"Tener ¨¦xito con una canci¨®n es como triunfar con las mujeres"
No lo dude: usted tambi¨¦n conoce al caballero de la foto. Puede que no le diga gran cosa ese aspecto anodino de gal¨¢n maduro y bien bronceado, y hasta es posible que el nombre de Burt Bacharach s¨®lo le resulte tenuemente familiar. Eso s¨ª, en caso de que no pudiera tararear ninguna de sus canciones, tendr¨ªamos que preguntarnos en qu¨¦ planeta ha estado viviendo usted a lo largo de este ¨²ltimo medio siglo.
Porque Bacharach apenas ha ejercido de int¨¦rprete, pero de su pluma han salido las notas de treinta o cuarenta canciones celeb¨¦rrimas en otras voces: Walk on by, Do you know the way to San Jose, I say a little prayer, Raindrops keep falling on my head, Alfie, I'll never fall in love again o The look of love, por no hacer la relaci¨®n inacabable. As¨ª las cosas, su primer concierto en Madrid, esta noche en el escenario Puerta del ?ngel, adquiere tintes de acontecimiento hist¨®rico.
"Soy desinhibido, porque tengo la ventaja de que poca gente me conoce"
"Hay que ser un m¨²sico atrevido para que te salga algo original"
Durante lustros le tacharon de compositor ligero. Los m¨¢s furibundos acusaban al de Kansas de practicar un romanticismo a?ejo y trasnochado, lindante casi siempre con la blandenguer¨ªa del easy listening. Despu¨¦s de grabar en 1998 Painted from memory, un impresionante disco a d¨²o con Elvis Costello, ya no hay quien le tosa. En el invierno de sus d¨ªas, este hombre de 81 a?os se mantiene l¨²cido, guas¨®n, inspirado y en una forma a todas luces envidiable para alguien que aprendi¨® de Charlie Parker en los a?os cuarenta, que fue estrecho colaborador de Marlene Dietrich y que incluso ha sobrevivido al cruel suicidio de su hija Nikki.
A principios de a?o, el corresponsal del diario The Times en Los ?ngeles relataba, at¨®nito, que Bacharach hab¨ªa atendido a sus preguntas con un escueto ba?ador como indumentaria y sin dejar de embadurnarse de cremas protectoras y dem¨¢s afeites por todo el cuerpo. Son las ventajas de tener cierta edad: conceder las entrevistas en una mansi¨®n de ocho millones de d¨®lares (unos 5,6 millones de euros) a las afueras de Los ?ngeles y poder a¨²n lucir una musculatura m¨¢s que potable. Esta tarde de domingo, nuestro dandi de la canci¨®n popular responde a las preguntas con soltura y sin cohibirse a la hora de soltar alguna que otra risotada.
"Soy desinhibido porque tengo la ventaja de que poca gente me conoce y la tremenda suerte de comer en los restaurantes sin que me molesten", anota con sorna. "Siempre me sent¨ª afortunado de que fueran artistas de primer nivel, desde Dionne Warwick a Dusty Springfield, Aretha Franklin o Tom Jones, quienes cantaran mis temas. He sido feliz sin tener que v¨¦rmelas con los paparazzi...".
A poco que se disponga de un o¨ªdo atento, es imposible no distinguir un original de este autor en cuesti¨®n de tres o cuatro compases. La caracter¨ªstica utilizaci¨®n del corno ingl¨¦s, esas inusuales progresiones arm¨®nicas o un cierto regusto brasile?o son elementos comunes en muchas de sus partituras. "Siempre les digo a los compositores j¨®venes que en este trabajo no puedes conformarte con utilizar tres, cuatro o cinco acordes", exclama. "Debes ampliar al m¨¢ximo tus herramientas, escuchar dentro de tu cabeza las infinitas posibilidades que te ofrece la m¨²sica. Hay que ser un m¨²sico atrevido para que te salga algo medianamente original".
?El secreto de una buena canci¨®n? Bacharach resopla al otro lado del hilo telef¨®nico antes de armar una respuesta. "Si lo supiera, cr¨¦ame, tendr¨ªa unos cuantos ¨¦xitos m¨¢s en mi haber", argumenta. "Una canci¨®n requiere de un periodo de convivencia con el p¨²blico para saber si cuaja o no. Sucede un poco como con las mujeres. A ti te puede gustar una chica, pero al tiempo, por la raz¨®n que sea, te hartas de ella o ella de ti. Tener ¨¦xito con una canci¨®n es como triunfar con una mujer, ser capaz de convivir toda una vida con ella sin que te canses".
Admite que la parte literaria siempre fue su asignatura pendiente; pero para eso estaba Hal David, su letrista en los a?os gloriosos. "Jam¨¢s estuve a su altura", admite sin ambages. "Sus versos para Alfie son lo que siempre consider¨¦ una canci¨®n perfecta. Con el tiempo me doy cuenta de que trabajar con ¨¦l fue un privilegio". Pese a todo, en su por ahora ¨²ltimo disco en estudio, At this time (2005), se atrev¨ªa por vez primera a poner palabras a sus semicorcheas. Y hasta a mostrarse comprometido.
"Lo que el mundo necesita ahora es amor, dulce amor", repet¨ªa Jackie DeShannon en uno de los t¨ªtulos m¨¢s melosos de Bacharach. "El mundo tambi¨¦n necesita unos l¨ªderes que no nos involucren en guerras in¨²tiles", protesta hoy el m¨ªtico autor. Y concluye: "Con todo, mi m¨²sica seguir¨¢ siempre centrada en el terreno de los sentimientos. El mundo a¨²n necesita, desde luego, mucho amor. Lo malo del amor es que, de vez en cuando, te rompe el coraz¨®n. Pero sigue mereciendo la pena ese reto de estar enamorado".
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