Un rey bien dispuesto hacia Espa?a
Mohamed VI frena la emigraci¨®n ilegal y apenas alude a Ceuta y Melilla
Mohamed VI llam¨® por tel¨¦fono el 5 de enero de 2008 a don Juan Carlos. Quer¨ªa felicitarle por su 70 cumplea?os y anunciarle de paso que el embajador marroqu¨ª en Madrid, Omar Azziman, al que hab¨ªa llamado a consultas hac¨ªa m¨¢s de dos meses, regresaba a su puesto. "Ya pasamos p¨¢gina", le dijo satisfecho el monarca alau¨ª al rey de Espa?a, seg¨²n coment¨® este ¨²ltimo al d¨ªa siguiente a algunos de sus invitados a la Pascua Militar.
Cuarenta y ocho horas despu¨¦s una nota marroqu¨ª confirmaba el retorno de Azziman, al que el soberano hab¨ªa retirado en protesta por la primera visita, en noviembre de 2007, de los reyes de Espa?a a Ceuta y Melilla. A principios de 2006, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero ya hab¨ªa sido el primer presidente del Gobierno, desde Adolfo Su¨¢rez, en viajar a ambas ciudades aut¨®nomas. Rabat s¨®lo protest¨® entonces mediante un par de tibios comunicados.
Rabat recurri¨® al Ej¨¦rcito para aliviar la presi¨®n migratoria sobre los enclaves
Aquel viaje real fue el ¨²nico momento de tirantez entre Rabat y Madrid desde que, en 2004, el PSOE volvi¨® a gobernar. Pese al episodio del islote de Perejil, en 2002, Mohamed VI es un interlocutor amable para Espa?a comparado con su padre, Hassan II. ?ste denunciaba con frecuencia en sus discursos la "colonizaci¨®n" de Ceuta y Melilla.
Cuando, en abril de 1998, un a?o antes de morir, se entrevist¨® por ¨²ltima vez con el presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, Hassan II sac¨® de nuevo a relucir la necesidad de crear una "c¨¦lula de reflexi¨®n" sobre el futuro de Ceuta y Melilla. Su hu¨¦sped se neg¨® a ello y se produjeron entonces "momentos tensos en la conversaci¨®n", seg¨²n Aznar, que se declar¨® dispuesto a actuar con "determinaci¨®n y contundencia" para defenderlas.
Mohamed VI no ha reiterado nunca esta reivindicaci¨®n territorial salvo en 2002, cuando los marroqu¨ªes fueron desalojados por la fuerza de Perejil, y en 2007, tras la visita real a las ciudades aut¨®nomas. Es m¨¢s, tanto a Aznar como a Zapatero les explic¨® en privado al conocerles, en 1999 y 2001, que Ceuta y Melilla no estaban entre sus prioridades.
En el oto?o de 2005, cuando miles de subsaharianos intentaban saltar las verjas de Ceuta y Melilla, el soberano alau¨ª recurri¨®, por primera vez durante su reinado, al Ej¨¦rcito para mantener el orden p¨²blico. Envi¨® militares a la Gendarmer¨ªa y a las Fuerzas Auxiliares para proteger dos ciudades cuya soberan¨ªa a¨²n reivindica Marruecos.
Desde noviembre de 2003, Marruecos no ahorra esfuerzos para contener, a veces con m¨¦todos brutales, la emigraci¨®n clandestina que zarpa de sus costas, y de las del S¨¢hara, rumbo a Espa?a. Tambi¨¦n ahonda en la cooperaci¨®n antiterrorista hasta el punto de que, por primera vez, dos c¨®mplices de los atentados del 11-M fueron juzgados en Sal¨¦, junto a Rabat, por los cr¨ªmenes cometidos en Madrid en 2004.
Mohamed VI tiene claro que el desarrollo de su pa¨ªs pasa por estrechar lazos con Espa?a. Incluso cuando, en junio de 2001, la relaci¨®n hispano-marroqu¨ª estaba en horas bajas, recibi¨® en T¨¢nger a una amplia delegaci¨®n de la Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones Empresariales para animarles a invertir en Marruecos.
Pero esa apuesta por Espa?a no llega a lo personal. El rey se va de vacaciones a Roma, a Costa B¨¢varo (Rep¨²blica Dominicana), y, sobre todo, a Courchevel (Alpes franceses) o a Par¨ªs, pero nunca a una playa espa?ola. "Teme que no le dejen en paz, que la presi¨®n medi¨¢tica sea excesiva", explica un ex miembro de su Gabinete.
La buena disposici¨®n pol¨ªtica del monarca hacia su vecino septentrional tiene contrapartidas. Espa?a es, junto con Francia, el principal valedor de Marruecos ante la UE. M¨¢s importante a¨²n a ojos del rey: apoya con discreci¨®n a Rabat en el S¨¢hara hasta el punto de no defender que, como las dem¨¢s fuerzas de paz de la ONU, la que est¨¢ desplegada en la ex colonia espa?ola ostente competencias en materia de derechos humanos.
Pese a la "luna de miel" bilateral que se inici¨® en 2004, ambos vecinos tienen numerosos problemas pendientes que pueden degenerar en enfrentamientos. Carecen, por ejemplo, de delimitaci¨®n de aguas entre Canarias y la costa marroqu¨ª, donde se realizan prospecciones de petr¨®leo.
Las fronteras ceut¨ª y melillense son adem¨¢s un esperpento por donde cruzan a diario miles de personas. Ceuta no dispone de aduana comercial que le permita exportar legalmente a Marruecos, como s¨ª lo hace Melilla. Si no se ha avanzado m¨¢s la responsabilidad recae, con frecuencia, sobre la diplomacia espa?ola. Madrid no ha solicitado formalmente a Rabat abrir una negociaci¨®n para que Ceuta cuente tambi¨¦n con una aduana.
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