Daniel Ortega, el comandante de las dos caras
Recorrido por Managua en el 30? aniversario del triunfo de la Revoluci¨®n Sandinista
Mayline Quant est¨¢ sentada peligrosamente sobre un banco que alguna vez fue blanco y que tiene las cuatro patas torcidas. La historia de esta escuela estatal, elegida al azar, situada en un barrio obrero de Managua, la puede contar Mayline Quant, pero tambi¨¦n la puede contar el banco. La escuela fue inaugurada hace 40 a?os por el dictador Anastasio Somoza y fue cambiando de nombre en funci¨®n de los sucesivos avatares pol¨ªticos, pero a ning¨²n gobierno se le ocurri¨® nunca pintar las paredes ni enderezar las patas del banco. Hoy, que se cumplen 30 a?os del triunfo de la Revoluci¨®n Sandinista, Mayline Quant -y el banco- se convierten en testigos insobornables de una realidad que se aleja cada vez m¨¢s de los discursos oficiales. Sobre todo porque, dos a?os y medio despu¨¦s de que el comandante Daniel Ortega recobrase la presidencia de Nicaragua, esta escuela sigue sin tener, por ejemplo, luz el¨¦ctrica.
"Cada vez hay m¨¢s ni?as de 14 a?os que dejan la escuela" dice una maestra
"La porf¨ªa de Ortega con los gringos es gen¨¦tica", asegura su vicepresidente
La esposa del mandatario, Rosario Murillo, lo controla todo
Ortega s¨®lo pretende perpetuarse en el poder, dice la ex jefa sandinista T¨¦llez
Mayline Quant es profesora desde hace 32 a?os y, desde hace diez, es tambi¨¦n la subdirectora de la escuela p¨²blica Rigoberto L¨®pez P¨¦rez. Habla bien del comandante Ortega. Dice que, nada m¨¢s llegar, lo primero que hizo fue subir el sueldo de los profesores y preocuparse por la situaci¨®n de los alumnos, pero, a rengl¨®n seguido, sus palabras se van volviendo m¨¢s sombr¨ªas. Habla de que los ni?os siguen viniendo descalzos y desnutridos, de que no hay libros, de que cada vez son m¨¢s las ni?as que a los 13 ¨® 14 a?os tienen que abandonar la escuela por imposici¨®n de sus padres o porque se quedan embarazadas. "Si se espera un ratito", dice la subdirectora, "podr¨¢ ver usted mismo a madres de 20 a?os viniendo a recoger a sus hijos de ocho. Son ni?os criando a otros ni?os. Y, claro, no saben, no pueden saber. Madres que tienen cinco hijos de cinco padres distintos. Cinco padres que se desentendieron. Y que convierten a las madres en el ¨²nico sost¨¦n familiar. Y los ni?os, claro, se cr¨ªan en la calle y frente al televisor. Esos son sus verdaderos padres, la madre calle y el padre televisor. Y no se crea que le estoy exagerando. Lo que le estoy contando no es ninguna an¨¦cdota. Qu¨¦dese y v¨¦alo usted mismo".
- Pero Usted dec¨ªa que hab¨ªa mejorado...
- Claro. Cuando el dictador Somoza inaugur¨® esta escuela s¨®lo era para los hijos de sus oficiales. Para la ¨¦lite. Ahora hay aqu¨ª 2.800 alumnos. Estos cr¨ªos tienen una esperanza que antes no ten¨ªan.
La segunda parada es en la Casa Presidencial. El periodista quiere solicitar una entrevista con el comandante Daniel Ortega. Y no hay otra forma de intentar un encuentro con Ortega que acercarse a su casa, que es tambi¨¦n su despacho, y la sede del Gobierno, y la direcci¨®n del Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional... Daniel Ortega se hizo con la casa, ubicada en la colonia Bolonia, poco despu¨¦s de llegar al poder en 1979. Se la expropi¨® a un rico empresario nicarag¨¹ense llamado Jaime Morales Carazo. Ortega vivi¨® como presidente desde el 79 al 90, pero tras perder las elecciones se qued¨® con la casa. Y aqu¨ª sigue. En una fortaleza pintada de rosa. En la garita de seguridad, el oficial de la Polic¨ªa Nacional 0707 escucha con los brazos cruzados la solicitud del periodista extranjero. Los dos -polic¨ªa y periodista- saben que el intento es in¨²til. Que Ortega no concede entrevistas y que la ¨²nica forma de verle la cara es en las cada vez m¨¢s raras ocasiones que acude a un acto p¨²blico. Hay dos rumores que circulan con car¨¢cter de certeza por Managua desde hace tiempo. El primero es que Daniel Ortega est¨¢ enfermo. El segundo -al que pr¨¢cticamente todo el mundo se apunta- es que quien verdaderamente gobierna es su esposa, Rosario Murillo. El oficial 0707 sigue sin esbozar una sonrisa: "Deje aqu¨ª su solicitud y ya le llamar¨¢n".
