El mundo al rev¨¦s
El PP busca culpables de lo que le sucede en la prensa y la polic¨ªa; pero debe empezar por sus filas
Rita Barber¨¢ tiene claras ideas morales respecto a la recepci¨®n de regalos en su condici¨®n de alcaldesa de Valencia. Sostiene que todos los pol¨ªticos los reciben, y que son m¨¢s importantes cuanto m¨¢s importante es el cargo: "Sospecho que los del presidente del Gobierno y ministros tienen que ser un poco m¨¢s grandes y m¨¢s caros que los de la alcaldesa y los concejales". Hace escasos d¨ªas ya sorprendi¨® a propios y extra?os al pedir que se investigara al presidente del Gobierno por unas anchoas recibidas como regalo del presidente de Cantabria. Y d¨ªas m¨¢s tarde argument¨® a favor de la despenalizaci¨®n del cohecho impropio, la figura penal por la que ha sido procesado su compa?ero de partido Francisco Camps, por los trajes y otras prendas de vestir presuntamente recibidos como presente de la trama G¨¹rtel.
La preocupaci¨®n de Barber¨¢ por los c¨®digos de conducta de los pol¨ªticos no es meramente te¨®rica. Seg¨²n una de las m¨²ltiples grabaciones efectuadas por la polic¨ªa al cabecilla de la trama en Valencia, ?lvaro P¨¦rez, m¨¢s conocido como El Bigotes, la alcaldesa valenciana ha venido recibiendo regalos de bolsos de la marca Vuitton "desde hace cuatro a?os"; si bien en la misma grabaci¨®n, El Bigotes reconoce que los presentes no tienen la finalidad de obtener ninguna contrapartida concreta.
Sin embargo, lo m¨¢s grave de este caso, en apariencia banal hasta ahora, no es tanto la reacci¨®n de Barber¨¢; lo verdaderamente preocupante es la virulenta y desmedida contestaci¨®n del PP nacional a este nuevo episodio de la trama G¨¹rtel, que degrada a¨²n m¨¢s si cabe los bajos niveles de la calidad de la democracia en este pa¨ªs. El comunicado emitido el domingo por G¨¦nova denuncia "una campa?a sistem¨¢ticamente programada y ejecutada de ataque y desprestigio"; asegura sin pudor y sin prueba alguna que el Ministerio del Interior est¨¢ "inmerso" en ella; implica al Gobierno, a la Fiscal¨ªa y a "determinado grupo de comunicaci¨®n", que m¨¢s adelante identifica como el Grupo PRISA (editor del diario EL PA?S); y no tiene reparos en hablar de Estado policial. Semejante desprop¨®sito deja dudas sobre si queda alguien en la actual direcci¨®n del PP que entienda la tarea de la prensa en una democracia avanzada y, por ende, los par¨¢metros b¨¢sicos de un Estado democr¨¢tico de derecho, lo que resulta de extrema gravedad en el primer partido de la oposici¨®n.
El PP no ha sabido, querido o podido atajar hasta ahora los brotes de corrupci¨®n que tiene en su interior, y ahora paga el precio de su torpeza, indecisi¨®n o impotencia. Para evitarlo, su direcci¨®n ha decidido tomar el camino m¨¢s f¨¢cil pero a la vez m¨¢s irresponsable: primero, negarlo todo aun contra las mayores evidencias; y despu¨¦s, atribuir todas las responsabilidades a los dem¨¢s. Su norma ha sido no dar ni una sola explicaci¨®n p¨²blica sobre ni uno solo de los comportamientos, como m¨ªnimo dudosos, de los dirigentes implicados en el caso y, como contrapartida, exigirlas todas de todas las otras partes implicadas, incluidas la justicia y la polic¨ªa; e incluso de quienes no lo est¨¢n, como son los medios de comunicaci¨®n, pero se encuentran obligados a proporcionar informaciones claramente relevantes sobre un caso del mayor inter¨¦s p¨²blico.
El doble rasero utilizado por el PP remite a una oscura sombra totalitaria que le lleva a propugnar la censura y la autocensura cuando se trata de informaciones que le afectan, hasta situar el derecho al honor de sus dirigentes por encima de la libertad de informaci¨®n, en abierta contradicci¨®n con la jurisprudencia constitucional espa?ola. Nadie quiere aniquilar al PP, como dice de forma ampulosa y falsaria su comunicado del domingo: es el propio PP el que se dirige hacia el abismo si sigue empe?ado en legitimar a quienes han cometido delitos actuando bajo la cobertura de sus filas y de su organizaci¨®n.
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