El arte de ver otra ciudad
Los artistas Marlon de Azambuja y Tamara Arroyo crean nuevas maneras de mirar Madrid en Matadero
A ¨¦l le basta y le sobra con un rollo de cinta aislante. Ella se invent¨® una isla (Leg¨¢zpolis) y un mapa mudo. ?l, Marlo de Azambuja (San Antonio da Patrulha, Brasil, 1978) comenz¨® a subrayar el espacio urbano con cinta adhesiva hace ahora tres a?os (pegando cinta de colores en bancos, farolas o paradas de autob¨²s). Ella, Tamara Arroyo (Madrid, 1972), puso en el mapa (y con muchos luminosos) la Strip de Delicias, una calle, como la Strip de Las Vegas (que parte en dos la ciudad), llena de comercios y locales de inmigrantes del barrio de Legazpi y de los alrededores del Centro Cultural Matadero, donde -desde ayer y hasta finales de septiembre- pueden verse ambas propuestas.
Dos formas de recortar la ciudad, dos maneras de mirarla con mucho arte, hasta el punto de hacerla otra, de descubrir otros aspectos nunca vistos pero que siempre estuvieron ah¨ª.
A ¨¦l le basta con un rollo de cinta aislante, y ella se ha inventado una isla
"Mi obsesi¨®n por los l¨ªmites y las fronteras empez¨® cuando llegu¨¦ a Madrid, hace ahora cuatro a?os, y descubr¨ª que pon¨ªan azufre en las bases de los edificios para evitar que measen los perros. El color verdoso de ese elemento qu¨ªmico marcaba las l¨ªneas esenciales de construcciones que hab¨ªan sido testigos de siglos de historia de la ciudad", cuenta de Azambuja. "Y empec¨¦ a hacer lo mismo pero con harina", dice.
El salto a la cinta aislante vino despu¨¦s. "Consegu¨ª un trabajo haciendo paquetes en una tienda de fotograf¨ªa, descubr¨ª que hab¨ªa cinta aislante de colores y empec¨¦ a explorar las posibilidades del material", explica este joven artista que, pese a ser reconocido en su pa¨ªs (sus obras forman parte de grandes museos de Brasil, como el Oscar Niemeyer), no era nadie cuando lleg¨® a Madrid, no ten¨ªa papeles y lleg¨® a vivir en la calle.
"Esa experiencia me sirvi¨® mucho para repensar mi trabajo y aprender de la ciudad", asegura ahora que los polic¨ªas y los trabajadores de limpieza se han acostumbrado a verle por las calles, apropi¨¢ndose del espacio p¨²blico ("de todos y tambi¨¦n m¨ªo", dice) creando muros de pl¨¢stico rojo entre dos farolas del paseo del Prado, embalando un banco hasta convertirlo en un cub¨ªculo futurista ("donde se instal¨® un indigente"), o precintando una fuente con cinta blanca que simula la salida a chorro del agua (en la foto). Marlon es como un graffitero de la cinta aislante, una especie de Banksy de la cinta adhesiva.
Ahora, en el espacio Abierto por Obras de Matadero ha creado un t¨²nel rojo (en la foto); ha delimitado un espacio que siempre estuvo ah¨ª resaltando sus formas y su profundidad, convirtiendo el lugar y sus l¨ªneas en protagonistas. De ah¨ª el nombre de la instalaci¨®n: Potencial escult¨®rico.
Tamara, en cambio, extrajo un trozo de mapa del distrito de Arganzuela ayudada por Google maps. Lo convirti¨® en una isla rodeada de agua (Leg¨¢zpolis) y la redescubri¨® con sus habitantes: ni?os que dibujaron sobre papel su itinerario de vuelta a casa; transe¨²ntes a los que se pidi¨®, en el lugar en que se encontraban, que marcasen en trozos de peri¨®dico su ubicaci¨®n en el barrio; vecinos... Con ellos, Arroyo ha generado una cartograf¨ªa nueva, un pedazo de ciudad con otra leyenda que puede verse en www.mundolegazpi.intermediae.es. Dos miradas, dos recortes: el arte de ver otra ciudad.
Potencial Escult¨®rico. Abierto X Obras. Hasta el 20 de septiembre. Y Leg¨¢zpolis. Intermediae. Hasta el 27 de septiembre. Ambas, en el Centro Cultural Matadero.
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