Los dependientes se quedan en casa
El 56% de las prestaciones otorgadas son ayudas para cuidadores familiares
Porque no tienen un centro de d¨ªa cerca o porque simplemente prefieren que les cuide su familia. La mayor¨ªa de dependientes gallegos que ya reciben prestaciones escogen las libranzas de cuidadores familiares, una alternativa que la Ley de Dependencia contempla como "excepci¨®n en caso de ausencia de medios cercanos". Enrique Rodr¨ªguez, trabajador en la Unidad de Dependencia de Lugo, cuenta que ¨¦sa es siempre la ¨²ltima ayuda que recomienda. "Los centros de d¨ªa y de noche son la mejor opci¨®n porque el servicio es m¨¢s completo y se libera a la familia", explica. "Adem¨¢s de atenci¨®n m¨¦dica, ofrecen programas de rehabilitaci¨®n y estimulaci¨®n en un entorno pr¨®ximo a la vivienda". Aun as¨ª, s¨®lo el 5% de los dependientes gallegos escoge esta alternativa. El reto de la Conseller¨ªa de Traballo y Benestar para el pr¨®ximo a?o es aumentar ese porcentaje y reducir el de las libranzas de cuidadores familiares, que hoy se sit¨²a en un 56%.
La ley contempla la atenci¨®n familiar en casa como una medida excepcional
S¨®lo el 5% de los solicitantes elige ingresar en un centro de d¨ªa
Los servicios o prestaciones que deben recibir los dependientes se intentan consensuar con el paciente y la familia pero, en ¨²ltima instancia, la decisi¨®n la toma un ¨®rgano de valoraci¨®n compuesto por un m¨¦dico, un psic¨®logo, un terapeuta y dos trabajadores sociales. ?sa es la ¨²ltima fase del proceso de valoraci¨®n de dependientes, la propuesta del Programa Individual de Atenci¨®n (PIA). El camino empieza mucho antes, cuando las unidades t¨¦cnicas de evaluaci¨®n de dependientes de las siete ciudades gallegas reciben las solicitudes de los usuarios. "Cuando la documentaci¨®n est¨¢ completa", explica Rodr¨ªguez, "el procedimiento para valorar ya se puede poner en marcha". Pero no siempre es inmediato. Los atascos del sistema, que ahora tiene 2.000 solicitudes por evaluar, se concentran en este cap¨ªtulo burocr¨¢tico. Sin embargo, Galicia lleva un ritmo aceptable: 63.915 personas valoradas desde mayo de 2007, fecha de inicio para las valoraciones. Al principio, la mayor¨ªa de centros sufrieron una aut¨¦ntica avalancha de solicitudes. "En Lugo [una de las provincias con mayor poblaci¨®n envejecida] entraban hasta 400 expedientes a la semana", recuerda Rodr¨ªguez, "ahora llegan poco m¨¢s de 100".
Superada la odisea burocr¨¢tica, empieza la fase de identificaci¨®n del grado y el nivel de dependencia. M¨¦dicos, psic¨®logos y terapeutas examinan al paciente -en su domicilio o en el centro- y determinan su grado de movilidad y autonom¨ªa. Luego, estos profesionales se re¨²nen con trabajadores sociales para "conjugar las valoraciones, dar una respuesta unitaria a las patolog¨ªas y definir el grado y el nivel de dependencia".
Hasta finales de a?o, s¨®lo tienen derecho a recibir ayudas los dependientes de grado III y II (gran dependencia y dependencia severa). De las casi 64.000 personas valoradas en Galicia, el 70% (42.716) pertenece a uno de esos dos grupos. El resultado super¨® las previsiones de la conseller¨ªa. "No esper¨¢bamos un n¨²mero tan elevado de grandes dependientes, fueron much¨ªsimos m¨¢s de los que pronosticaba el Libro Branco da Dependencia", recuerda Montserrat Garc¨ªa, coordinadora de las unidades de dependencia de Galicia. Los 16.000 que calculaba el documento son ahora casi 30.000.
Una vez determinado el grado de dependencia, empieza la tercera y ¨²ltima fase del proceso: la elaboraci¨®n del PIA. En esa etapa, los trabajadores sociales son un pilar fundamental. "Redactamos un informe que contempla factores sociofamiliares, datos del entorno del paciente y de las condiciones de su vivienda", explican desde el Colexio Oficial de Diplomados en Traballo Social de Galicia. Con esa informaci¨®n, adem¨¢s de la evaluaci¨®n de las condiciones de salud del dependiente y una valoraci¨®n econ¨®mica en funci¨®n de su renta y patrimonio, el ¨®rgano de valoraci¨®n elabora el PIA. Es decir, determina qu¨¦ prestaci¨®n de las que oferta la ley -atenci¨®n residencial (escogida por un 22% de los dependientes), ayuda a domicilio (16%), centros de d¨ªa y de noche (5%), libranzas vinculadas a servicios (2%) o libranzas de cuidadores familiares (56%)- es la m¨¢s adecuada. Este proceso puede durar hasta un a?o, asegura Montserrat Garc¨ªa. Seis meses para evaluar el grado y el nivel de dependencia y otros seis para consensuar el Programa Individual de Atenci¨®n. Pero la nueva Conseller¨ªa de Traballo y Benestar, dirigida por Beatriz Mato, pretende agilizar los tr¨¢mites. En sus retos de futuro est¨¢ la "modificaci¨®n del decreto y la orden que regula los procedimientos, los tiempos y el perfil de los valoradores". Uno de los objetivos es reducir a medio a?o la duraci¨®n del proceso evaluador, tres meses para cada etapa.
El Colexio Oficial de Diplomados en Traballo Social de Galicia se ha adelantado a la Xunta y, con el mismo objetivo, ha creado una nueva herramienta on line para favorecer la din¨¢mica de grupos de trabajo "creados para el desarrollo espec¨ªfico de temas de m¨¢xima sensibilidad". El primero ser¨¢ el de la dependencia, que pretende "dise?ar nuevos protocolos orientados a optimizar los recursos existentes", explica la presidenta, Mar¨ªa Jos¨¦ Redondas.
Y ah¨ª est¨¢ el problema, en los recursos, que no llegan para todos. S¨®lo 16.565 de los casi 30.000 grandes dependientes cobrar¨¢n este a?o las ayudas que merecen por ley. El Estado aporta una cantidad m¨¢xima por dependiente en funci¨®n del grado, sea cual sea el servicio que recibe. En algunos casos s¨ª se cumple el convenio acordado con las comunidades de sufragar a medias el desarrollo de la ley. En otros, no. Por ejemplo, el coste de una plaza en una residencia para un gran dependiente asciende a 2.600 euros mensuales, de los que el Gobierno central aporta s¨®lo 263. No hay dinero suficiente y los plazos de la ley apremian. Por eso, Galicia pedir¨¢ al Estado que posponga las fechas para pagar las ayudas.
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