Viaje a la factor¨ªa de los sue?os

De ni?o, Pete Docter cre¨ªa que las pel¨ªculas de su infancia, ¨¦sas que tambi¨¦n le gustaban a su ahora amigo y compa?ero de estudio John Lasseter, nac¨ªan de forma inesperada, en ese momento en el que su ¨ªdolo, Walt Disney, se despertaba de golpe y dec¨ªa aquello de "?Eureka, hagamos Dumbo!". Y dicho y hecho, la pel¨ªcula era una realidad. "Pensaba que sal¨ªan de su cerebro de una pieza, ya hechas. Una ilusi¨®n como otra cualquiera, como todo lo que rodea al mundo de la animaci¨®n. Un espejismo", confiesa Docter, codirector de Up, el ¨²ltimo estreno de esa f¨¢brica de ilusiones que son los estudios Pixar.

En el caso de Up, que llegar¨¢ a las pantallas espa?olas el pr¨®ximo jueves, la semilla fue el deseo de escapar, desaparecer, encontrar la paz y el silencio en el aire, por ejemplo, colgado de un globo. Un sentimiento con el que este realizador estadounidense dolorosamente t¨ªmido, de 40 a?os, ha vivido toda su existencia. "Todos lo hemos pensado alguna vez, ?no? Huir. Dejar de aferrarte a las cosas. Esa mezcla entre nostalgia y fascinaci¨®n que nos provoca un globo al verlo volar cuando se nos escapa de las manos. La vida est¨¢ compuesta por estos peque?os momentos", describe el director de Monstruos, S.A. y parte integrante de Pixar desde sus comienzos, hace ya unos 20 a?os.

En el filme ha trabajado una media de 270 personas durante cinco a?os

La semilla de 'Up' fue el deseo de escapar, de encontrar la paz en el aire

La pel¨ªcula es el primer largometraje de Pixar realizado en 3D estereosc¨®pico

Docter: "Nuestros filmes cambian tanto que me r¨ªo yo de los guiones f¨¦rreos"

Momentos as¨ª componen la vida, s¨ª, pero su poes¨ªa hace tiempo que dej¨® de ser parte de Hollywood, una industria donde las pel¨ªculas han dado la espalda a la magia y se explican a golpe de talonario, se miden por sus efectos especiales o sus estrellas y cuyo ¨¦xito viene marcado por la taquilla. Pixar es la excepci¨®n. Para empezar, los estudios m¨¢s importantes de la animaci¨®n actual est¨¢n fuera de Hollywood, en Emeryville, pasado incluso San Francisco, en un complejo industrial de corte universitario, abierto, luminoso y hasta juguet¨®n rodeado por un muro de rosas blancas tan perfectas que recuerdan a las de Alicia en el pa¨ªs de las maravillas. No es la ¨²nica anomal¨ªa. Pixar ha logrado lo que ning¨²n estudio consigui¨® hasta la fecha: hacer de sus 10 pel¨ªculas 10 ¨¦xitos de p¨²blico, cr¨ªtica y taquilla. Hasta Up, la recaudaci¨®n mundial de la filmograf¨ªa de Pixar supera los 3.375 millones de euros y tras s¨®lo poco m¨¢s de un mes desde su estreno en EE UU el filme de Docter y Bob Peterson hab¨ªa superado los 175 millones de euros. Un ¨¦xito inusual que ni siquiera Disney en ninguna de sus ¨¦pocas de oro -ni en los tiempos cl¨¢sicos de Blancanieves, Pinocho, Bambi o Dumbo, o esos m¨¢s recientes con La sirenita, La bella y la bestia, Aladdin o El rey le¨®n- mantuvo tantos a?os seguidos.

"En Pixar pensamos que el mejor plan de negocios es la calidad", afirma Lasseter, m¨¢s corporativo que Docter al hablar, algo que le exige su papel actual de director creativo de los estudios Disney, que combina con su liderazgo en Pixar. Pero la camisa hawaiana estampada con motivos de su ¨²ltima pel¨ªcula animada y la sonrisa de felicidad le delatan al agregar que en el estudio la ¨²nica meta es la de hacer "grandes pel¨ªculas, ¨¦sas que queremos ver y queremos compartir con nuestras familias".

