El a?o del cuento
Que el microrrelato no es un fen¨®meno literario reciente, deudor de la atomizada sociedad posmoderna y bla, bla, bla... lo demuestra Eduardo Berti en Los cuentos m¨¢s breves del mundo (P¨¢ginas de Espuma), un primer volumen antol¨®gico de dicho "g¨¦nero" que abarca de Esopo a Kafka. Hurgando en la tradici¨®n oral y folcl¨®rica del mundo entero, en la ficci¨®n did¨¢ctica y en las f¨¢bulas, en las facecias y los ejemplarios medievales, en los apotegmas o proverbios narrativizados, en ap¨®logos y leyendas, en la prosa po¨¦tica y el poema en prosa, e incluso en los embriones o apuntes preservados en diarios, epistolarios y cuadernos de trabajo, Berti re¨²ne una amplia y variada gavilla de estas piezas, extra¨ªdas de las literaturas orientales, firmadas por los cl¨¢sicos de todos los tiempos o por autores menos conocidos que nos sorprenden gratamente. Es una pena, sin embargo, la exclusi¨®n de los microrrelatos escritos en lengua castellana (Berti aduce las m¨²ltiples antolog¨ªas recientes, olvidando que ¨¦stas abrevan en lo nov¨ªsimo), cuya inclusi¨®n mostrar¨ªa su muy antiguo linaje y su coloquio con esas otras literaturas milenarias.
Despu¨¦s de Poe, el cuento moderno abandona su estructura circular y adopta una suave l¨ªnea recta
Lispector explora las intensas sensaciones que depara la vida cotidiana o las impresiones que estampa la realidad
Quienes quieran explorarlas disponen de El esp¨ªritu del agua (Alianza Editorial): treinta y dos cuentos tradicionales japoneses que narran c¨®mo el esp¨ªritu del agua convertido en anciano acaricia el rostro de los dormidos o cuentan otras historias hermosas e inquietantes protagonizadas por la doncella sin manos, el paip¨¢i m¨¢gico, el cortador de ca?as de bamb¨², la hermana p¨¢jaro blanco, el chico melocot¨®n, el yerno serpiente o el gorri¨®n de la lengua cortada. En la mayor¨ªa observamos los tres rasgos m¨¢s destacables de dicha tradici¨®n, seg¨²n explica el editor del libro K. Takagi: la importancia del mar como elemento que condiciona la vida insular y del que brotan personajes y aconteceres; el protagonismo de la mujer en una sociedad agraria; y los finales tristes y melanc¨®licos, s¨ªmbolo del culto a la belleza perecedera.
Imelda Huang Wang y E. P. Gat¨®n nos ofrecen una rica muestra de los Cuentos chinos del R¨ªo Amarillo (Siruela), los cuales, todav¨ªa rozando el mito, se remontan hasta la cuna de la civilizaci¨®n s¨ªnica y en su fluir dan cuenta de la multitud de dinast¨ªas que se fueron sucediendo y del imaginario colectivo de esa cultura. Nosotros los leemos prendidos a su encanto literario, casi m¨¢gico cuando la corriente del r¨ªo se emborracha, las constelaciones llueven luz para poner coto a la tiran¨ªa, el viento tiene arrugas y enferma de vejez o el fuego sue?a con calcinar el tiempo. Y tambi¨¦n prestamos atenci¨®n al mensaje pol¨ªtico-filos¨®fico y a la profunda lecci¨®n de vida que transmiten.
Cl¨¢sicos modernos
Justamente al servicio de la pedagog¨ªa filos¨®fica pondr¨¢n los ilustrados y enciclopedistas del XVIII el cuento, g¨¦nero que por su maleabilidad y polimorf¨ªa se acopla con naturalidad a diversos discursos. Diderot los disemin¨® por toda su obra (en Jacques el fatalista, en los Salones y hasta en su correspondencia), convencido de que un ropaje narrativo o fabulesco aligeraba el mensaje aleccionador. Sus Cuentos (Ellago Ediciones) ofrecen una variada tipolog¨ªa: los hay galantes, morales, de hadas, filos¨®ficos y esc¨¦nicos o dialogados.
