Las bases de Uribe
Los vecinos de Colombia desconf¨ªan del uso que EE UU haga de siete bases localizadas en su suelo
La pugna para establecer un cierto ordenamiento estrat¨¦gico de Am¨¦rica Latina -como en la Europa del siglo XIX- ha sufrido su primera conmoci¨®n grave con el acuerdo entre Colombia y Estados Unidos para el uso de siete bases militares norteamericanas en su suelo. Y que ese proyecto lo persigan dos prima donnas de signos opuestos, el presidente de Venezuela, Hugo Ch¨¢vez, y el de Brasil, Lula da Silva, complica a¨²n m¨¢s las cosas.
El mandatario colombiano ?lvaro Uribe dice perseguir los m¨¢s apol¨ªticos prop¨®sitos -la lucha contra el narcotr¨¢fico- y asegura que las bases no son una amenaza para nadie. Pero, tanto en la versi¨®n Ch¨¢vez, que pretende formar una coalici¨®n "antiimperialista", es decir, aun bajo la presidencia de Obama, contra lo que representa Washington, como en la de Lula, que busca la creaci¨®n de un bloque de acci¨®n com¨²n bajo la suave direcci¨®n de Brasilia, Bogot¨¢ altera este incipiente equilibrio de fuerzas con lo que constituye la afirmaci¨®n de un fuerte hecho de poder. Uribe nunca ha querido, y ahora lo deja claro, que exista ese bloque latinoamericano, ni bajo la advocaci¨®n de Ch¨¢vez, ni, aunque sin acritud, patrocinado por Lula.
Pero la reacci¨®n en Am¨¦rica Latina ha sido negativa y por ello el presidente ha tenido que salir de estampida para dar explicaciones. En el Per¨² de Alan Garc¨ªa, ?lvaro Uribe ha recibido la ¨²nica y genuina buena acogida; Michelle Bachelet en Chile ha entonado la conocida salmodia de que cada pa¨ªs es soberano, como tambi¨¦n ha hecho, pero de forma especialmente seca, Fernando Lugo en Paraguay, todo lo cual equivale a no comprometerse; pero la reacci¨®n de Cristina Fern¨¢ndez en Argentina y Evo Morales en Bolivia era predeciblemente negativa, como lo es en tono menor la de Tabar¨¦ V¨¢zquez en Uruguay, y educada pero decisiva la de Lula en Brasil.
Y si la operaci¨®n mira a obligar a Estados Unidos en la perspectiva de un tercer mandato de Uribe, sobre lo que al presidente pronto le tocar¨¢ definirse, las consecuencias no var¨ªan. De siempre ha habido un consenso internacional a favor del proceso de integraci¨®n de Am¨¦rica Latina, que ser¨ªa vano pensar que pudiera no abarcar lo pol¨ªtico. Y Espa?a y la UE tienen motivos para ver con inter¨¦s esa nueva arquitectura de Lula para Iberoam¨¦rica. Pero Colombia, por razones de pol¨ªtica interior, dice que nones.
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