El terror del c¨¢ncer

?Qu¨¦ da m¨¢s miedo, un fantasma o un c¨¢ncer? ?El espectro de un muerto que se niega a dejar el mundo de los vivos o un enfermo terminal que se debate a uno y otro lado de la frontera? Peter Cornwell, director novel, siguiendo un gui¨®n de Adam Simon y Tim Metcalfe, al parecer inspirado en una historia real, lo tiene claro: ambas cosas son pavorosas, as¨ª que, ?por qu¨¦ no unirlas? El resultado es Exorcismo en Connecticut, una desasosegante apoteosis del mal rollo durante una primera mitad dolorosa e inquietante, y un peque?o desvar¨ªo cuando, a la hora de visualizar los terrores de una familia alojada en una casa encantada de haber conocido la tragedia entre sus paredes, su director no alcanza a controlar los tiempos de montaje y convierte a sus criaturas del m¨¢s all¨¢ en poco m¨¢s que unos cuantos tipos con un disfraz de Halloween.

En determinados filmes de terror es mejor sugerir que mostrar y Exorcismo en Connecticut es uno de ellos. Por eso resulta imprescindible mantener una determinada imagen el tiempo justo, nunca m¨¢s fotogramas de los debidos, como bien supo el Steven Spielberg de Tibur¨®n, en cuyo montaje percibi¨® que cuantos m¨¢s segundos mostraba al predador, "menos parec¨ªa una fuerza de la naturaleza y m¨¢s un trozo de pl¨¢stico". Cornwell, sin embargo, no parece haber ca¨ªdo en la cuenta de lo rid¨ªculas que resultan sus apariciones espectrales del ¨²ltimo tercio de una pel¨ªcula hasta entonces digna, sostenida por la pesadumbre de la enfermedad y una atm¨®sfera asfixiante.