Est¨¦tica tirana
Ropas libres. Cuerpo bajo control. ?sta es la paradoja. La moda es hoy plural, variopinta, aut¨®noma, basta ir a la calle para verlo; en realidad, desde hace tiempo, la moda —ropas obligatorias, definidas— ha muerto. Mientras, el cuerpo vive tiranizado por dietas, cremas, gimnasias varias, cirug¨ªas o mitos saludables: potentes industrias lo rodean hasta convertirlo en producto. La moda es ya tan s¨®lo un derivado m¨¢s de ese macronegocio que se hace con cada uno de nosotros, consumidores felices hasta que lleg¨® la crisis.
Con la crisis aparece, tambi¨¦n en la est¨¦tica y su envoltorio, la rebaja y el saldo. Resulta que la ropa del a?o pasado a¨²n est¨¢ muy bien. Sucede que con comer un poco menos —un ahorro obligado— mantenemos tipito. Nada m¨¢s f¨¢cil, en apariencia. La realidad es que la idea de belleza y de excelencia —?y qui¨¦n no quiere ser bello?— es resistente, tenaz como el gran negocio que hoy la controla.
Ah¨ª est¨¢ Barbie, a sus lozanos 50 a?os, marcando a¨²n estilo. Ah¨ª est¨¢ ese supervalor de lo joven —?es que hay viejos todav¨ªa?— como ideal de vida. Ah¨ª est¨¢ esa inc¨®moda pregunta, ?estoy bien?, que ahora ha sustituido al ?qu¨¦ me pongo? Ambos sexos pasan por la misma prueba.
Lo interesante es que para estar bien uno necesita que los dem¨¢s le miren, tambi¨¦n bien, y le acojan en la tribu o en el grupo.
La ropa, lo que hoy llamamos estilo, ayuda, pero un cuerpo diez —en sus diversas expresiones, siempre j¨®venes— resulta inapelable. Si hay confusi¨®n con la ropa y la moda, por su pluralidad, no hay m¨¢s que dogmas con el cuerpo.
Y esta sociedad de adolescentes y ni?os mimados acepta de buen gusto tal tiran¨ªa. La paradoja se cumple. Aun en plena crisis, la celulitis aparece tan terror¨ªfica como el virus de la gripe o el desplome de la Bolsa y las arrugas expresan lo vulnerables que los seres humanos son a la corrupci¨®n, como si hubi¨¦ramos nacido para ser perfectos. ?Nos lo perdonar¨¢ el futuro?
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