La monta?a del miedo
Tres generaciones, Bernard, Sastre y Ant¨®n, destacan el temor que causan el viento y las duras rampas del imponente Ventoux
Eric Caritoux, un ciclista muy accidental, gan¨® la Vuelta a Espa?a, sorprendentemente, en 1984. Autom¨¢ticamente, su victoria se explic¨® porque hab¨ªa nacido a los pies del Mont Ventoux, toda una garant¨ªa para cualquier escalador que se precie. El Monte Ventoso, la Luna, Vintur (el dios galo de los vientos) o como se le quiera llamar, es el reino del viento, donde el mistral, seg¨²n dicen, ha llegado a soplar a 320 km/h. Los ciclistas del Tour lo ascender¨¢n hoy por 14? vez en la historia de la carrera, desde que el franc¨¦s Lucien Lazavides lo coronase en 1951 por primera vez y otro franc¨¦s, Richard Virenque, lo hiciera la ¨²ltima en 2002. All¨ª dej¨® su vida el brit¨¢nico Tom Simpson el 13 de junio de 1967 por una mezcla de sol, alcohol y anfetaminas, cuando gan¨® Julio Jim¨¦nez, y all¨ª Eddy Merckx tuvo que recibir ox¨ªgeno tras cruzar, en primer lugar, la l¨ªnea de meta en 1970. Un a?o despu¨¦s, la gloria le correspondi¨® al c¨¢ntabro Gonzalo Aja.
Para el ganador del a?o pasado es la "¨²ltima oportunidad" de reconciliaci¨®n
Hoy, el Mont Ventoux sigue siendo el mismo coloso que mira desde lo alto el serpenteo de una carretera pelada, sin resquicios al viento, el sol o la lluvia, pero el ciclismo ha cambiado. El Tour lo hab¨ªa se?alado como el juez de la carrera de este a?o y sin embargo, vistas las diferencias de Contador respecto a los dem¨¢s, parece reducido a una lucha secundaria por el podio y la gloria de inscribir un nuevo nombre en la lista de ganadores (ninguno de los anteriores est¨¢ en activo).
La leyenda, no obstante, contin¨²a. Jean Fran?ois Bernard (hoy comentarista de ciclismo) cree que "no es m¨¢s duro que otros puertos como el Izoard o el Aubisque, por ejemplo, pero su caracter¨ªstica principal es el miedo que impone. Es lo que lo hace distinto". Y considera que cuando el viento sopla fuerte "es imposible llegar en solitario". El ciclista franc¨¦s gan¨® all¨ª una etapa contrarreloj. "Us¨¦ dos bicicletas, una de carretera para el tramo menos duro y una m¨¢s ligera con un 51 de plato", recuerda. La altura (1.912m), sin embargo, recuerda que no le afect¨®: "He visto a algunos corredores que han sufrido por la falta de ox¨ªgeno, pero yo no lo not¨¦".
Carlos Sastre, el ¨²ltimo ganador del Tour, lo tiene entre ceja y ceja y coincide con Bernard "en la dureza de sus rampas y la dificultad del viento", pero para ¨¦l m¨¢s que una tortura puede ser una salvaci¨®n: "En este Tour he estado demasiado invisible y el Mont Ventoux es la ¨²ltima oportunidad de demostrarme a m¨ª mismo que mi presencia no ha sido vana". Es la etapa por la que ha trabajado los ¨²ltimos d¨ªas, cuando la gloria ya estaba lejos y s¨®lo queda la reconciliaci¨®n con uno mismo. Sastre dice que este Tour le hecho saber cosas de s¨ª mismo "que no sab¨ªa". Para ¨¦l, un ¨¦xito hoy ser¨ªa como finalizar su particular Camino de Santiago ciclista.
El viento es tambi¨¦n el argumento de Igor Ant¨®n, el escalador del Euskaltel, al que las ca¨ªdas han ido minando f¨ªsica y moralmente. "Ser¨¢ la tercera vez que lo suba, aunque la primera en el Tour, las otras dos veces fueron en la Dauphin¨¦ Liber¨¦ y tengo buenos recuerdos. Hace dos a?os tuve el honor de quedar por delante de Contador. El a?o pasado, no estuve mal, pero no me encontr¨¦ igual. Ahora tengo una enorme ilusi¨®n, pero hay muchos galgos en este Tour", dice. El viento es el problema, "y el hecho de que llegue en la pen¨²ltima etapa del Tour con la gente ya muy cascada hace que la Luna sea m¨¢s complicada de conquistar", asegura. Hace 673 a?os lo ascendi¨® Petrarca por la pura curiosidad de disfrutar de sus vistas. Otros lo har¨¢n por obligaci¨®n o por devoci¨®n.
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