Fuego y muerte en los montes
La sequedad de la masa forestal, el calor y la rotaci¨®n de los vientos convierten los montes en una tea cuando el verano atraviesa su ecuador
Azuzadas por vientos africanos, las llamas que el 21 de julio abrasaron a cinco bomberos de Tarragona y enlutaron Espa?a fueron tan devoradoras que poco pudo hacerse por los servidores p¨²blicos atrapados en el incendio de Horta San Joan. "?Sacadnos de aqu¨ª!", apremiaron por una frecuencia de radio reservada. Sus compa?eros de dotaci¨®n, las brigadas de voluntarios y los pilotos del helic¨®ptero que iban al rescate se jugaron la vida entre el humo y las incandescencias, pero debieron retroceder al ser rodeados por lenguas de fuego gigantescas, invencibles, carburadas por rachas de viento que alcanzaron los 80 kil¨®metros por hora.
"Hemos padecido, en la semana del 20 al 26 de julio, una de las peores situaciones climatol¨®gicas en cuesti¨®n de incendios pues se combinaron las altas temperaturas con la intensidad y la rotaci¨®n de los vientos", se?ala Alicia Villauriz, secretaria general de Medio Rural. "Esa confluencia aviv¨® los incendios, algunos posiblemente intencionados, e impidi¨® actuar a los medios a¨¦reos. Es un factor capital en lo que est¨¢ sucediendo".
Ha mejorado sustancialmente la coordinaci¨®n entre los equipos de extinci¨®n del Estado y las autonom¨ªas
El viento volver¨¢ a soplar en agosto y son de temer nuevos incendios en las zonas m¨¢s vulnerables
Lo que est¨¢ sucediendo es que a mitad de verano se ha quemado un 80% m¨¢s de superficie que en 2008, y las once personas muertas hasta el jueves representan el mayor n¨²mero de fallecidos en incendios forestales desde los 19 de 2005. Una veintena de grandes incendios y miles de focos han destruido m¨¢s de 75. 000 hect¨¢reas, la mayor¨ªa en los ¨²ltimos quince d¨ªas, en Castilla y Le¨®n, Extremadura, Catalu?a, Valencia, Arag¨®n, La Rioja, Andaluc¨ªa y Canarias.
El Colegio Oficial de T¨¦cnicos Forestales lo hab¨ªa advertido poco despu¨¦s de las l¨²dicas fogatas de San Juan, el 21 de junio: la escasa pluviosidad de primavera, las altas temperaturas, la baja humedad del aire, la gran cantidad de vegetaci¨®n de los montes, y la sequedad, pod¨ªan convertir a Espa?a en una hoguera. El riesgo es "extraordinariamente elevado", anticip¨® en una nota. El vaticinio se cumpli¨®: Espa?a fue una tea en los mapas de alerta, localizaci¨®n y seguimientos de los fuegos y rescoldos detectados en diversos puntos de la geograf¨ªa nacional. El frente de algunos de ellos rebas¨® los 30 kil¨®metros.
En principio, el problema no parece de falta de medios, ni de coordinaci¨®n. Contrariamente al desbarajuste y dispersi¨®n de esfuerzos durante el combate contra los siniestros de mediados de los ochenta, reci¨¦n transferidas las competencias a las Comunidades Aut¨®nomas, un ej¨¦rcito de 40.000 personas, entre profesionales y voluntarios, trabaja ahora m¨¢s ordenadamente. "La coordinaci¨®n entre el Estado y las comunidades aut¨®nomas ha funcionado muy bien al no ponerse en cuesti¨®n la labor de nadie, sin molestar, al contrario, reforz¨¢ndose, independientemente del color pol¨ªtico", subraya la secretaria general de Medio Ambiente.
La mancomunidad de esfuerzos es imprescindible contra la propagaci¨®n de las llamas, vertiginosa, seg¨²n constat¨® Alberto Fern¨¢ndez, teniente de alcalde de la localidad abulense de Cuevas del Valle, bajo el asedio del fuego: "Era impensable que las llamas llegaran tan pronto hasta nosotros porque nos encontr¨¢bamos a unos quince kil¨®metros del foco, pero el viento las empuj¨® con tal fuerza que muy pronto arrasaron todo el casta?ar aunque quisimos impedirlo".
