"?Amigo, gracias, qu¨¦ buen trabajo me has hecho!"

Ten¨ªa fijaci¨®n por el largo de los pantalones, el punto de cierre de las trabillas en la cintura, los hombros elevados en las chaquetas y las pinzas delanteras de las americanas, que prefer¨ªa un poquito m¨¢s cortas de lo habitual. Cost¨® sacarle del corte tradicional, los colores sobrios y un estilo demod¨¦. Y de ah¨ª pas¨® a las chaquetas de cuadro ventana, delicadas telas de Loro Piana (hasta de lana s¨²per 180) y finos zapatos de anca de potro.

"?Amigo, gracias! ?Me has hecho un buen trabajo!". As¨ª agradec¨ªa habitualmente Francisco Camps al sastre Jos¨¦ Tom¨¢s, seg¨²n cuenta este ¨²ltimo, sus desvelos y dedicaci¨®n extra (tomar medidas a la una de la madrugada, retocar un traje a dos horas de estrenarlo, abrir la tienda para ¨¦l o atender incluso a c¨®mo y d¨®nde pod¨ªa el presidente aparcar su coche oficial).

Hasta nueve encargos tuvo el sastre Jos¨¦ Tom¨¢s de Francisco Camps. Y para ello se encontraron en distintas ocasiones en el hotel Ritz de Madrid y en las tiendas de Milano, en Serrano n¨²mero 29, y en Forever Young, Paseo de la Castellana 124.

El auto dictado el pasado d¨ªa 6 por el magistrado instructor de la parte del caso G¨¹rtel que se investiga en Valencia da cuenta detallada de ellos. Se conocieron en 2006. Camps fue una primera vez a la tienda y Tom¨¢s le explic¨®, seg¨²n confirm¨® ayer, qu¨¦ ten¨ªan, qu¨¦ telas trabajaban, c¨®mo era el proceso de tomar medidas, elegir el mejor modelo, probar, retocar y finalmente entregar.

Ricardo Costa, secretario general de los populares valencianos; V¨ªctor Campos, ex vicepresidente de la Generalitat valenciana; y Rafael Betoret, ex jefe de gabinete de la consejer¨ªa de Turismo y actual asesor de la Diputaci¨®n de Valencia, todos ellos imputados en la causa junto a Camps por un supuesto delito de cohecho, ya conoc¨ªan las habilidades de Tom¨¢s. El sastre afirma que ?lvaro P¨¦rez, el hombre en Valencia del supuesto cabecilla de la trama, Francisco Correa, ten¨ªa especial inter¨¦s en que Camps se hiciera cliente. Y lo consigui¨®.

Despu¨¦s de aquella primera vez hubo varios encuentros en fechas no precisadas de 2006, en la tienda de Milano y en el hotel Ritz, en los que el presidente, que citaba al sastre en ocasiones a la una de la madrugada para que le tomara medidas, encarg¨® cuatro trajes y tres americanas.

En noviembre de ese mismo a?o, cuando Jos¨¦ Tom¨¢s ya se hab¨ªa trasladado de Milano a Forever Young, el presidente Camps le visita en la nueva tienda. Tiene la ventaja para ¨¦l, seg¨²n cuenta el sastre, de que el emplazamiento del Paseo de la Castellana hace m¨¢s f¨¢cil al ch¨®fer aparcar en la puerta sin consecuencias. La tienda de Serrano les daba dolores de cabeza porque delante de la entrada estaba el carril bus y porque el portero de la finca no aprobaba que se invadiera el acceso de los vecinos.

Esos trajes consolidaron, dice Jos¨¦ Tom¨¢s, un estilo de cuello de americana muy abierto para que la camisa pudiera verse mucho m¨¢s de lo habitual y una tendencia a nuevos colores, m¨¢s modernos, m¨¢s atrevidos. "Al principio le cost¨®. Pero luego me contaba que en alguna ocasi¨®n le hab¨ªan felicitado por el estilo de alguna prenda".

Antes de finalizar 2006 fue, seg¨²n sigue relatando el auto de Flors, el propio ?lvaro P¨¦rez, El Bigotes, quien encarg¨® por tel¨¦fono un esmoquin para Camps.

El acierto del sastre hizo que Camps le encargara, ya en 2007, un frac para acudir al Vaticano. El chaleco, negro, como manda el protocolo para visitar al Papa. Y el habitual blanco qued¨® desterrado tambi¨¦n para otros dos chalecos que Camps encarg¨® para el mismo frac. El presidente de la Generalitat dijo ante el juez que esas prendas en concreto las devolvi¨®.

La primavera de 2007 Camps realiza varios encargos. E incluye m¨¢s prendas. Adem¨¢s del ortodoxo traje, americanas, pantalones sueltos, alguna corbata y zapatos. Los zapatos fueron la joya de la corona: de piel de anca de potro, de Crockett and Jones. De hecho, un par se afe¨® tras un acto en el que le pisaron varias veces. Jos¨¦ Tom¨¢s recibi¨® los zapatos afectados, los restaur¨® y con ellos de regreso envi¨® a la esposa del presidente un kit para el especial cuidado que necesitaban. "Siempre gracias, siempre amable, siempre atento. Era una relaci¨®n con una extraordinaria complicidad entre los dos, por eso me duele que digan las cosas que dicen", afirma Jos¨¦ Tom¨¢s.

Justo antes del Gran Premio de F¨®rmula 1 en Valencia, en el verano de 2008 seg¨²n Jos¨¦ Tom¨¢s, aunque el auto no precisa la fecha, Camps encarga otros dos trajes. Son de fin¨ªsima lana s¨²per 180. Y un par de zapatos nuevos, no de anca de potro. El presidente acude a Madrid, pasa la noche en el Ritz y le pide a Jos¨¦ Tom¨¢s que por la ma?ana, a primera hora, acuda a arreglarle el largo de las mangas. El sastre, a las ocho de la ma?ana, seg¨²n su testimonio, empez¨® la compostura. Fue, dice, a escasas horas del estreno de las piezas.

Francisco Camps afirm¨® haber pagado varios precios, por un valor de 2.400 euros. Nadie, ni el sastre ni empleados de las tiendas, lo corroboran. Sin embargo, como se?ala el auto, s¨ª consta que esas piezas fueron pagadas, junto a otras, por Pablo Crespo, responsable de Orange Market junto a ?lvaro P¨¦rez.

El auto de Flors desmonta la aparente excepcionalidad de los encargos de Camps. El presidente conoc¨ªa bien las tiendas de Madrid, encargaba sin preguntar precio (as¨ª lo dice el sastre) y sin atender a calendario.