Pero, ?c¨®mo se hace? Pixar tiene la f¨®rmula pero o la quiere guardar o no es una receta infalible. Todo suena at¨ªpico y ca¨®tico. Un ejemplo: Up. Es f¨¢cil describirla como la pel¨ªcula animada m¨¢s inusual desde Dumbo. La historia de un septuagenario que decide embarcarse en la aventura de su vida llevando su casa hasta los tepuis venezolanos, al borde de la catarata m¨¢s alta del mundo, el Salto del ?ngel, ayudado por unos cuantos globos de feria, con un explorador juvenil como poliz¨®n y un extra?o p¨¢jaro y a¨²n m¨¢s extra?o perro como compa?eros de viaje. Una historia peculiar de amor, aventura, humor y tragedia que, no contenta con tener un abuelo como protagonista, en una industria obsesionada con la juventud, toca temas tan escasamente comerciales como la muerte o la infertilidad. Adem¨¢s utiliza elementos de estilo como im¨¢genes sepias, cercanas al blanco y negro, o un emocionante montaje mudo que no necesita tampoco de esa canci¨®n t¨ªpica y t¨®pica con la que tantos filmes rellenan lo que no son capaces de contar en im¨¢genes.

"Nadie intenta hacer algo raro por el hecho de hacerlo. No hay ninguna agenda", explica Docter divertido con las cr¨ªticas. "Simplemente buscas la mejor base emocional para cada historia, una base sobre la que construir las bromas, las persecuciones, los elementos frikis. Y en el caso de Up me di cuenta del poder que ten¨ªan esos s¨²per 8 sin sonido de nuestra infancia a la hora de recordar a un ser querido", afirma el realizador. Decisiones personales para llevar a la pantalla una obra art¨ªstica que en Pixar siempre salen de la cabeza de sus directores y no de un comit¨¦ como ocurre en muchos otros estudios. "Siempre consulto con Dick Cook y con Bob Iger -director ejecutivo y presidente de los estudios Disney, respectivamente- las pel¨ªculas que tenemos en marcha", explica Lasseter. Pero, a?ade, "ni siquiera ellos tienen la ¨²ltima palabra". En Pixar, los directores s¨ª la tienen.

Ese poder creativo tampoco se convierte en una carta blanca. Docter sabe que todas las ideas en Pixar pasan por ese "consejo de sabios" que adem¨¢s de Lasseter, Peterson y ¨¦l mismo integran Andrew Stanton, Brenda Chapman, Brad Bird y Lee Unkrich, a los que tendr¨¢ que convencer para tirar adelante. "Es algo as¨ª como un espect¨¢culo de vaudeville. Pones todas tus ideas en paneles y las muestras narr¨¢ndoles la historia como si fuera un cuento, poniendo vocecitas, actuando. Y esperas su reacci¨®n", comenta Docter. Con Up no se hizo esperar y a Lasseter se le llenaron los ojos de l¨¢grimas. De ternura y de risa.

"Desde que comienza la producci¨®n tenemos proyecciones cada seis o siete semanas donde invitamos a todo el estudio", recuerda Jonas Rivera, productor de Up. Tambi¨¦n es una de las razones de ese caos creativo. No hay filme que no haya vuelto al punto de partida incluso cuando llevaba meses de producci¨®n. La experiencia m¨¢s dram¨¢tica fue la de Toy Story 2, cuando John Lasseter volvi¨® a montar todos los story-boards (gui¨®n visual de la pel¨ªcula) a nueve meses de su estreno para reforzar una historia que le parec¨ªa hasta ese momento floja. Resultado: la secuela super¨® en taquilla y en cr¨ªtica a la primera obteniendo el Globo de Oro a la mejor comedia o musical del a?o. Monstruos, S.A. tambi¨¦n vio desaparecer a David Silverman como director a mitad de la producci¨®n lo mismo que pas¨® en Ratatouille con Jan Pinkava, en este caso sustituido por Brad Bird.

En el caso de Up, el filme estuvo en producci¨®n cerca de 5 a?os con un equipo medio de 270 personas que en el momento ¨¢lgido lleg¨® a los 400 de los cerca de 1.000 empleados con los que cuenta el estudio en la actualidad. "Empezamos a escribir en 2004, pero cuando Bob fue a echar una mano en Ratatouille la pel¨ªcula dio un nuevo giro porque me junt¨¦ con Tom McCarthy, guionista y director de The Station Agent y The Visitor, que incluy¨® el personaje del ni?o explorador juvenil", explica Docter.

Como cualquier otro filme, Up pas¨® por todos los departamentos necesarios, desde la historia inicial al storyboard, dise?o de personajes, fondos, gu¨ªa de color, anim¨¢tica, previsualizaci¨®n o layout, animaci¨®n, iluminaci¨®n, render y composici¨®n, con una meta heredada del propio Disney, la de "superar" lo hecho por el departamento anterior. Por ejemplo, Daniel L¨®pez Mu?oz, el ¨²ltimo de los espa?oles que se ha sumado a las huestes de Pixar y parte de esta producci¨®n junto a Rodrigo Blaas y Enrique Vila, se encarg¨® de los dise?os de producci¨®n. "Hicimos un verdadero esfuerzo por estilizar m¨¢s todo porque si s¨®lo apuestas por el fotorrealismo, es mejor trabajar con actores, que son m¨¢s interesantes y m¨¢s baratos", subraya de una producci¨®n que ronda los 123 millones de euros de presupuesto.