Con los personajes caracter¨ªsticos de los cuentos de hadas y de las f¨¢bulas -ni?os, mendigos, ogros, le?adores, bufones, gigantes, pr¨ªncipes-, las criaturas animadas de la naturaleza u objetos simb¨®licos -perlas, monedas- que de repente pueden cobrar vida -estatuas, cohetes-, y en espacios que propician la aventura o el suceso maravilloso -jardines, bosques, palacios, senderos, chozas-, Oscar Wilde construye bell¨ªsimos relatos impregnados de lirismo y portadores de un inequ¨ªvoco mensaje aleccionador, condenando la injusticia, la avaricia, la tiran¨ªa y el orgullo, o ensalzando el amor, la bondad, la piedad, la generosidad, y cualquier otra conducta o sentimiento altruista. De estirpe tradicional, nos hablan directamente al coraz¨®n.
Los Cuentos reunidos (Lumen) de Sherwood Anderson son una excelente muestra de la obra del norteamericano en quien Faulkner reconoci¨® al "padre de nuestra generaci¨®n". Un buen n¨²mero muestra la bronca y ruda vida cotidiana del agonizante Medio Oeste de entreguerras previo al proceso de industrializaci¨®n y transformaci¨®n al capitalismo, con el consiguiente trastrueque de valores, especialmente traum¨¢tico y alienante en los adolescentes, cuyo punto de vista recoge admirablemente: con humor, cuando un joven relata la s¨²bita pasi¨®n tan norteamericana por prosperar que se apodera de sus padres; con ingenua nobleza ¨¦pica al retratar el mundo de las carreras de caballos con todo su prosa¨ªsmo po¨¦tico (las caba?as de los negros que r¨ªen y cantan, el olor a caf¨¦ y tocino, una pipa fumada al aire libre); o con decepci¨®n y desgarro en 'Soy un idiota' y 'El hombre que se convirti¨® en mujer'. Otros cuentos revelan c¨®mo "la vida tiene formas de afearse" en las ciudades obtusas y muertas de Kansas o c¨®mo los hombres de la periferia decadente de Chicago cavan pozos cada vez m¨¢s profundos y alzan muros que los alejan del calor, la luz, el aire y la belleza. En otros, Sherwood Anderson se autorretrata como escritor: con mordacidad e iron¨ªa ('El triunfo de un moderno') o afirmando la crudeza de su personal po¨¦tica narrativa: seca y escabrosa, ajena a la ret¨®rica al uso pero heredera de la oralidad.
Reescrituras
En la estela de los cl¨¢sicos, la colecci¨®n Remakes (451 Ediciones) se engrosa con dos nuevos tomos, muy desiguales en su calidad.
En After Henry James, partiendo de los famosos "embriones" que el escritor norteamericano dej¨® en sus Cuadernos -anotados en detalle o s¨®lo esbozados en cuatro l¨ªneas-, siete escritores desarrollan algunos de aquellos argumentos nonatos. Quienes arrancan de una apuntaci¨®n amplia y precisa apenas se desv¨ªan del embri¨®n, salvo en la obligada actualizaci¨®n de los componentes del relato (como ocurre en el de Soledad Pu¨¦rtolas). Otros autores, sin embargo, nos ofrecen su personal forma de ser jamesianos. A trav¨¦s de dos primos descendientes de republicanos exiliados en M¨¦xico que se consideran Gemelos M¨¢gicos y se ilusionan con ser dobles accidentales, Juan Villoro cuenta c¨®mo uno de los j¨®venes, para librarse de su secreto, decide cargar con el del otro, que le servir¨ªa de compa?¨ªa. Si (en el esbozo jamesiano) la ¨²nica seguridad de P. B. para salvar su matrimonio reside en mantenerse lejos de Francia, Andr¨¦s Barba enfoca una joven pareja ante su inminente traslado a Berl¨ªn, barajando las correspondientes expectativas de renovaci¨®n, en un relato ambiguo y sugerente, que hurga en los sentimientos y repliegues de la interioridad. Molina Foix desarrolla una propuesta de moeurs litt¨¦raires en la figura de Golston Linacre, afamado escritor que descubre que bajo la firma de Mathias Crook y las demoledoras cr¨ªticas que le dedica se esconde la mujer a quien ama. El volumen se completa con cuentos de Margot Glance y Javier Montes, entre otros.