Los cuerpos de seguridad tambi¨¦n trabajan a fondo contra los pir¨®manos e incendiarios, y en los ¨²ltimos meses detuvieron a 51 personas sospechosas de serlo. ?Qu¨¦ ha sido de los detenidos hasta ahora? Ha ocurrido que la detenci¨®n es una cosa y el procedimiento judicial otro. Al igual que en a?os anteriores, la mano del hombre est¨¢ detr¨¢s del 90% de los incendios, m¨¢s por imprudencia que por intencionalidad. "Un dato que le puede servir es que en los dos ¨²ltimos a?os, en Galicia, con unos 200 detenidos, tenemos unas 43 sentencias", se?ala el Fiscal de Medio Ambiente de Galicia, ?lvaro Garc¨ªa. La mayor¨ªa de los fallos condenan por incendios imprudentes, por los denominados escapes de quema: la quema de rastrojos con las llamas fuera de control. Son sentencias de procedimientos abiertos en 2001, 2002, 2003 o 2004, pero que orientan sobre la relaci¨®n entre el n¨²mero de procedimientos y el n¨²mero de detenciones. "No es mala la ratio", a?ade el fiscal.
Las penas dependen de la gravedad del incendio. Una quema imprudente, con riesgo para la vida de las personas, puede suponer entre cinco y diez a?os de prisi¨®n. Y si hay intenci¨®n, de diez a veinte. "Ha habido una decena de condenas de este tipo en Galicia en los ¨²ltimos a?os pero a veces con atenuantes", agrega Garc¨ªa. "Por una parte est¨¢n los pir¨®manos, gente que tiene una patolog¨ªa, que disfruta con la visi¨®n del fuego, y de esos hay muy pocos, menos del 1%. Y por otra, los incendiarios, que queman por otras razones". Estos hechos se ven en juicios con jurado. Los establecidos para sentenciar a los detenidos de 2006 han emitido cinco sentencias que establecen multas o prisi¨®n condicional.
El endurecimiento de las condenas es un opci¨®n reiterada desde algunos ¨¢mbitos despu¨¦s de que la quincena de fuego y pavesas de julio horrorizara a los espa?oles y destruyese las estad¨ªsticas del ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Mar¨ªtimo, que, con los datos computados hasta el d¨ªa 19 de ese mes, hab¨ªa clasificado 2009 como peor que 2008 -un a?o excepcionalmente bueno- pero comparable a la media del decenio.
La ¨²ltima quincena lo ha trastocado todo. "Este a?o va a ser de los malos. Eso seguro", reconoce Alicia Villauriz, la secretaria general de Medio Ambiente, que cita otro factor muy importante. "Cada vez hay m¨¢s segundas residencias en medio de masas forestales y si hay un accidente, un incendio, el riesgo es muy importante", precisa esta fuente ministerial.
Miguel ?ngel Soto, responsable de la campa?a de bosques de Greenpeace, sostiene que el origen de los fuegos responde a dos realidades estructurales, "a la existencia de medios forestales o no urbanos con gran cantidad de matorral y biomasa no gestionada, y al uso cultural del fuego". Hist¨®ricamente se ha quemado mucho en Espa?a y en los medios rurales no hay una visi¨®n negativa sobre las quema de rastrojos y de matorral para limpiar el monte. "Hemos usado el fuego extraordinariamente. Hemos quemado, aunque tenemos un C¨®digo Penal de 1995 que pena los incendios forestales con hasta 20 a?os de c¨¢rcel. Pero no ha habido condenas ejemplarizantes", resalta el experto.
?Y cu¨¢l es la incidencia de la climatolog¨ªa? El aumento promedio de dos a tres grados de temperatura en los pasados junio y julio, y el calentamiento medio de 1,4 grados de los ¨²ltimos 30 a?os, aceleran la ignici¨®n y retrasan la extinci¨®n de los fuegos. "Los tipo de incendios que padecemos son muy conocidos en el Mediterr¨¢neo, en California y en Australia. Son los llamados de alta intensidad, muy dif¨ªciles de sofocar con los medios convencionales".
El mejor aliado contra la epidemia de incendios ser¨ªa una pol¨ªtica forestal a largo plazo. "Y el topicazo ese de que los incendios de verano se apagan en invierno...Los incendios se apagan con los presupuestos generales del Estado. Ah¨ª se ve la voluntad del Estado y de las comunidades aut¨®nomas", subraya Miguel Angel Soto, el experto de Greenpeace.
No obstante, el riesgo es permanente. El 55% de la superficie de Espa?a est¨¢ cubierta de masas forestales. El 66,5% de sus montes son de titularidad privada y hay 27 millones y medio de parcelas. Se han producido un despoblamiento rural y un crecimiento urbano disperso, que rebasa los l¨ªmites de la ciudad tradicional, y eso tienen consecuencias negativas, seg¨²n el informe Evoluci¨®n de los Incendios Forestales en Espa?a, del instituto de Trabajo, Ambiente y Salud de Comisiones Obreras. La poblaci¨®n rural ha vivido por y para el monte, obteniendo recursos con los que complementar su vida. Esa relaci¨®n permit¨ªa que la poblaci¨®n rural fuera la m¨¢s interesada en la salvaguarda de ese patrimonio, pero "esta relaci¨®n se ha perdido y el monte se siente como algo ajeno", seg¨²n el informe.
