El G-8 combatir¨¢ el cambio clim¨¢tico
Los pa¨ªses ricos acuerdan reducir un 80% los gases de efecto invernadero para 2050 - Las potencias advierten a Ir¨¢n y Corea del Norte contra la proliferaci¨®n nuclear
Los l¨ªderes de las ocho principales econom¨ªas del mundo (G-8) se fijaron ayer como objetivo la reducci¨®n de las emisiones de gases causantes del cambio clim¨¢tico en un 80% por parte de los pa¨ªses industrializados antes de 2050, y en un 50% para el resto de las naciones en el mismo plazo. La resistencia de China e India impedir¨¢ que este paso sea ratificado hoy en el foro de los 17 pa¨ªses m¨¢s contaminantes que se celebrar¨¢ tambi¨¦n en L'Aquila (Italia), aunque pueden anunciarse otras medidas.
Los miembros del G-8 negociaron anoche, adem¨¢s, una declaraci¨®n contra la amenaza de la proliferaci¨®n nuclear, que incluir¨ªa una advertencia a Ir¨¢n y Corea del Norte sobre el riesgo de aislamiento y sanciones a que se enfrentan si contin¨²an con sus programas at¨®micos al margen del control de la comunidad internacional.
La cumbre acept¨® tambi¨¦n una propuesta estadounidense para la creaci¨®n de un fondo de ayuda a la agricultura de los pa¨ªses en desarrollo con el objetivo de garantizar lo que se denomina seguridad alimentaria en el planeta. Aunque el compromiso no menciona cifras precisas, el prop¨®sito de Estados Unidos es llegar hasta los 15.000 millones de d¨®lares (unos 10.800 millones de euros).
Los jefes de Estado y de Gobierno de Estados Unidos, Rusia, Jap¨®n, Alemania, Francia, Reino Unido, Canad¨¢ e Italia no consiguieron, sin embargo, progresos respecto al asunto de mayor preocupaci¨®n mundial en estos momentos: la crisis econ¨®mica. El documento final, conocido anoche, alerta contra todo triunfalismo y, aunque reconoce signos de mejora, advierte que "siguen existiendo riesgos significativos para la estabilidad financiera y econ¨®mica". Recomienda, por tanto, y en contra de lo que pretend¨ªa la canciller alemana, Angela Merkel, mantener pisado el pedal de los planes de est¨ªmulo "hasta que la recuperaci¨®n est¨¦ asegurada".
Es decir, se ratifica en las decisiones tomadas por la cumbre del G-20 en abril, en Londres, a la espera de las correcciones que puedan hacerse en la siguiente reuni¨®n de ese organismo, el pr¨®ximo mes de septiembre en Pittsburgh. "Vemos L'Aquila m¨¢s bien como una etapa a medio camino entre las dos cumbres del G-20", admiti¨® ayer el viceconsejero nacional de Seguridad de la Casa Blanca para Asuntos Econ¨®micos, Mike Froman.
Los logros anunciados hasta el momento parecen suficientes como para que Barack Obama pueda considerar pasado este primer examen serio a sus condiciones de liderazgo en los grandes foros internacionales. Esta oportunidad era, adem¨¢s, particularmente dif¨ªcil, puesto que llegaba en un momento de gran incertidumbre sobre el futuro del G-8 y de enorme escepticismo sobre las posibilidades de ¨¦xito.
El acuerdo sobre la reducci¨®n de emisiones, que se produjo despu¨¦s de sortear algunas diferencias importantes, representa un avance considerable respecto a la posici¨®n que algunos pa¨ªses, como Estados Unidos, sosten¨ªan hasta ahora, pero tiene todav¨ªa que consumarse dentro de la cumbre sobre el clima prevista para el pr¨®ximo mes de diciembre en Copenhague. "Hay mucho a¨²n que negociar hasta Copenhague", advirti¨® el portavoz norteamericano.
Estados Unidos, que es el mayor contaminante del planeta, se va a ver obligado a hacer un esfuerzo mucho mayor que los dem¨¢s en el proceso de reconversi¨®n industrial para cumplir esos objetivos. Antes del inicio de esta reuni¨®n era reacio a llegar a un compromiso sin que su principal competidor, China, la naci¨®n m¨¢s poblada del mundo y que m¨¢s crece econ¨®micamente, se sume a ¨¦l.
La Administraci¨®n norteamericana ha concentrado sus esfuerzos en pol¨ªtica medioambiental en la reuni¨®n de hoy, a convocatoria de Obama, de los 17 pa¨ªses causantes, ellos solos, de m¨¢s del 80% de los gases que provocan el efecto invernadero. La ausencia del presidente chino, Hu Jintao, que ha regresado a su pa¨ªs apresuradamente ante el deterioro de la situaci¨®n en la provincia de Xinjiang, puede complicar la obtenci¨®n de acuerdos fundamentales para que las grandes econom¨ªas emergentes se sumen al consenso mundial.
El principal asesor pol¨ªtico de la Casa Blanca, David Axelrod, confirm¨® anoche que, en materia de proliferaci¨®n nuclear, se hab¨ªan conseguido progresos suficientes como para que pueda esperarse la aprobaci¨®n de una declaraci¨®n conjunta del G-8.
Las dudas permanec¨ªan sobre el grado de condena a Ir¨¢n y Corea del Norte, especialmente al primero, con una pugna entre los que pretenden una advertencia rotunda y convincente, y los que no quieren empujar a esa naci¨®n hacia una mayor marginaci¨®n. Entre los primeros est¨¢n Reino Unido, Francia e Italia; entre los segundos, Alemania y Rusia. Estados Unidos, que busca a¨²n oficialmente una soluci¨®n dialogada con la Rep¨²blica Isl¨¢mica, ha ido oscilando en las ¨²ltimas semanas hacia la primera posici¨®n. El riesgo de la proliferaci¨®n nuclear es uno de los temas favoritos de la agenda internacional de Barack Obama, y un asunto que considera de trato prioritario por parte de las grandes potencias.
El impulso del presidente norteamericano ha podido ser decisivo para salvar una reuni¨®n que empez¨® con p¨¦simas perspectivas. La ausencia del presidente chino parec¨ªa dejar en evidencia el hecho de que algunos pa¨ªses que no pertenecen a esta organizaci¨®n ejercen un poder real mucho mayor que el de participantes oficiales como Canad¨¢ o Italia.
La eficacia de la cumbre se ve afectada severamente, adem¨¢s, por las sucesivas ampliaciones del n¨²mero de invitados, que, en la ¨²ltima jornada, convertir¨¢n este foro en una multiplicaci¨®n de encuentros en los que participan hasta 39 pa¨ªses sin proyectos serios que aportar ni fuerza pol¨ªtica para defenderlos.
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