La tercera parada es con un personaje de veras curioso. Se trata, precisamente, del leg¨ªtimo due?o de esta casa, Jaime Morales Carazo. A sus 73 a?os, ha sido de todo. Empresario de ¨¦xito -todav¨ªa lo es-, l¨ªder de la Contra, la guerrilla nicarag¨¹ense que, financiada por Estados Unidos, luch¨® contra el gobierno sandinista de Daniel Ortega en la d¨¦cada de los 80. Morales Carazo fue tambi¨¦n el primer jefe negociador frente al propio Ortega para alcanzar la paz. M¨¢s tarde fue diputado liberal, jefe de campa?a del ex presidente Arnoldo Alem¨¢n y, hoy, vicepresidente de Nicaragua. El Caribe produce personajes imposibles de encontrar en otras latitudes. Morales Carazo es uno de ellos. Ahora, no s¨®lo es vicepresidente del hombre contra el que luch¨®, sino que tambi¨¦n acude con toda naturalidad a la casa que un d¨ªa fue suya y se sienta a platicar durante horas con el comandante que se la arrebat¨®. Morales Carazo se levanta y aprieta la mano con fuerza. Su conversaci¨®n es amena, sobre todo cuando, sin tapujos, desvela la doble cara del presidente Ortega.
- En lo privado es muy diferente a cuando est¨¢ frente a un micr¨®fono. ?l conoce bien sus mercados, tiene su auditorio, sabe bien a qui¨¦n se dirige. En varias oportunidades, yo le dije: baje la ret¨®rica, presidente, a veces esa porf¨ªa con los gringos parece gen¨¦tica. Pero, de puertas para adentro, Daniel Ortega es muy diferente. Un hombre con una admirable capacidad de escuchar.
- Pero la imagen que ¨¦l se esfuerza en proyectar es muy dura. La de un aliado feroz de Hugo Ch¨¢vez que asusta en la regi¨®n...
- Ese es el conflicto que se da entre la ret¨®rica y los hechos. Le pongo un ejemplo. Una cosa ins¨®lita es que nunca los empresarios hab¨ªan tenido una mejor relaci¨®n con un gobierno que con este. No existe ni la agresividad ni la hostilidad que se percibe desde afuera.
- Pero como miembro del ALBA esa hostilidad existe...
- Es que este socialismo yo no lo comprendo, manda un mensaje equ¨ªvoco, cuando en la realidad la relaci¨®n con los empresarios y con EE UU es muy positiva.
El periodista se va confundido del despacho del vicepresidente. El Daniel Ortega que Morales Carazo acaba de retratar, aunque desde el elogio, es un pol¨ªtico con dos discursos. Un Daniel Ortega que empu?a la vieja bandera de los sandinistas en p¨²blico y que, en privado, mantiene una relaci¨®n exquisita con la ¨¦lite empresarial. Lo curioso es que la siguiente cita no hace m¨¢s que confirmar esta teor¨ªa. La imagen que Dora Mar¨ªa T¨¦llez tiene de Ortega coincide en ese aspecto con el retrato realizado por Morales Carazo, y eso que una y otro est¨¢n en las ant¨ªpodas personales y pol¨ªticas. Dora Mar¨ªa T¨¦llez fue la Comandante Dos. La mujer que, junto a Ed¨¦n Pastora, logr¨® tomar el Palacio Nacional de Managua el 22 de agosto de 1978. Dora Mar¨ªa T¨¦llez conoce bien a Daniel Ortega y a su esposa, Rosario Murillo, y tal vez por eso decidi¨® en 1995 no seguir acompa?¨¢ndolos en el camino. Sentada en la cafeter¨ªa del hotel Intercontinental, la Comandante Dos dice que Daniel Ortega dej¨® hace tiempo de ser sandinista. "Lo suyo es el orteguismo. Su proyecto es la perpetuaci¨®n en el poder de la familia Ortega-Murillo. Es un proyecto de poder sin referentes ideol¨®gicos. Hay un ejemplo muy claro: cuando vio que necesitaba a la Iglesia para hacerse con el poder, elimin¨® el aborto terap¨¦utico, que llevaba 100 a?os funcionando en Nicaragua. Su pol¨ªtica es tan neoliberal como la de los gobiernos anteriores". Curiosamente, cuando se le pregunta por el discurso tan radical de Ortega, T¨¦llez ofrece la misma respuesta, aunque con distintas palabras, que el vicepresidente Morales Carazo.
