Parque de la equidad
Igual que tenemos una isla para Ikea o Telef¨®nica, tenemos una -menos visible- para yonquis y un Sector V para inmigrantes. La calidad de vida de toda la poblaci¨®n es menor en ciudades que pacifican su centro, segregando parte de sus realidades a localizaciones poco visibles. El planeamiento naci¨® para redistribuir la riqueza que la ciudad genera. Oslo -que ha reducido en gran medida la desigualdad social de sus tejidos- ofrece mayor calidad de vida que R¨ªo de Janeiro. La seguridad, la prosperidad y el capital social de una comunidad no dependen tanto de sus barrios ejemplares, como de que no sean tan diferentes de ellos sus barrios no tan ejemplares.
Madrid no puede conformarse con desplazar el proxenetismo a la Casa de Campo, ni el mercado de hero¨ªna al Poblado de Valdeming¨®mez. Existen 40.000 personas en la Ca?ada Real que deben ser normalizadas como ciudadanos. A los hechos consumados los poderes p¨²blicos no deber¨ªan contestar con nuevos hechos consumados, sino con un proceso detallado y garantista. Propongo cuatro estrategias:
Existen 40.000 personas que deben ser normalizadas como ciudadanos
1) Contar con los protagonistas. Hay que implantar la legalidad en el uso del suelo y en la organizaci¨®n del d¨ªa a d¨ªa. Pero no es posible conseguirlo de la noche a la ma?ana, ni sin contar con los directamente afectados. Las demoliciones inmediatas desplazar¨ªan poblaci¨®n marginal a nuevos barrios donde se reproducir¨ªa la misma situaci¨®n. Un tejido social problem¨¢tico debe implementarse all¨ª donde al menos cuenta con una proto-organizaci¨®n. Detectando a los l¨ªderes locales que podr¨ªan ser sensibles a las ventajas de trabajar por el bien com¨²n, que podr¨ªan convertirse en el canal para negociar a pie de calle los pactos sociales al tiempo que se instalan las preocupaciones de la poblaci¨®n en la mesa de los t¨¦cnicos.
2) Construir la desocupaci¨®n. Cualquier desocupaci¨®n debe estar asistida. Separando delincuencia, pobreza y enfermedad. Cualquier desalojo debe sincronizarse con la habilitaci¨®n de suelo de acogida en un entorno muy pr¨®ximo y con f¨®rmulas imaginativas para que sus inquilinos paguen por ellas: por ejemplo, autoconstrucci¨®n programada o mini-viviendas que podr¨¢n crecer a medida que el ahorro sea posible.
3) Equipar al tiempo que se realoja. Todo el proceso gana viabilidad econ¨®mica y temporal si las edificaciones asociadas al realojo contienen las obras necesarias para la normalizaci¨®n infraestructural. Por ejemplo: edificios h¨ªbridos de peque?a escala (seis viviendas con una guarder¨ªa) o edificios que hacen de muro de contenci¨®n previniendo inundaciones.
4) Explotaci¨®n del potencial. El sureste de Madrid contiene un potencial ¨²nico en una comunidad que pr¨¢cticamente ha agotado su suelo. Las v¨ªas ferroviarias, los vertederos o las canalizaciones de gas que antes estigmatizaban la zona podr¨ªan ser el material para construir un gran parque que mostrase las implicaciones medioambientales de nuestras acciones cotidianas. La posibilidad de imbricarlo en un tejido de testigos hist¨®ricos -de las esclusas de Eiffel a las trincheras de la guerra civil- y un entorno natural singular, hacen del sureste la oportunidad para que Madrid use su urbanismo como herramienta de innovaci¨®n social. Y en esto la reconversi¨®n de una poblaci¨®n problem¨¢tica en el germen de una comunidad, ocupada en el uso y vigilancia de un Parque Natural de Infraestructuras Transparentes, probablemente ser¨ªa el primer modelo urbano de la era poscolonial.
Andr¨¦s Jaque dirige la oficina Andr¨¦s Jaque Arquitectos y la plataforma de pensamiento asociada Oficina de Innovaci¨®n Pol¨ªtica.
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