Tenacidad m¨¢s adrenalina
Dicen que a los mam¨ªferos nos pierde tener el l¨®bulo prefrontal del cerebro demasiado peque?o mientras que la gl¨¢ndula de la adrenalina es demasiado grande. Hasta hoy. Por una vez, el l¨®bulo prefrontal de Antoni Castells y la adrenalina de Joan Puigcerc¨®s, sumados a la capacidad aritm¨¦tica de Zapatero, nos han llevado a un buen acuerdo de financiaci¨®n.
Durante un a?o, el consejero de Econom¨ªa ha hecho un trabajo serio y discreto. Castells ha sabido resistirse a un mal acuerdo y a las impaciencias de amigos y menos amigos. Fue el consejero de Econom¨ªa quien hizo el amago de no votar los presupuestos cuando la interlocuci¨®n con el ministro Solbes aparec¨ªa infranqueable y antes de que Celestino Corbacho se encargara de desautorizarle, mientras empezaban a sonar cada vez m¨¢s alto las voces que se preguntaban por los 25 diputados del PSC en Madrid y por el paradero de su optimista y medi¨¢tica cabeza de lista, Carme Chac¨®n, quien ha elegido un perfil bajo en este dif¨ªcil proceso.
El ¨®rdago de ERC ha facilitado un acuerdo que alarga la vida del tripartito. El coche ha frenado justo al borde del precipicio
La determinaci¨®n de Montilla y Castells se ha visto estimulada al final por la adrenalina de ERC, que ante una situaci¨®n de peligro ha reaccionado con astucia. Ante la inminencia del pacto, Joan Puigcerc¨®s record¨® sus aciagos d¨ªas de desconcierto que siguieron al acuerdo del Estatuto e impuso una ¨²ltima negociaci¨®n. Exig¨ªa ser reconocido como interlocutor necesario ante el Gobierno y disponer de algunas horas para trabajarse y escenificar un acuerdo a la medida de su nuevo liderazgo en el partido. A pesar de la incomodidad de quien hab¨ªa liderado hasta entonces la negociaci¨®n, Montilla y sus lugartenientes pol¨ªticos aceptaron dar el juego necesario a Esquerra. El pragmatismo de Zapatero hizo el resto, reconociendo a Ridao y Puigcerc¨®s su peso espec¨ªfico en el Congreso. Instalados en el escepticismo, buscando la trampa, algunos pesos pesados del entorno de Puigcerc¨®s se mostraban reacios al acuerdo. L¨¦ase su mano derecha en el Parlament, Anna Sim¨®, que record¨® despu¨¦s de sopet¨®n que un buen acuerdo de financiaci¨®n justifica la presencia en el tripartito y que la formaci¨®n necesita ganar en seriedad y previsibilidad.
El ¨®rdago de ERC ha facilitado un acuerdo que alarga la vida del tripartito. Como en el juego del gallina y sin pretender compararles con James Dean, el coche del tripartito ha frenado justo al borde del precipicio.
Quien ha quedado colgando es Converg¨¨ncia i Uni¨®, que ha reaccionado desconcertada y peor: enrabietada por haberse convencido de que ERC romper¨ªa. El rechazo global la radicaliza y la debilita incluso cuando acertadamente recuerda que se ha renunciado a hacer cumplir el principio de ordinalidad. El argumento del Gobierno catal¨¢n de que ha relajado su interpretaci¨®n cumpliendo la bilateralidad y que la posici¨®n del ranking de las otras comunidades aut¨®nomas es cosa de ellas, es arriesgado. Aunque quiz¨¢ ser¨ªa peor reconocer que el Estatuto es ambiguo y en algunos art¨ªculos contradictorio.
CiU ha perdido esta batalla. El apoyo inmediato de los agentes econ¨®micos permite al Gobierno ocupar la centralidad de la sociedad civil. El apoyo de la C¨¢mara de Comercio, Fomento y Pimec deja la estrategia de CiU fuera de juego y en dificultades la v¨ªa de aproximaci¨®n de Duran al PSOE.
Converg¨¨ncia debe cambiar la estrategia visto que el Gobierno se ha estabilizado. Para ello cuenta ya con la inestimable ayuda de Iniciativa, que habla de reeditar el tripartito y consigue que sus socios de ERC le recuerden la oportunidad perdida de callarse.
Con la que est¨¢ cayendo ser¨ªa de agradecer que el Gobierno de la Generalitat no exagere la capitalizaci¨®n del acuerdo. Que nos ahorren euforias y sepamos c¨®mo est¨¢ el cumplimiento del programa de gobierno y los proyectos de largo alcance. Las expectativas electorales de CiU cuentan a¨²n con los efectos de la crisis, que se har¨¢ todav¨ªa m¨¢s dif¨ªcil en septiembre con la p¨¦rdida de puestos de trabajo estacionales y el agotamiento de la capacidad de resistencia de muchas empresas.
CiU ha quedado descolocada, pero el Gobierno sabe que la crisis pasar¨¢ muchas facturas y que est¨¢ por ver la sentencia del Tribunal Constitucional. Para unos y otros, como dec¨ªa Maim¨®nides, el Mes¨ªas vendr¨¢, "pero puede demorarse".
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