Los vampiros viven entre nosotros
En plena fiebre por los chupasangre,'True blood', pen¨²ltima serie de culto, da otra vuelta de tuerca al eterno mito
El mordisco no puede ser m¨¢s grande. Los vampiros est¨¢n hasta en la sopa. Hay para todos. Pero sobre todo para los j¨®venes. Se engancharon a Crep¨²sculo y ven fascinados la serie True blood (Canal +). Una de ¨¦sas que est¨¢n haciendo vivir una aut¨¦ntica edad de oro a la ficci¨®n televisiva. Y de ¨¦sas a las que conviene estar atentos para no quedar callados en las tertulias del siglo XXI.
Su creador, Alan Ball, aporta su propia teor¨ªa para esta resurrecci¨®n: "Despu¨¦s de ocho a?os gobernados por vampiros que nos han chupado hasta la ¨²ltima gota, no s¨¦ lo que te esperabas", asegura en una poco velada alusi¨®n a la administraci¨®n Bush. Basada en las novelas de Charlaine Harris, la serie entra en su segunda temporada en EE UU en loor de multitudes en Espa?a ser¨¢ este invierno). Si su arranque auguraba pocas alegr¨ªas -con una audiencia de 1,4 millones de espectadores- al principio de la segunda temporada la serie de HBO superaba los 3,7 millones de televidentes, la audiencia m¨¢s elevada del canal desde la conclusi¨®n de Los Soprano. "Las historias de vampiros han existido toda la vida. La fiebre [de pel¨ªculas, libros y series televisivas] es pura coincidencia, se trata de una revisi¨®n de un g¨¦nero que siempre ha estado ah¨ª. De hecho, lo raro dentro de nuestra cultura es un momento sin vampiros", explica Ball. True blood es la historia de unos vampiros que habitan una comunidad del sur de Estados Unidos. Pasan por gente corriente pues una bebida (llamada como la serie) les permite vivir sin andar chupando la sangre de sus vecinos.
El subtexto va m¨¢s all¨¢ de la t¨ªpica historia de vampiros. Existen alusiones a otros problemas m¨¢s cercanos y reales. "Si buscas un sustituto para la palabra vampiro en esta serie puedes utilizar todo lo que es diferente, los incomprendidos, los marginados, lo que temes". Y Ball (ganador de un Oscar con el gui¨®n de American beauty y creador de la serie A dos metros bajo tierra) sabe de qu¨¦ habla. Ahora los vampiros han salido del armario -mejor dicho del ata¨²d- gracias a esa nueva bebida que les permite vivir sin colgarse del cuello de un humano para alimentarse. Los libros de Charlaine Harris -que ya van por el noveno volumen- tambi¨¦n hablan de religi¨®n, de las similitudes entre las nuevas sectas religiosas y los cultos paganos. Tambi¨¦n, del parecido entre los impulsos incontrolables de un no muerto con el ¨ªmpetu hormonal de un adolescente o de la necesidad de los humanos de pertenecer a un grupo y su rechazo a todo lo diferente.
Dicho de otra forma, el impulso animal de la sangre contra la "cultura metrosexual" que nos domina. "Los vampiros son criaturas sexuales por excelencia", admite Stephen Moyer, que encarna al vampiro Bill Compton, un chico que prefiere el amor de Sookie (Anna Paquin), la camarera sure?a y humana aunque con poderes telep¨¢ticos, a la frialdad de sus semejantes vampiros.
"La cultura consumista tiende a ignorar la muerte como parte de la vida", dice Ball, "y glorifica ese falso sentimiento de eterna juventud y felicidad constante. Para m¨ª la muerte es parte de la vida. Lo otro es una quimera". Al contrario que en Crep¨²sculo, con vampiros castos sin colmillos que brillan cuando les da la luz, esta serie habla de seres hambrientos, de sangre y sexo, capaces de arder a la luz del d¨ªa con la misma furia y deseo con que campan en la noche. "Son criaturas primarias, llevadas por el deseo y sin las cortapisas de la cultura occidental, donde todo es supresi¨®n de los instintos. De ah¨ª que la gente tenga tantas fantas¨ªas con los vampiros", explica Moyer.
True blood se ha convertido en un ejemplo m¨¢s de la calidad de la nueva edad de oro de la tele. Cuatro emitir¨¢ la primera temporada en oto?o -que se reemite actualmente en Canal +, y donde a finales de a?o se estrenar¨¢ la segunda entrega-. Y habr¨¢ m¨¢s chupasangres: Antena 3 prepara para primavera No soy como t¨², una miniserie de 150 minutos sobre vampiros juveniles; y en Estados Unidos se est¨¢ grabando la serie The vampires diaries, basada en las novelas de L. J. Smith.
Por lo que respecta a True blood, en opini¨®n de Ball, la cosa va para largo. "Exploramos temas como la intimidad o el ostracismo, lo compleja que es la vida, y cu¨¢nto m¨¢s dif¨ªcil es la muerte. Todo, con sexo, diversi¨®n y espect¨¢culo. ?Si supiera c¨®mo detener el envejecimiento de los actores, podr¨ªamos durar para siempre!"
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