Paradise tiene fama desde hace mucho tiempo de ser una de las principales playas gay de la isla. "As¨ª es Miconos: es divertido, es estridente, es como se supone que debe ser", remacha Eugenia Chandris, de la empresa de hoteles y barcos Chandrises, cuya casa tiene vistas sobre la playa.

Un secreto a voces: Kiki's

Quienes busquen un poco m¨¢s de tranquilidad pueden dirigirse al norte, hacia Agios Sostis, una extensi¨®n de arena situada en la entrada de la enorme bah¨ªa de Panormos. Sobre la playa, escondido tras una muralla de piedra y resguardado del sol por ¨¢rboles y parras, est¨¢ uno de los secretos m¨¢s famosos de la isla: Kiki's. Es un restaurante sin carteles, sin tel¨¦fono y abierto s¨®lo a mediod¨ªa, pero merece la pena esforzarse por encontrarlo y esperar todo lo que haga falta por un asiento en el que puede que sea uno de los restaurantes costeros m¨¢s id¨ªlicos del mundo. La magn¨ªfica vista del mar combina con la sencilla y r¨²stica carta: ensaladas de lentejas y alcachofas o pasta con at¨²n y tomates cherry, seguidas por un pulpo a la parrilla o una pechuga de pollo acompa?ada por queso feta y tomates secados al sol.

Tambi¨¦n es muy popular Ai Yianni, en la playa orientada al oeste de Agios Ioannis, donde se grab¨® parte de la pel¨ªcula Shirley Valentine. Hace poco, la revista Gourmet le ha concedido a este restaurante el t¨ªtulo de mejor taberna de la isla y su propietario, Nikolas Xydakis, que hered¨® el negocio de sus padres, quienes le enviaron a estudiar a la elitista escuela de hosteler¨ªa Les Roches en Lausana, es la nueva cara de la mejorada hospitalidad de la isla.

"Hace 30 a?os, si ten¨ªas una propiedad frente a la playa como ¨¦sta, abr¨ªas un restaurante, pero nadie se preocupaba por la calidad", afirma. El verano pasado sum¨® el sushi al m¨¢s habitual saganaki del men¨², y el pescado es dif¨ªcil que sea m¨¢s fresco, ya que ¨¦l mismo sale cada ma?ana con un arp¨®n. "Eso no me lo ense?aron en Suiza", dice.

Pero la propiedad inmobiliaria m¨¢s codiciada de toda la isla ahora mismo tienen que ser las tumbonas alineadas en la playa de Psarou delante del restaurante Nammos, que suministra botellas de Cristal a 1.450 euros y langosta a la parrilla a 110 euros el kilo a lo m¨¢s selecto de la jet set, muchos de cuyos miembros llegan en yate y son transportados hasta la orilla en esquifes de caoba. Nammos tambi¨¦n sirve unos tallarines con pez escorpi¨®n por el m¨®dico precio de 26 euros, pero la cosa no va por ah¨ª. La gracia est¨¢ en el consumo ostentoso, y el encalado interior del restaurante es el fondo perfecto para los intensos bronceados, las gafas de sol de dise?o y las car¨ªsimas joyas, todo lo cual se muestra en abundancia.

"El hecho de estar en una playa y ver camareros tan espectaculares abri¨¦ndose camino entre las tumbonas con champ¨¢n y sushi es de lo m¨¢s decadente y sexy", dice Alex Gladstone, un banquero de Londres que ha comido en Nammos tres veces en una semana. Fuera de la arena, Nammos tambi¨¦n ofrece instalaciones como un balneario de d¨ªa, una peluquer¨ªa y una sucursal de la elegante boutique Luisa, por si alguien se ha dejado el traje de fiesta de Missoni en el compartimento del avi¨®n.

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