Hay caso

La juez que con paciencia instruye el caso del supuesto espionaje a dos relevantes cargos p¨²blicos del Partido Popular, el vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo; y Alfredo Prada, ex consejero auton¨®mico de Madrid y ahora responsable nacional de Emigraci¨®n en el PP, ha citado como imputados a tres ex guardias civiles, contratados a dedo como asesores, duplic¨¢ndoles el suelo, por el consejero de Interior, Francisco Granados, que une a su cargo el de secretario general del PP de Madrid.

La juez entiende que hay indicios de un delito de malversaci¨®n de fondos p¨²blicos, utilizados supuestamente para perpetrar algo especialmente execrable en el sistema democr¨¢tico: el espionaje a un adversario pol¨ªtico para utilizar la informaci¨®n en los combates internos del propio partido. Tras el supuesto espionaje, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, destituy¨® de su cargo de consejero a Prada, una de las supuestas v¨ªctimas de los seguimientos. Los agentes a sueldo de la Comunidad de Madrid invadieron la intimidad de Prada, hasta el punto de seguirle de madrugada cuando sal¨ªa de cenar con su mujer y su hija.

Prada y Cobo denunciaron los hechos, primero a la Fiscal¨ªa y luego a la juez. La reacci¨®n de Esperanza Aguirre y sus portavoces fue, de una parte, lanzar una campa?a de insidias contra EL PA?S, que fue el medio de comunicaci¨®n que denunci¨® el caso, y de la otra, habilitar una comisi¨®n de la Asamblea de Madrid destinada a dar carpetazo al asunto despu¨¦s de teatralizar una mala ficci¨®n de investigaci¨®n a la que no fueron autorizados a comparecer ni siquiera los pol¨ªticos espiados, adem¨¢s de rechazar el acceso a la documentaci¨®n. La t¨¦cnica de matar al mensajero, utilizada de forma ejemplar por el Gobierno de la Comunidad, ha ido instal¨¢ndose posteriormente como el mecanismo central del PP a la hora de enfrentar los casos de corrupci¨®n.

La afici¨®n al espionaje condujo m¨¢s tarde a poner en marcha una nueva trama para facilitar a un medio de comunicaci¨®n complaciente con el PP y dispuesto a tapar el esc¨¢ndalo, todo tipo de documentaci¨®n privada, como los vales de comida del ch¨®fer de Prada para desmentir que estuviera en los sitios de los que hablaban los partes escritos de los esp¨ªas y de los que exist¨ªan testimonios fotogr¨¢ficos.

El portavoz del PP de Madrid, que tambi¨¦n une a su condici¨®n la de consejero de Sanidad de la Comunidad, Juan Jos¨¦ G¨¹emes, lleg¨® a decir que los partes del espionaje se hab¨ªan fabricado en la redacci¨®n de EL PA?S, conociendo de antemano que hab¨ªa datos manuscritos imposibles de falsificar, como la matr¨ªcula reservada de un coche de contravigilancia antiterrorista que los agentes vieron en los alrededores de un restaurante donde com¨ªa Prada.

Ahora la juez ha dado un primer paso. Hay caso y es obligada la reapertura de la comisi¨®n parlamentaria en condiciones decentes para que se conozcan todos los detalles de este caso de espionaje pol¨ªtico.