Poe es el otro remake reciente. Un volumen cuyos cuentos van demasiado pegados a gatos negros, cuervos, Ligeias, mesmerismo, escarabajos de oro, cartas robadas, monta?as escabrosas, mansiones Uxer , Marie R¨®get u otros elementos tan poderosos como emblem¨¢ticos de la obra del maestro del terror y del suspense policial. Quiz¨¢ por ello no todos los autores salen airosos en su personal propuesta de actualizaci¨®n del gran cl¨¢sico.
Clarice Lispector
Sherwood Anderson detestaba los poison plots, los argumentos tramposos de final inesperado. Y aunque algunos escritores se sigan confiando al ingenio, despu¨¦s de Poe el cuento moderno abandona su estructura circular y adopta una suave l¨ªnea recta, para narrar un fragmento de vida cuya intensidad no depende ya tanto de la peripecia y su desenlace como de la tensi¨®n interna que el autor sepa imprimirle. Partiendo de un inicio in media res lo bastante poderoso para proyectar la imaginaci¨®n del lector m¨¢s all¨¢ de lo estrictamente representado o contado, se nos instala ante una situaci¨®n ya desencadenada y a cuya resoluci¨®n no siempre podemos asistir porque, concluido el relato, no parece que en realidad haya acabado: vidas y sucesos siguen latiendo.
Los Cuentos reunidos (Siruela) de Clarice Lispector ilustran magn¨ªficamente ese quiebro. Tan buena lectora de Mansfield y Dostoievski como de Joyce Woolf y los grandes autores de la tradici¨®n propia, la escritora brasile?a explora en sus relatos las intensas sensaciones que depara la vida cotidiana o las impresiones que estampa la realidad, las epifan¨ªas que estallan como una fulguraci¨®n po¨¦tica o los prosaicos lazos de su familia, "el viacrucis del cuerpo" y su poder genesiaco en tanto que fuente y sustento del mito o el dolor, la miseria y otras heridas que una sociedad injusta y absurda perpetra en el ser humano. Sin barreras gen¨¦ricas ni limitaciones formales, con extrema libertad expresiva, como en sus grandes novelas, tambi¨¦n en estos cuentos Clarice Lispector desnuda y perfora la existencia.
Nuestros contempor¨¢neos
Oficios estelares (Destino), de Felipe Ben¨ªtez Reyes, re¨²ne dos libros anteriores y otro in¨¦dito. En Un mundo peligroso predomina la maravilla y la sorpresa de las transformaciones que la aparici¨®n de un elemento extra?o provoca en el orbe real, instalando a estas criaturas en el territorio fronterizo entre la vigilia y el sue?o. Pueden provocar ese efecto la breve parada de los vagones de un circo y su troupe en un pueblecillo, las anotaciones de una agenda encontrada en la basura, los viajes imaginarios o reales, la caza de un animal prodigioso, o descubrir la vocaci¨®n de invisibilidad de los objetos, con su mezcla de violencia y terror. En Maneras de perder hallamos quince biograf¨ªas del fracaso que ilustran otras tantas formas de vivir el tiempo, la soledad, el amor, las ilusiones o la ambici¨®n, en relatos breves y concisos, que combinan ternura y crueldad, prosa¨ªsmo y poes¨ªa, realidad y absurdo. Fragilidades y des¨®rdenes culmina esta po¨¦tica de la sugerencia que Ben¨ªtez Reyes sostiene sobre lo visto y no visto, sobre el antes y despu¨¦s de lo contado, sobre voces de entelequias fugitivas o sobre el fluir de las conciencias.
