Un sueco y el mundo del mal
La trilog¨ªa Millennium, del escritor sueco Stieg Larsson, ha vendido ya en Espa?a m¨¢s de tres millones de ejemplares, seg¨²n su editorial. La cifra produce v¨¦rtigo y un gran alborozo en el sector del libro. Gracias a la pasi¨®n que han desatado las tres novelas protagonizadas por el periodista Mikael Blomvist y su amiga, la extra?a y eficaz Lisbeth Salander, los n¨²meros han podido cuadrar.
?Qu¨¦ hay en las p¨¢ginas del escritor sueco que despierte tanto inter¨¦s en Espa?a, y en el resto del mundo? No hay forma de conocer la f¨®rmula del ¨¦xito, as¨ª que no hay m¨¢s remedio que analizar de qu¨¦ va esa vaina. Por lo pronto, trata de Suecia. Un pa¨ªs rico, con un alto nivel de vida y con notables ¨¦xitos sociales. Y cuenta que all¨ª tambi¨¦n hay violencia machista, mafias corruptas que trafican con drogas y con armas y con mujeres j¨®venes e indefensas, episodios corrientes de malversaci¨®n de fondos, familias acomodadas con un pasado oscuro, grup¨²sculos neonazis infiltrados en los servicios secretos del pa¨ªs, etc¨¦tera. Lo que, adem¨¢s, muestra Larsson es que todav¨ªa existen hombres y mujeres dispuestos a jugarse el pellejo para enfrentarse a esos s¨®rdidos manejos propios de lo peor del capitalismo.
Son muchos los que atribuyen a sus protagonistas el triunfo de Millennium. El periodista, metido a investigador, es un tipo al que se le dan bien las mujeres y que, finalmente, cree en lo que hace. La chica es rara y lo sabe todo de las nuevas tecnolog¨ªas, donde se desenvuelve con gran soltura y donde es capaz de dinamitar todas las barreras. Ambos se comportan como gente de esta ¨¦poca: no tienen prejuicios, cultivan de manera abierta una sexualidad un tanto heterodoxa e, incluso, pueden llegar a enamorarse.
Finalmente est¨¢ la velocidad (y la campa?a de marketing). De la primera puede decirse que, en estos libros, siempre est¨¢n pasando cosas (violaciones, chantajes, negocios sucios) y, por eso, el lector no puede soltar ninguno de los tres libros de la serie. En cuanto al marketing, seguramente ayud¨® que el autor se muriera al entregar la tercera parte y sin ver la primera publicada. Luego est¨¢n las pel¨ªculas, que ayudan a vender, y el buen momento de la novela negra. Est¨¢, en fin, el mal. Y el mal, como bien sabe el demonio, siempre da mucho cuartel.
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