Volar a trompicones
Durante las dos d¨¦cadas siguientes a la posguerra espa?ola, los sufridos clientes de las l¨ªneas de autobuses interurbanos o interaldeanos viajaban entre jaulas de gallinas, cestas de hortalizas, maletas de cart¨®n atadas con cuerdas y, en muchas ocasiones, de pie. Ryanair, la aerol¨ªnea con el eufem¨ªstico apellido de "bajo coste", quiere que volvamos a aquel pasado pr¨®digo en aromas y comodidad, y ha propuesto que una parte de sus aviones se habilite para viajeros que efect¨²en los vuelos de pie o con sus posaderas encajadas en contrafuertes esculpidos en el fuselaje del avi¨®n. Sabiamente instruida por los maestros chinos -la primera aerol¨ªnea en proponer semejante tormento fue la china Spring Airlines-, Ryanair ha decidido que la mejor forma de ampliar el mercado consiste en situar los viajes a¨¦reos en los mismos par¨¢metros de comodidad que el trayecto Sol-Plaza de Castilla en metro.
Los aviones de Ryanair contar¨ªan con una zona noble, la de business, con privilegiados c¨®modamente sentados en sus butacas; la clase turista, con viajeros semisentados, dado que tienen que levantarse de continuo para evitar la tromboflebitis causada por la estrechez entre asientos, y la estabulaci¨®n de clientes, colgados de soportes variopintos, de pie en la cola del avi¨®n. Alfa, beta y ¨¦psilon en el mismo avi¨®n feliz. Queda por saber cu¨¢nto tienen que costar los billetes de Ryanair y Spring para que un viajero acepte desplazarse a Londres o a Roma bailando sobre sus zapatos. ?A un euro, como en el metro? Porque cualquier turbulencia o tir¨®n puede infligir golpes y hematomas entre los viajeros de mal asiento. ?Habr¨¢ tambi¨¦n m¨²sicos que deleiten al pasaje con tonadas populares a cambio de modestas propinas?
Menos mal que Boeing, fabricante de los aparatos con los que vuela Ryanair, se ha negado a construir vagones de metro volantes arguyendo poderosas razones: durante el despegue hay que soportar fuerzas superiores a 16 veces la gravedad. Si esto es todo lo que se les ocurre a los genios de Spring Airlines y Ryanair para bajar los precios y promover el turismo, que le encarguen el estudio al profesor Franz de Copenhague. Al menos ser¨¢ m¨¢s gracioso.
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