Tambi¨¦n de tiempos y libros muy alejados entre s¨ª proceden los ocho relatos reunidos en Aeropuerto de Funchal (Seix Barral), de Ignacio Mart¨ªnez de Pis¨®n. Y, salvo un par que acusa m¨¢s las notas ambientales y ciertas claves de ¨¦poca, la mayor¨ªa son instant¨¢neas interiores que hablan del amor y el desvanecimiento del hechizo de un viejo m¨²sico de una orquesta de pachanga, la desaz¨®n y la soledad del adolescente enamorado de su prima, la conmovedora impostura de un refinado buf¨®n, el terror ante la muerte de la hija, la perversidad adulta del otrora gracioso ni?o travieso que sigue despreciando y humillando a los d¨¦biles, la hipocres¨ªa yacente bajo las convencionales fotos de familia, la peculiar moral de un traficante de ilusiones y promesas o el manojo de sentimientos contrarios que anidan en las relaciones de pareja.
Tanta gente sola (Seix Barral), de Juan Bonilla, es un libro s¨®lida y profundamente trabado y cohesionado, gracias a la reaparici¨®n de personajes, la variada gama de leitmotiv y la variaci¨®n de una misma circunstancia: la radical soledad del hombre actual pese a las m¨²ltiples conexiones que ofrece el mundo de la Red y su extrav¨ªo o p¨¦rdida de identidad en esta sociedad del espect¨¢culo donde impera la dictadura del ¨¦xito medido en cifras: un mundo al rev¨¦s donde una suma de fracasos puede constituir un gran ¨¦xito. Historias siniestras y c¨ªnicas, divertidas y entusiastas, donde la mirada vitri¨®lica de Bonilla recorta el presente m¨¢s rabioso, con un lenguaje tan preciso e incisivo como repleto de resonancias y sugerencias, seg¨²n convenga, m¨¢s el humor, la iron¨ªa y la irreverencia necesarias para poder digerir tanta sordidez.
Ray Loriga opta por borrar todo rastro circunstancial y replegarse en una esencialidad para contar el destino de un oficial que se enamora del joven soldado que imita y parodia sus gestos (Los oficiales) o el de una mujer que sufre con fastidio el asedio de sus amantes y se convierte en "v¨ªctima irresponsable de tres locuras diferentes" (El destino de Cordelia) (El Aleph).
Ellas tambi¨¦n cuentan
En Cuentos de amigas (Anagrama), Laura Freixas repite la propuesta de Madres e Hijas: reunir quince cuentos de escritoras espa?olas del siglo XX (algunos encargados expresamente para la ocasi¨®n), que tratan de las relaciones entre amigas, amantes, colegas, compa?eras o maestras y disc¨ªpulas, mayoritariamente situadas en la infancia. La selecci¨®n es desigual. De Rosa Chacel no se incluye el que mejor encajar¨ªa aqu¨ª, 'Juego de las dos esquinas', un relato inquietante y perturbador, con una atm¨®sfera similar a la del excelente 'L¨²nula y Violeta', de Cristina Fern¨¢ndez Cubas. Carmen Mart¨ªn Gaite subraya las diferencias de clase en la Espa?a de los cincuenta, cuando enfoca la vida cotidiana de Paca y Cecilia, dos vecinitas y amigas; Paloma D¨ªaz-Mas evoca los d¨ªas escolares de Carmencita y el magisterio de do?a Rosita (beata y solterona) en un colegio religioso, escenario del cuento de Luisa Castro, que evoca el amasijo de afectos nacido en un patio escolar; la protagonista de Juana Salabert descubre a trav¨¦s del telediario el tr¨¢gico final que tuvo su "amiga de verano", v¨ªctima de la violencia de g¨¦nero. Otros relatos contrapuntean distintos modelos de mujer: Josefina Aldecoa lo hace a partir de Julia y Cecilia, dos viejas amigas que, ya en la madurez, rememoran los proyectos y sue?os de la juventud; Clara S¨¢nchez, por su parte, presenta a dos amigas que seguir¨¢n destinos opuestos y c¨®mo la cient¨ªfica independiente suplanta por un d¨ªa la vida de su amiga Alicia, casada y madre. Todos auscultan los sentimientos y los conflictos ¨ªntimos.