- Su discurso es dram¨¢tico, porque hace de vocero de Ch¨¢vez. Pero el suyo no es un discurso de izquierdas, sino un discurso de estridencia izquierdosa...
Morales Carazo y Dora Mar¨ªa T¨¦llez tambi¨¦n coinciden -y su coincidencia tiene m¨¢s inter¨¦s por la distancia de sus perspectivas- en el papel de Rosario Murillo. La esposa de Ortega lo controla todo. Desde la alta pol¨ªtica hasta los detalles m¨¢s nimios. Las palabras, elogiosas, del vicepresidente Morales Carazo son: "Rosario es tan perfeccionista que hasta sufre. Se ocupa del m¨¢s m¨ªnimo detalle". Las de la comandante Dora Mar¨ªa T¨¦llez son: "A Daniel le repugna gobernar. Porque gobernar tiene que ver con el d¨ªa a d¨ªa, con el detalle, con cuadrar cuentas. A ¨¦l s¨®lo le gusta el discurso y la conspiraci¨®n, son sus dos ¨²nicas atribuciones. Pero, como todos los caudillos, se ha vuelto desconfiado. S¨®lo conf¨ªa en su familia. El primer c¨ªrculo de poder de los caudillos es su familia. Y luego, el partido. Y a Rosario Murillo le encanta ejercer el poder. De forma total. En el sentido pol¨ªtico y tambi¨¦n en los detalles. F¨ªjese en los carteles que hay por la ciudad llamando a la celebraci¨®n del 30? aniversario de la Revoluci¨®n Sandinista. La letra de molde que pone "cumpliendo" es la letra de Rosario Murillo. Hasta de eso se ocupa...".
Un paseo por Managua desvela a bote pronto dos aspectos. Uno, positivo. Y el otro, muy negativo. El primero es que, a diferencia de los pa¨ªses de su entorno (El Salvador, Guatemala, Honduras), Nicaragua es un pa¨ªs seguro. El crimen no amarga el d¨ªa a d¨ªa. El segundo es que las estad¨ªsticas de la CEPAL que sit¨²an a Nicaragua como el tercer pa¨ªs con m¨¢s pobreza de Am¨¦rica Latina -s¨®lo despu¨¦s de Hait¨ª y de Honduras- se hace visible en los ni?os desnutridos, mendigando en los sem¨¢foros, colgados los m¨¢s peque?os del pecho vac¨ªo de sus madres descalzas.
La ¨²ltima cita es ya de noche. En el gimnasio Alexis Arg¨¹ello. Eliseo tiene 14 a?os y una madre que trabaja de sirvienta en la casa de un narcotraficante. Eliseo acaba de llegar a Managua desde Puerto Cabezas, en el noreste del pa¨ªs. Ha necesitado 20 horas sobre el asiento de madera de un autob¨²s amarillo. Pero est¨¢ contento. Sus entrenadores dicen que le ven maneras, que se mueve bien, que su derecha es de lujo. Descendiente de ind¨ªgenas misquitos, apenas sabe espa?ol. Lo justo para dejar muy claro por qu¨¦ le gusta el boxeo: "Para ganar dinero y ayudar a mi madre". O para comprarse un Mercedes, como acaba de hacer Chocolatito Gonz¨¢lez, y aparcarlo en la puerta de su casa que se cae. O, simplemente, para tener esperanza. La que ni los 30 a?os de Revoluci¨®n ni Daniel Ortega han sabido darle a Mayline Quant, sentada peligrosamente sobre un banco con las patas torcidas.
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