"Si hacemos una pel¨ªcula animada es para explotar los puntos fuertes de nuestra t¨¦cnica, su capacidad de s¨ªntesis, de simplificar y de caricaturizar a la vez que poder crear un mundo que se siente real", a?ade. Tan real como sus referentes, porque las proporciones de Carl, el jubilado que protagoniza Up, no se atienen a las reglas de la f¨ªsica, pero su humanidad es herencia directa de un Walter Matthau o un Spencer Tracy. Y el mundo que le rodea tambi¨¦n se siente cercano, inspirado en la obra de Hank Ketcham, dibujante de Daniel el travieso, las caricaturas de Hollywood de Al Hirschfeld y la paleta de color de Mary Blair, la ¨²nica mujer que supo mantener su talla art¨ªstica frente a los llamados nine old men, los legendarios animadores del Disney cl¨¢sico. Una influencia m¨¢s. La de Alfred Hitchcock y el uso sutil del 3D en Crimen perfecto. Porque Up es el primer largometraje de Pixar que se estrena en 3D estereosc¨®pico. El estudio est¨¢ construyendo nuevas instalaciones para dar cabida a esta tecnolog¨ªa que de un modo u otro siempre ha formado parte del esp¨ªritu Pixar (en las fotos de boda de Lasseter o en el cortometraje Knick, Knack) pero que a partir de Up ser¨¢ un elemento m¨¢s en sus pel¨ªculas. "Es un l¨¢piz m¨¢s en nuestro estuche", compara Docter. "Pixar siempre est¨¢ a la cabeza en tecnolog¨ªa. Pero lo m¨¢s importante sigue siendo la historia", insiste el realizador.

Para cuando la producci¨®n concluye, o como dice Lasseter "para cuando se estrena, porque nuestros filmes nunca se acaban", lo que hay es lo que es. Ese mismo sentimiento con el que un d¨ªa se despert¨® su director, en este caso Docter, pensando que le gustar¨ªa huir de todo. Ideas que fructifican gracias al abono prestado por este equipo de profesionales, capaces de marcar otro r¨¦cord en Hollywood. Porque mientras que en el resto de los estudios s¨®lo uno de cada diez proyectos desarrollados acaba en la pantalla, tanto Lasseter como Docter confirman que en Pixar son pocas las historias que se quedan a mitad de camino. "Cuando dirig¨ª Monstruos, S.A. ten¨ªa otro gui¨®n que qued¨® aparcado, Trash Planet, pero que se acab¨® transformando en Wall ¡¤E. As¨ª que no dir¨¦ que no se queden historias por el camino, pero quiz¨¢ resuciten m¨¢s tarde".

Llev¨¢ndole una vez m¨¢s la contraria a Hollywood, en Pixar tienen claro que ideas nunca faltan, pero lo importante es el equipo. Una buena idea en manos de un equipo mediocre puede quedar destrozada, pero si partes de un buen equipo, incluso si la idea es mediocre, siempre ser¨¢n capaces de arreglar los problemas que tenga o tirarla a la basura y empezar con algo nuevo. ?se es su lema. "Nuestras pel¨ªculas cambian tanto que me r¨ªo yo de los que necesitan un gui¨®n f¨¦rreo para comenzar la producci¨®n. Hacemos animaci¨®n y ¨¦ste es un proceso vivo, donde nuestros animadores son actores y contamos con algunos de los mejores en el mundo que te permiten ver c¨®mo cambia la pel¨ªcula d¨ªa a d¨ªa. Eso es maravilloso. Porque partes de la nada, ninguno de los personajes es real, su mundo lo construyes desde cero, sus voces ni tan siquiera se graban a la vez, a veces ni el mismo a?o. Todo es una ilusi¨®n, pero una ilusi¨®n capaz de hacerte llorar como una Magdalena o tirarte por los suelos de risa. Una ilusi¨®n capaz de enga?ar a tu cerebro para que disfrute de un mundo irreal que nunca sinti¨® tan real", resume Docter con la misma ilusi¨®n en los ojos que ha sido capaz de poner en todos sus espectadores, no importa la edad. Eso se llama hacer cine.

'Up', o el lenguaje de la emoci¨®n