Un hombre y un camino
Rory Stewart recorri¨® a pie el norte de Afganist¨¢n y gobern¨® una provincia iraqu¨ª - 'La huella de Babur' presenta a este viajero ¨²nico al lector en espa?ol
No se puede decir que, a sus 37 a?os, Rory Stewart haya tenido una existencia aburrida. Un afgano, bastante agorero, le dej¨® muy claro lo que le esperaba cuando preparaba el viaje de su vida: "Hay tres metros de nieve en los pasos de monta?a. Y hay lobos; y una guerra. Te van a matar, seguro". Pero sobrevivi¨® y lo cont¨® en el libro La huella de Babur. A pie por Afganist¨¢n (Editorial Alcal¨¢), por el que acaba de recibir en Segorbe el Premio de Literatura de Viajes Camino del Cid. Ex militar, ex diplom¨¢tico, en 2002 decidi¨® emprender su larga marcha, que hubiese puesto los pelos de punta a Daniel Pravot y Peachy Carnehan, los protagonistas de El hombre que pudo reinar: recorrer el norte de Afganist¨¢n a pie.
"El colonialismo hoy es de 'amateurs' y diletantes, no son serios"
No contento, al volver al Reino Unido decidi¨® meterse en un l¨ªo todav¨ªa mayor: ser vicegobernador de una provincia iraqu¨ª durante la inmediata posguerra, y no de cualquier departamento: tuvo que bregar con los ¨¢rabes de las marismas, la misteriosa tribu que Wilfred Thesiger retrat¨® en su gran cl¨¢sico de la literatura de viajes. Ahora vive a medio camino entre Harvard -donde ense?a como profesor de derechos humanos- y Kabul, donde dirige la Turquoise Mountain Foundation, que se dedica a regenerar el centro hist¨®rico de Kabula trav¨¦s de la reconstrucci¨®n y la recuperaci¨®n de oficios olvidados tras a?os de guerras y destrucci¨®n.
"Me pas¨¦ 18 meses caminando", explica Stewart en una conversaci¨®n telef¨®nica desde su casa en Londres. Pero, como dice ¨¦l mismo al principio de su libro, no sabe explicar "muy bien por qu¨¦". Primero se pas¨® 16 meses caminando entre 30 y 40 kil¨®metros al d¨ªa en Ir¨¢n, Pakist¨¢n, India y Nepal. Y justo cuando cre¨ªa que la siguiente etapa iba a ser imposible, cayeron los talibanes y se lanz¨® a la gran aventura afgana, un pa¨ªs con el que sigue manteniendo un estrecho contacto.
Pese a su condici¨®n de antiguo diplom¨¢tico, tanto en su libro como en art¨ªculos en The New York Times, o este mismo mes en la London Review of Books, Stewart se muestra muy cr¨ªtico con la pol¨ªtica de la comunidad internacional hacia Afganist¨¢n, no s¨®lo en el terreno militar -"La nueva ofensiva s¨®lo va a servir para perder dinero y, lo que es realmente importante, vidas de afganos", asegura-, sino tambi¨¦n en el campo de la cooperaci¨®n. Su defensa de los viejos colonialistas puede resultar provocadora pero no deja de ser interesante. "Eran funcionarios del Gobierno brit¨¢nico, que estaban preparando una posible invasi¨®n militar y que, por tanto, conoc¨ªan muy bien el terreno que pisaban. No hay que enga?arse: el viejo colonialismo era explotador y racista, pero era profesional, se tomaban muy en serio su trabajo de entender a la gente que gobernaban. El nuevo colonialismo consiste en personas que est¨¢n un a?o o dos en un pa¨ªs que nunca llegan a entender y con el que nunca llegan a entrar en contacto de verdad. Amateurs, diletantes, no son serios", afirma.
En 2003, Stewart tuvo una experiencia directamente colonial cuando el Gobierno brit¨¢nico le nombr¨® vicegobernador de la provincia de Amara, una aventura pol¨ªtica que relat¨® en el libro The Prince of the Marshes (El pr¨ªncipe de las marismas, todav¨ªa no editado en castellano), en el que mantiene que gran parte del fracaso se debi¨® a que se trataba de funcionarios que pasaban muy poco tiempo en los sitios, frente a los veteranos de la ¨¦poca de Kipling, que viv¨ªan d¨¦cadas en lugares remotos y hablaban perfectamente el idioma. "La ocupaci¨®n es un arte que se aprende con la experiencia", escribe en su libro.
Sin embargo, su trabajo actual demuestra que cree que las cosas pueden cambiarse con ayuda. National Geographic titul¨® recientemente un reportaje sobre su labor en Kabul: "?Puede Rory Stewart arreglar Afganist¨¢n?". El objetivo de la Turquoise Foundation (www.turquoisemountain.org) de Stewart es tratar de revitalizar lo que fue uno de los centros hist¨®ricos m¨¢s importantes de Asia. Pero no se trata s¨®lo de reconstrucci¨®n, sino de recuperar los viejos oficios que alguna vez dieron sentido al bazar.
"Lo importante no es rescatar los edificios de la vieja ciudad, sino su esp¨ªritu", explica Stewart sobre un pueblo que siempre ha sido un cruce entre civilizaciones. De nuevo lo esencial es conocer, dejar de ser un extra?o. Quiz¨¢s por eso, a pesar de las guerras, la nieve y los lobos, elija siempre el camino.
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