Un monarca que reina y tambi¨¦n gobierna
Desde que lleg¨® al trono, el jefe del Estado de Marruecos ha reforzado sus poderes
Delphi Automotive Systems, la empresa estadounidense que cerr¨® hace dos a?os en Puerto Real (C¨¢diz), inaugur¨® hace tres meses en la zona franca de T¨¢nger su segunda f¨¢brica de repuestos de autom¨®vil.
Es un elemento m¨¢s, resaltaba la agencia de prensa oficial marroqu¨ª MAP, del ¨¦xito del "proyecto estrella" del megapuerto de T¨¢nger-Med, que el rey Mohamed VI lanz¨® en 2002, y que compite con Algeciras.
Con motivo del d¨¦cimo aniversario de su entronizaci¨®n la prensa oficialista marroqu¨ª reitera machaconamente la "visi¨®n estrat¨¦gica" que tuvo el monarca. El noroeste de Marruecos est¨¢ desarroll¨¢ndose a marchas forzadas en los ¨²ltimos siete a?os.
El proyecto lo dirige la Agencia Especial T¨¢nger Mediterr¨¢neo, que, en buena medida, escapa al control del Gobierno y depende del palacio real. El ejemplo ilustra la manera de gobernar del soberano alau¨ª. Fundaciones, comisiones y agencias especiales -se acaba de crear una nueva para el puerto de Nador- eluden el control del Ejecutivo y s¨®lo rinden cuentas al rey.
El crecimiento econ¨®mico del pa¨ªs se ha consolidado durante un decenio
La revista 'Forbes' estima en 1.757 millones de euros la fortuna del rey
Hassan II falleci¨® hace hoy diez a?os y su hijo primog¨¦nito, que ten¨ªa entonces 35 a?os, fue entronizado ese mismo d¨ªa. Hered¨® un pa¨ªs en el que su padre, en sus ¨²ltimos a?os de reinado, hab¨ªa impulsado una alternancia pol¨ªtica -un socialista accedi¨® a la jefatura del Gobierno en 1998- que pod¨ªa anunciar una transici¨®n.
La transici¨®n inacabada, titula el profesor franc¨¦s Pierre Vermeren el libro que public¨® el mes pasado sobre Marruecos. Inconclusa porque el art¨ªculo 19 de la Constituci¨®n otorga casi todos los poderes al rey y no se contempla su revisi¨®n. Socialistas e islamistas moderados la piden, no obstante, de vez en cuando, pero con la boca peque?a.
Mohamed VI mantiene adem¨¢s la costumbre de su progenitor de nombrar directamente, adem¨¢s del primer ministro, a varios miembros del Gobierno, una atribuci¨®n no prevista por la Constituci¨®n. Los llamados "ministros de soberan¨ªa" desempe?an las carteras de Interior, Justicia, Exteriores y Asuntos Isl¨¢micos. Para m¨¢s inri, el rey ha creado nuevos ¨®rganos, como la agencia que gestiona T¨¢nger-Med, vinculados al palacio real.
Esta manera sui generis de gobernar no arroja, sin embargo, malos resultados econ¨®micos. "La tasa de crecimiento de la econom¨ªa marroqu¨ª ha progresado constantemente durante los ¨²ltimos diez a?os", resalta el estudio Una ambici¨®n marroqu¨ª reci¨¦n elaborado por diez expertos.
Empe?ado en combatir las interpretaciones radicales del islam, el soberano ha promovido tambi¨¦n dos grandes reformas religiosas en 2004, poco despu¨¦s de los atentados de Casablanca, y en 2008. Ambas consolidan a¨²n m¨¢s su poder como Comendador de los Creyentes, es decir, jefe espiritual de los musulmanes, un t¨ªtulo que ya le otorga la Constituci¨®n.
Los partidos pol¨ªticos y el Parlamento nunca han sido un contrapoder. El monarca les ha fustigado en sus discursos por su debilidad y falta de arraigo, pero no les ha ayudado a levantar cabeza. Al contrario, con su apoyo o, por lo menos, su benepl¨¢cito, dej¨® que su gran amigo Fouad Al¨ª el Himma creara una nueva formaci¨®n hace diez meses que la prensa bautiz¨® como "el partido del rey".
La irrupci¨®n de esta nueva fuerza, que el mes pasado ya gan¨® las municipales, ha puesto patas arriba el mapa pol¨ªtico del reino. Ha debilitado a¨²n m¨¢s a partidos hist¨®ricos como los socialistas o el Istiqlal (Independencia), que deber¨ªan ser los pilares de una futura democracia.
En el cap¨ªtulo econ¨®mico el peso de la familia real sigue siendo preponderante pese a la liberalizaci¨®n. Siger, el holding que gestiona la fortuna real, controlaba en 2003 el 60% de los t¨ªtulos que cotizaban en la peque?a bolsa de Casablanca, seg¨²n revel¨® el semanario Le Journal.
La revista especializada estadounidense Forbes estimaba en junio que la fortuna de Mohamed VI era, en 2008, de 1.757 millones de euros. Fue el ¨²nico monarca importante que consigui¨® incrementar sus haberes ese a?o.
Pese a tanta acumulaci¨®n de poder, el soberano es discreto. Rehuye a los medios de comunicaci¨®n -desde que en enero de 2005 recibi¨® a EL PA?S no ha concedido m¨¢s entrevistas- y tambi¨¦n las cumbres y conferencias internacionales.
En Marruecos, en cambio, es omnipresente. Multiplica las inauguraciones, sobre todo aquellas con una vertiente social, hasta extremos insospechados. Lleg¨® a cortar la cinta de una piscina municipal en Oujda que ni siquiera era ol¨ªmpica. "Es un rey que ans¨ªa ser querido", afirma el polit¨®logo Mohamed Tozy. La transici¨®n incompleta no significa que no se haya producido una apertura. Pese al acoso que padece, la prensa es de las m¨¢s libres del mundo ¨¢rabe y la sociedad civil vive una etapa de efervescencia reivindicativa.
El aspecto m¨¢s llamativo fue la investigaci¨®n, promovida por el soberano, de la represi¨®n durante el reinado de su padre. Las v¨ªctimas de aquellos a?os de plomo contaron en p¨²blico las atrocidades que hab¨ªan padecido y ahora est¨¢n siendo indemnizadas.
La valiente labor de esclarecimiento del pasado corri¨® a cargo de la instancia Equidad y Reconciliaci¨®n, creada por el propio rey. Antes de disolverse, en 2006, redact¨® algunas recomendaciones para evitar caer en el futuro en los mismos desafueros. Su encomienda es letra muerta.
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