Independientemente de las razones de fondo, la criminal asociaci¨®n de vientos y agostamiento, los tres treinta de la can¨ªcula -vientos de m¨¢s de 30 kil¨®metros por hora, temperatura superior a los 30 grados y humedad inferior al 30%- encendieron las hogueras. No siempre confluyen estos tres factores a la vez: en estas ¨²ltimas semanas, por el contrario, han coincidido y los riesgos, por lo tanto, han sido significativamente superiores a los normales por estas fechas, seg¨²n fuentes de Protecci¨®n Civil. Los riesgos son menores en Galicia, donde las llamas calcinaron 95.000 hect¨¢reas hace dos a?os, pero este a?o se beneficia de las abundantes lluvias.
La situaci¨®n a principios de verano justificaba el alarmismo, ya que el cicl¨®n Klaus hab¨ªa dejado en Galicia m¨¢s de 1.200.000 metros c¨²bicos de maleza y troncos, de los que 700.000 todav¨ªa no han sido limpiados, con el consiguiente riesgo de propagaci¨®n r¨¢pida de las llamas en caso de fuego. Pero las precipitaciones del 22 de julio fueron tan intensas que impidieron los incendios, aunque, la madera desperdigada por el cicl¨®n, la biomasa forestal, constituye un reguero de "cerillas a punto de ser encendidas", seg¨²n avis¨® el alcalde de Vilardev¨®s (Ourense) a principios de julio.
La Conseller¨ªa de Medio Rural del nuevo gobierno del Partido Popular asegura que el 95% de los montes de gesti¨®n p¨²blica ya han sido desbrozados. El problema es que s¨®lo un tercio de la superficie forestal est¨¢ en manos de la Administraci¨®n, por lo que quedan m¨¢s de 700.000 metros c¨²bicos de bosques invadidos de maleza y troncos ca¨ªdos.
Tambi¨¦n en Andaluc¨ªa, los incendios de la provincia de Almer¨ªa provocaron la alarma. Hasta entonces, la superficie calcinada estaba por debajo de la media de la ¨²ltima d¨¦cada, pero ahora la duplica. El n¨²mero de incendios disminuy¨® un 8,83% respecto a la ¨²ltima d¨¦cada, pero no la superficie afectada: un total de 10.573,8 hect¨¢reas, frente a las 5.266,8 de la media del periodo comprendido entre 1999 y 2008. Y pese a las inversiones en prevenci¨®n de la Junta de Andaluc¨ªa, algunas organizaciones agr¨ªarias consideran que la falta de limpieza del monte y el abandono de la actividad agr¨ªcola facilitan los incendios.
La situaci¨®n en Catalu?a dista de haberse solucionado. Esta comunidad mantuvo a raya los incendios en 2008; ahora afronta agosto con 9.000 hect¨¢reas abrasadas en lo que va de a?o y un mapa de alerta que pinta de rojo fuego desde los Pirineos hasta el delta del Ebro. Los incendios se suceden y Barcelona, Tarragona, Girona y Lleida han vivido el embate de las llamas, alentadas por las extremas condiciones climatol¨®gicas.
Los 15 incendios sufridos por la Comunidad Valenciana desde el 22 del julio arrasaron 1.587 hect¨¢reas, que se suman a las 1.006 hect¨¢reas ya quemadas este a?o. Una superficie no demasiado extensa respecto a las cat¨¢strofes de los a?os noventa, pero que supera ampliamente al balance del a?o pasado, en el que los 335 incendios forestales declarados se saldaron con 742 hect¨¢reas destruidas.
Y las previsiones anuncian m¨¢s olas de calor, menos humedad y r¨¢fagas de viento seco. "Llegar¨¢n m¨¢s incendios y el viento volver¨¢ a soplar", advierte un bombero de Horta San Joan. La confianza es que lo haga sin el mort¨ªfero aliento que ha provocado la conmoci¨®n de julio, durante el periodo m¨¢s tr¨¢gico de un verano todav¨ªa peligroso.
Con informaci¨®n de V¨ªctor Honorato, Gin¨¦s Donaire, Ferr¨¢n Balsells, Damaris Torrado y Federico Sim¨®n.
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