La fuente de nuestra memoria
La memoria de nuestro pa¨ªs est¨¢ hecha de desgarrones, somos un pa?o precario con manchas, agujeros y grandes desgarrones. La experiencia de estos a?os de democracia nos ha ense?ado cosas, hemos comprobado que la pol¨ªtica no tiene memoria, no puede tenerla, y que la historia tiene due?os y ¨¦stos no son los perdedores. La figura de Adolfo Su¨¢rez es un cruel ejemplo, el falangista que atraves¨® el desierto y no pudo reinar en la tierra prometida. Pero tambi¨¦n el Partido Comunista fue una v¨ªctima de la historia. En Galicia se puede decir que pereci¨® antes, el PCG se constituy¨® como organizaci¨®n aut¨®noma en el a?o 68 y en buena medida la recuperaci¨®n del galleguismo republicano es m¨¦rito suyo, pero fue derrotado ideol¨®gicamente por la UPG y fue quedando al margen. Hoy la lucha de sus militantes por las libertades y por el autogobierno gallego est¨¢ olvidada, es como si no hubiese existido.
Hoy aqu¨ª nadie recuerda ni hace suya la masiva movilizaci¨®n de aquellos a?os por la autonom¨ªa
Pero el olvido de los derrotados es ley universal, tambi¨¦n la derecha tiene a sus olvidados. Comprobamos c¨®mo est¨¢n olvidados pol¨ªticos que merecer¨ªan nuestra memoria, como Antonio Ros¨®n, que teniendo un sombr¨ªo pasado de derecha franquista apost¨® con sinceridad y mucha valent¨ªa por el autogobierno nacional de Galicia. O Meil¨¢n Gil, que de procurador en Cortes franquistas pas¨® a constituyente y defendi¨® el reconocimiento de Galicia como "nacionalidad".
Este a?o s¨ª que se record¨® a Ram¨®n Pi?eiro, su cortes¨ªa envolv¨ªa un alma tensa y en agon¨ªa, fue valiente y sincero pero le falt¨® serenidad y generosidad. Inevitablemente nos despertar¨¢ m¨¢s simpat¨ªa Otero Pedrayo, capaz de comprender a unos y a otros, capaz de comprender al exilio y tambi¨¦n a Pi?eiro; porque el exilio no entr¨® a formar parte ni de nuestro presente ni de nuestra memoria, aquella gente son fantasmas. Y al recuperar la libertad Galicia tuvo a Pi?eiro, y el trabajo de los galleguistas culturalistas fue muy meritorio, pero el pi?eirismo tambi¨¦n cre¨® la figura del "galleguista profesional" que desde las instituciones sirve para avalar al poder, haga lo que haga. Pero dentro del galleguismo no s¨®lo el exilio fue borrado, desplazado por un galleguismo diluido y l¨ªquido, incluso galleguistas del interior, como Paz Andrade, no constan en la memoria que se ha ido construyendo estos a?os. Pero Castelao habr¨ªa suscrito "Galicia como tarea".
Los galleguistas debieran desear un pa¨ªs extenso, diverso y rico interiormente; sin embargo, es ah¨ª donde mayor es el encono sectario, donde m¨¢s se busca liquidar al rival. No tiene sentido negar los trabajos y los logros del galleguismo cultural y de Pi?eiro, pero comprobamos que su figura es utilizada como si fuese la de un fantasma que se traga los trabajos y logros de tantas personas y organizaciones. Con motivo de celebrar su figura hemos o¨ªdo y le¨ªdo declaraciones que pr¨¢cticamente le atribu¨ªan a ¨¦l la consecuci¨®n de la autonom¨ªa. Igual que se le atribuye la Lei de Normalizaci¨®n Ling¨¹¨ªstica o cualquier otra cosa, nada que ver con lo que figura en los libros de sesiones de nuestro Parlamento o en las hemerotecas y nada que ver con la realidad. Esas y otras conquistas son el fruto, por un lado, de la lucha antifranquista y, por otro, de la actitud constructiva de la mayor¨ªa de las fuerzas pol¨ªticas en aquellos primeros a?os de la democracia y la autonom¨ªa. La fingida ignorancia de quien sepulta el recuerdo de Unidade Galega o el PSG-Esquerda Galega es rid¨ªcula, transforma en brujos arteros a los que fingen olvido. Es pretender que desaparezcamos de la historia de Galicia cientos de miles de personas que nos manifestamos en las calles de todas las ciudades gallegas para exigir autonom¨ªa, hace ahora treinta a?os. Sepultar la lucha por la autonom¨ªa, "a Aldraxe", es cortar lo mejor de nuestra memoria colectiva, un momento de dignidad nacional que nos debe dar orgullo.
La lucha por la autonom¨ªa en aquellos a?os decisivos no forma parte de la memoria oficial del nacionalismo, tampoco forma parte de la del PP y tampoco de la del PSdeG, est¨¢ olvidada. Aquella masiva movilizaci¨®n reivindicando el reconocimiento nacional fue calificada en Madrid como "de los caciques" y hoy aqu¨ª nadie la recuerda ni la hace suya. Sin embargo, es en ese lugar y momento y son esos cientos de miles quienes sustentan y refundan la existencia de este pa¨ªs, que ahora quieren recortar los que ignoran y nos niegan. Por mi parte me alegro de haber estado entonces all¨ª y me siento orgulloso de toda aquella gente.
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