El jard¨ªn cerrado de Garo?a
Tras varias semanas de confusi¨®n y de zozobra sobre el futuro de la central nuclear de Santa Mar¨ªa de Garo?a, instalada en 1970 y objeto desde entonces de numerosas pr¨®rrogas, el Gobierno renov¨® la pasada semana su permiso de explotaci¨®n hasta el 6 de julio de 2013 y acord¨® al mismo tiempo ordenar su cierre definitivo a partir de esa fecha. Lejos de contentar a los participantes en la pol¨¦mica -desde los grupos pronucleares hasta las organizaciones ecologistas, pasando por quienes reclaman un debate informado sobre pol¨ªtica energ¨¦tica- con esa medida salom¨®nica el presidente Zapatero se ha convertido en el blanco preferido de unos y de otros, sin que tampoco deje de ser criticado por haber incumplido el programa electoral del PSOE.
La deficiente o sesgada informaci¨®n del Gobierno sobre el cierre de la central ha sido humillante
La sociedad necesitar¨ªa un Libro Blanco sobre las alternativas de pol¨ªtica energ¨¦tica
Al igual que ocurri¨® con la reforma restrictiva de la jurisdicci¨®n universal sobre delitos contra la humanidad a cargo de los tribunales espa?oles, aprobada de tapadillo en el Congreso a finales de junio, el cierre aplazado de Garo?a pone otra vez de relieve el escaso cuidado prestado por el presidente Zapatero a su deber de respetar los principios orientadores de las relaciones entre el Estado y los ciudadanos que se comprometi¨® a aplicar desde el poder.
La democracia deliberativa no es una realidad emp¨ªricamente medible a trav¨¦s de indicadores, sino una idea reguladora que exige a los gobernantes someter la adopci¨®n de sus decisiones m¨¢s importantes a la prueba de un amplio debate p¨²blico. Sin duda, la pol¨ªtica energ¨¦tica en general y la construcci¨®n y mantenimiento de las centrales nucleares en particular se inscriben de manera prioritaria en ese selectivo listado. Aunque el presidente del Gobierno haya anunciado el pasado domingo en una escuela de verano del PSOE (y no desde una tribuna p¨²blica) un debate parlamentario para el pr¨®ximo oto?o sobre la planificaci¨®n energ¨¦tica hasta 2030, las medidas sobre Garo?a no se beneficiar¨¢n ya de sus efectos. La deficiente o sesgada informaci¨®n dada al respecto por el Gobierno ha sido humillante. Ni las simplezas demag¨®gicas de Jes¨²s Caldera como responsable de la Fundaci¨®n Ideas ni las incongruentes respuestas de la vicepresidenta Fern¨¢ndez de la Vega a las preguntas de los periodistas (la portavoz siempre contesta que el Gobierno se mueve por elevados prop¨®sitos, respeta el Estado de derecho, se desloma trabajando y tira del carro) contribuyeron a enriquecer el debate.
El presidente Zapatero invoca tambi¨¦n los principios de la democracia c¨ªvica seg¨²n el evangelio de uno de los te¨®ricos de esa corriente de pensamiento, Philip Pettit (Republicanismo. Una teor¨ªa sobre la libertad y el gobierno, Paid¨®s, 1999). El republicanismo -en su dimensi¨®n doctrinal ajena a las formas de gobierno y a su contraposici¨®n con la monarqu¨ªa- es un programa de investigaci¨®n de las decisiones pol¨ªticas, no una receta trazada de una vez por todas para adoptarlas: sus exigencias s¨®lo pueden concretarse a la luz de las evidencias emp¨ªricas, no de un mandato ideol¨®gico. Desde ese punto de vista, la condena de las centrales nucleares como un tab¨² no es una conclusi¨®n razonada sino un prejuicio arbitrario. En ese sentido, el displicente tratamiento dado por el Gobierno al informe del Consejo de Seguridad Nuclear (un ¨®rgano independiente del Ejecutivo elegido por una mayor¨ªa cualificada del Parlamento) y su negativa a renovar por 10 a?os la licencia de explotaci¨®n de Garo?a denota una equivocada concepci¨®n de las relaciones entre la ciencia y la pol¨ªtica.
El catedr¨¢tico Manuel Lozano Leyva, director del Departamento de F¨ªsica At¨®mica, Molecular y Nuclear de la Universidad de Sevilla, justifica la ambig¨¹edad del t¨ªtulo de su reciente libro Nucleares, ?por qu¨¦ no? (Debate, 2009) con el argumento de que el intencionado juego de palabras puede ser interpretado indistintamente, bien como una afirmaci¨®n a favor de las centrales nucleares, bien como un pronunciamiento en su contra. Sin duda, la sociedad espa?ola necesitar¨ªa contar con un pedag¨®gico Libro Blanco parlamentario de ese estilo sobre las alternativas de la pol¨ªtica energ¨¦tica espa?ola para poder acometer un debate documentado y razonado que evitase las manipulaciones de la pasi¨®n, la ignorancia o los intereses.
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