La 'patata' alavesa
De los sobrentendidos vienen los equ¨ªvocos. Y de las respuestas ambiguas, las malas interpretaciones, la consideraci¨®n como asentimiento de lo que como mucho puede ser un ya veremos. Algo de este juego de malentendidos parece estar detr¨¢s del enredo de la moci¨®n de censura en ?lava, pretendida a toda costa por el PP para echar al PNV de la Diputaci¨®n y frenada por quien puede asegurar que prospere, el PSE. Este episodio, de dif¨ªcil digesti¨®n para quien no est¨¦ muy directamente involucrado en las intrigas e intereses partidistas, ha supuesto la primera fisura seria en el acuerdo de bases firmado por socialistas y populares para sostener al Gobierno de Patxi L¨®pez y, si no se resuelve sin ambig¨¹edades, puede emponzo?ar sus relaciones futuras con el veneno de la desconfianza permanente.
La relaci¨®n imposible PSE-PP en ?lava ech¨® ra¨ªces en 2002 con Rojo y Rabanera
El PP, sobre todo en ?lava, siente como un quebranto insoportable el hecho de que el PNV gobierne la provincia, cuando ¨¦l fue el partido m¨¢s votado en 2007, bien es cierto que con una ventaja muy escasa sobre el PSE y los peneuvistas. Estos se encontraron con el regalo inesperado de la Diputaci¨®n gracias al famoso gatillazo de Txarli Prieto, el secretario general del PSE alav¨¦s, que en el momento cumbre de la partida ense?¨® una rid¨ªcula pareja de doses tras haberse jactado de que ten¨ªa unas cartas imbatibles. Pero el hecho de que en ese momento, cuando todav¨ªa estaba vigente el gui¨®n de Ibarretxe, los socialistas y populares alaveses fueran incapaces de ponerse de acuerdo en el territorio donde superan con holgura a los nacionalistas, revel¨® una falla previa. Un obst¨¢culo cuya exacta dimensi¨®n no supieron medir Antonio Basagoiti ni Patxi L¨®pez cuando dejaron la cuesti¨®n alavesa fuera del pacto escrito para el sostenimiento del Gobierno vasco, como un asunto para ver m¨¢s adelante.
Acuciado por las prisas, porque la legislatura foral ya ha pasado su ecuador, y sin poder sustentar sus pretensiones en un documento firmado, el PP ha recurrido a la l¨®gica. Que el PNV siga al frente de la Diputaci¨®n es "incompatible" con el cambio en Euskadi, han proclamado al un¨ªsono todos los portavoces populares. Sin embargo, la coherencia no es el principio que rige la pol¨ªtica ni puede aplicarse de forma universal. Si hubiera que extender a otros ¨¢mbitos los motivos de excepcionalidad que han hecho ponerse de acuerdo a dos partidos rivales para desalojar al PNV del Gobierno de Euskadi, no s¨®lo habr¨ªa que descender a ?lava o a Getxo; con la misma raz¨®n se podr¨ªa ascender al Congreso de los Diputados. Puesto que el berrinche del PNV por verse fuera de Ajuria Enea mediante el pacto PSE-PP est¨¢ complicando la vida al Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero, lo coherente ser¨ªa que los populares de Mariano Rajoy no se aprovecharan de esa debilidad sobrevenida. Pero, quitando una t¨ªmida insinuaci¨®n de Basagoiti en tal sentido, no parece que los estrategas de la calle G¨¦nova est¨¦n dispuestos a extender los efectos del cambio hasta ese punto.
Puede discutirse si resulta o no comprensible que el PNV, la tercera fuerza en ?lava, gobierne en minor¨ªa con el in¨²til apoyo de EA y Aralar, cuando la primera (PP) y la segunda (PSE) alcanzan una mayor¨ªa holgada en las Juntas Generales. Esta extravagancia, sin embargo, remite a un grave desencuentro entre los populares y socialistas alaveses previo al acuerdo Patxi L¨®pez-Basagoiti y dif¨ªcil de reconducir por la extensi¨®n mec¨¢nica de ¨¦ste. No hay que olvidar que ?lava estuvo gobernada desde 1999 a 2007 por los populares y que su condici¨®n de territorio donde naufraga la hegemon¨ªa del nacionalismo ha permitido que el antagonismo natural entre los dirigentes del PP y el PSE haya alcanzado niveles de toxicidad comparables a los que se dan en Madrid o Andaluc¨ªa. Con el factor agravante de las torpes acusaciones deslizadas por los argumentarios populares contra los socialistas antes y durante el frustrado proceso de paz.
Invirtiendo los t¨¦rminos del razonamiento, lo dif¨ªcil de explicar no es que PSE y PP dejan de aplicar en la Diputaci¨®n de ?lava lo que han acordado hacer en el Gobierno vasco, sino por qu¨¦ no lo llevaron a la pr¨¢ctica hace dos a?os, cuando las circunstancias pol¨ªticas lo hac¨ªan todav¨ªa m¨¢s aconsejable. Echar a media legislatura al Gobierno de Xabier Agirre en nada favorecer¨ªa la imagen del cambio como factor renovador de la pol¨ªtica vasca. La gesti¨®n del diputado general no puede calificarse de catastr¨®fica y, quitando algunos gestos sectarios iniciales, ha mantenido -sobre todo desde que percibi¨® que su sill¨®n peligraba-, una posici¨®n institucional muy alejada de sus convicciones soberanistas.
La relaci¨®n imposible de socialistas y populares en ?lava ech¨® ra¨ªces con un sobrentendido en 2002, cuando Javier Rojo y Ram¨®n Rabanera apalabraron presuntamente un reparto del Ayuntamiento de Vitoria y la Diputaci¨®n que qued¨® borrado tras las elecciones de 2003. Nada de lo sucedido desde entonces ha contribuido a aliviar las tensiones, sino al contrario. Tampoco lo har¨ªa, seguramente, forzar una moci¨®n de censura, como no lo hizo el apoyo gratis dado entonces por el PSE a Rabanera, obedeciendo la orden de Rodr¨ªguez Zapatero. La extensi¨®n del cambio a ?lava quiz¨¢ ser¨ªa mejor que comenzara con la reconducci¨®n de las contaminadas relaciones personales y pol¨ªticas de los dirigentes de ambos partidos en la provincia. En este contexto, invocar la "filosof¨ªa" del acuerdo para el Gobierno, resulta un argumento endeble. Sobre todo, si no hay un texto que lo sustente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.