Ciclistas generosos a 46 por hora
Quinto 'sprint' victorioso de Cavendish la v¨ªspera del Mont Ventoux, el ¨²ltimo obst¨¢culo antes de Par¨ªs

Siguiendo viejas tradiciones inquisitoriales espa?olas, recogidas en su pa¨ªs por los colonos puritanos amantes de las cazas de brujas, Greg LeMond le pide a Contador que cuelgue el hueso de un jam¨®n de su bicicleta para demostrar su limpieza de sangre y Contador se da el gusto de no dignarse ni a responderle. Si quieres conocer su vida privada, le dice su gente al americano, pregunta en la AMA, en la UCI, en la WADA, en la AFLD, ellos saben m¨¢s que nadie de su sangre, recogida todos los d¨ªas del Tour y antes, de su orina, de su alma. Siguiendo el infantilismo de Carl Lewis -el hijo del viento, uno que se niega a reconocer que pueda haber gente m¨¢s veloz que ¨¦l y mata de entrada a Usain Bolt- LeMond, maillot amarillo en 1986, 1989 y 1990, es el primer ganador del Tour que rompe la tradici¨®n sagrada de los campeones de nunca poner en entredicho las victorias de sus herederos, aunque s¨®lo sea para no parecer sencillamente amargados ex. "Es el precio del maillot amarillo", dijo Johan Bruyneel, que sabe de qu¨¦ va la cosa, con neutralidad rayana en la indiferencia. "No, Contador no necesita que se le defienda de esas insidias".
El ingl¨¦s lleva cinco victorias, 4+1 que dir¨ªa ?ngel Nieto, pues la de ayer no entraba en los planes de nadie
Contador asegura que trabajar¨¢ para que Armstrong acabe junto a ¨¦l en el podio
Ambos cerrar¨ªan as¨ª de manera insuperable ocho meses de relaci¨®n imposible
Contador no rompe ninguna tradici¨®n, ni siquiera la que dicta que la generosidad es una marca de los campeones. "Trabajar¨¦ para que Armstrong acabe en el podio de Par¨ªs", dijo. "Me gustar¨ªa que estuviera porque dar¨ªa m¨¢s prestigio a mi victoria". Incluso no descartar¨ªa el chico de Pinto, tan generoso, invitarle a subir para las fotos al primer caj¨®n, para que recordara, quien consider¨® ese puesto durante siete a?os propiedad privada, c¨®mo se ve el mundo desde el lugar m¨¢s deseado de todos los ¨²ltimos domingos de julio. Cerrar¨ªa as¨ª, de manera insuperable, ocho meses de relaci¨®n imposible que corr¨ªan el peligro, si se alargaban, de acabar convertidos en una especie de guerra de los Rose, con m¨¢s sangre y menos humor, porque nunca hubo amor en ella.
Tambi¨¦n Denis Menchov es un campe¨®n, aunque en este Tour no lo pareciera la mayor¨ªa de los d¨ªas, y tambi¨¦n es generoso, como se vio el mi¨¦rcoles camino del Grand Bornand. Menchov, para quien el Tour 2009 es demasiado ancho y tan ajeno, se escap¨® con la fuga matinal para lucir el maillot, justificar su presencia de cuerpo y su ausencia de esp¨ªritu, agradar a los invitados vip de su equipo, y poco m¨¢s. Sin embargo, como en el Giro, patin¨® sobre el suelo mojado. Cay¨®, como dir¨ªa el feriante, no una, no dos, sino tres veces. Y en las tres, al levantarse magullado, maldiciente y dolorido, lo primero que cruz¨® su mirada fue el rostro imp¨¢vido, casi hura?o, de su jefe, acompa?ado de un expresivo cruzarse de brazos. "?Ay! ?C¨®mo me gustar¨ªa estar ya en Rusia!", se lament¨® el ganador del Giro, tan impresionante en su maglia rosa, tan poca cosa de naranja Rabobank.
Pero antes de irse a Rusia, rodillas vendadas, mirada inexpresiva, torso r¨ªgido sobre su bicicleta, Menchov se puso ayer al frente del pelot¨®n. Lo hizo en el segunda que pod¨ªa decidir la victoria de la etapa m¨¢s r¨¢pida del a?o (m¨¢s de 46 por hora en la can¨ªcula, en el asfalto ¨¢spero como papel de lija, en las carreteras encajonadas entre r¨ªos cantarines). Lo hizo para cansar a Cavendish, tan pimpante en las llegadas al sprint hasta ahora, para ayudar a su amigo Freire, el maillot verde de 2008, tan inexistente como el ruso en 2009, a quedarse sin enemigos. Lo hizo marcando estrechamente la fuga in¨²til con la que Alessandro Ballan quiso honrar su eclipsado maillot arcoiris de campe¨®n del mundo. A su rueda, todos en fila india, se vieron varias cosas sorprendentes: que Cavendish sub¨ªa ligero de culo y desarrollo como un escalador consumado, que Armstrong no perd¨ªa detalle de los movimientos a su alrededor, que Contador cantaba alegre detr¨¢s. Acabada la subida, en el descenso vertiginoso a meta, Menchov se apart¨®, a Ballan lo engull¨® el pelot¨®n, Freire mostr¨® su habilidad saltando a 60 por hora una rotonda en la que entr¨® desenfrenado e, inevitablemente, Cavendish, ligero de desarrollo, supers¨®nico de frecuencia de pedalada, gan¨® (y van cinco).
El mistral barri¨® ayer Provenza y limpi¨® de brumas el cielo del Ventoux, el monte calvo que asombra y atemoriza en medio de las llanuras de lavanda y los pinares. El mistral soplar¨¢ hoy fuerte cuando los corredores, los generosos, los ratas, los so?adores, los fatigados, los que vuelan y los que se arrastran, lleguen al Chalet Reynard, donde las piedras blancas que deslumbran a la luz del sol montan el decorado lunar del ¨²nico puerto que no le gusta a Contador, del ¨²nico puerto que no ama a Armstrong. Txurruka y Al¨¢n P¨¦rez, dos de los m¨¢s generosos, no podr¨¢n disfrutar del suplicio. Juntos, ayud¨¢ndose uno, herido, al otro, lesionado, llegaron ayer fuera de control.

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
