Autocar del amor

Dentro de ese emergente lobby femenino que est¨¢ transformando el paisaje de la comedia americana, la actriz Nia Vardalos no est¨¢ tan empe?ada en pulverizar viejos arquetipos como en redimirlos, mediante la estrategia de enfrentar modelos m¨¢s o menos conservadores -la comedia rom¨¢ntica de toda la vida- con el contrapunto de autoficci¨®n que suele hacer del monologuista el principal objeto de su propia iron¨ªa. Su gran golpe de suerte vino cuando Rita Wilson, esposa de Tom Hanks, descubri¨® su espect¨¢culo unipersonal My big fat greek wedding y decidi¨® convertirlo en la pel¨ªcula Mi gran boda griega (2002), cuyo ¨¦xito super¨® las mejores previsiones de una producci¨®n que naci¨® modesta. Pese a sus inevitables servidumbres gen¨¦ricas, la pel¨ªcula proporcionaba el espect¨¢culo, casi siempre gratificante, de ver a un nuevo talento de la comedia en perfecto dominio de su propio material, escrito como un traje a medida.

Tom Hanks y se?ora -de nuevo, productores- han concebido Mi vida en ruinas como la coda low cost de Mi gran boda griega bajo el recuerdo de su reciente campanada con Mamma mia! (2008): en esta cr¨®nica de un viaje organizado donde lo sentimental le gana el pulso a lo cultural, la Vardalos no firma el gui¨®n y se nota, pero la contagiosa complicidad del elenco convierte el resultado en razonable alternativa de ocio cuando la pel¨ªcula acceda (y no es una maldad) al circuito de exhibici¨®n en autocares.