En Media docena de robos y un par de mentiras (Alfaguara), Mercedes Abad lanza una propuesta tan ins¨®lita como divertida, que aparentemente se le ocurre tras la lectura de Vieja escuela, de Tobias Wolff, novela que trata de un robo literario y sus consecuencias. Porque, si existe y se tolera la figura del "comisario de arte" ("un individuo que selecciona determinada cantidad de obras firmadas por distintos autores y las expone bajo la ¨¦gida de su propio nombre"), ?no puede un escritor hacer algo parecido? ?No hab¨ªamos quedado en que la propiedad privada encubre siempre alg¨²n tipo de robo?, se pregunta Abad en una breve y oxigenante presentaci¨®n de Media docena de robos y un par de mentiras. As¨ª que la autora se dispone a ejecutar sus principios y contar sus sustracciones, cada una de ellas enmarcada en un breve pr¨®logo que desvela las circunstancias en que se produjo la apropiaci¨®n indebida y la identidad del "expoliado". El humor y la irreverencia hilvanan relatos disparatados en los que un variopinto grupo de personajes vive situaciones tan cotidianas como absurdas y al final... ?Nos hab¨ªa mentido Mercedes Abad al principio?
Flavia Company tambi¨¦n escribe relatos vivos y directos, algunos muy breves, todos ambientados en el presente: la mujer que viaja en tren en estado de ausencia y que al final del trayecto presiente que el suyo acaba de empezar; el nacimiento de la sospecha entre una pareja de amantes jubiladas; el perseguidor que descubre que su presunta v¨ªctima lo busca a ¨¦l; el sobresalto de Arturo G¨®mez al subir a un taxi y escuchar "llevaba tiempo esper¨¢ndote"; la tensa relaci¨®n entre una se?ora y su silenciosa y perfecta pero enigm¨¢tica criada; el desasosiego por el hallazgo en el cepillo de dientes de un pelo p¨²bico no identificado; o las figuraciones de una pareja encerrada en la caja de un ascensor son algunas de las situaciones l¨ªmite de Con la soga al cuello (P¨¢ginas de Espuma).
Directos e impactantes son los cuentos de Callej¨®n con salida (Siruela), de Elsa Osorio, escritos casi todos en el lenguaje astillado y tenso propio del mon¨®logo interior, que tambi¨¦n imanta otras voces. Muchos se remontan a los atroces tiempos de la dictadura militar argentina y pautan las secuencias de la represi¨®n inicial m¨¢s los dramas y tragedias desatados, o bien las secuelas y desenlaces veinte a?os despu¨¦s, con el triunfo de la justicia y de la voluntad de vida. Casi todos ahondan en el alma femenina: dibujan sue?os imposibles, fijan im¨¢genes que se imponen con perseverancia, persiguen la naturaleza de un olor nauseabundo, trazan la brecha entre "el afuera" y el yo, o celebran la germinaci¨®n espont¨¢nea del instinto maternal en el delicioso 'Ahit¨¢'. Todos comparten el final luminoso, el Callej¨®n con salida prometido en el t¨ªtulo.
Experta en abrir brechas en la costumbre, a trav¨¦s de las que asoma el env¨¦s incomprensible de la vida, es la norteamericana Amy Hempel. Sus Cuentos completos (Seix Barral) son un soberbio tomo de los cuatro libros que en los ¨²ltimos veinte a?os le merecieron una exquisita y selecta reputaci¨®n. Con un lenguaje incisivo y contundente, Hempel hace desfilar un abigarrado conjunto de criaturas anodinas, fracasadas, d¨¦biles, alucinadas, enfermas... que aspiran a escuchar el regocijo del coraz¨®n, a gozar el ¨¦xtasis de las profundidades, a aprender a defenderse del miedo, a vivir en lugares afables y sin roces, a que les cuenten s¨®lo banalidades y cosas que se puedan olvidar, a escapar de un mundo de sedados e indiferentes o a averiguar que lo que les ocurre no es bueno. Por fortuna, el humor y el ingenio est¨¢n siempre presentes en estas historias "humanas, demasiado humanas".
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