Nuestro puzzle en movimiento
Las piezas del puzzle gallego se est¨¢n moviendo sobre la mesa, el resultado ser¨¢ una Galicia algo distinta. Se barajan las diputaciones y su funci¨®n, las concesiones de explotaci¨®n de energ¨ªa e¨®lica, las cajas de ahorros... Y lo hace una Xunta de pol¨ªticos que llegaron sin idea de pa¨ªs, preocupados por combatir lo que consideran una tentaci¨®n peligrosa: que Galicia exista. Pero dicen que el traje hace al monje. Este grupo de pol¨ªticos se ve en la tesitura de gobernar esto, lo que sea que es Galicia, y tiene que suavizar su ideolog¨ªa. La realidad nos obliga a matizar nuestras convicciones, hay mucha violencia en las ideolog¨ªas pol¨ªticas y necesitan el contraste con la realidad humana.
Hay una l¨®gica profunda que parece empujar a las cajas a una fusi¨®n para crear una m¨¢s fuerte
As¨ª, no tienen m¨¢s remedio que repensar para qu¨¦ sirven o no sirven las diputaciones (la de Ourense ya sabemos todos para qu¨¦ sirve). Y es as¨ª que se acaban de cargar las adjudicaciones de energ¨ªa e¨®lica donde por primera vez se prim¨® a empresas y sectores productivos gallegos. Pero cuando se vuelva a fallar el concurso, por fuerza tendr¨¢n que tenerlos en cuenta, ya no podr¨¢ volver a entregarse sin m¨¢s la tajada a las cuatro empresas madrile?as amigas del partido como en la adjudicaci¨®n anterior. Y es as¨ª que, luego de marear la perdiz no aclarando si el PP de aqu¨ª est¨¢ de acuerdo con el PP de all¨ª para que una caja gallega sea absorbida por Caja Madrid, acabaron por abrir la boca: de entrada, no.
S¨ª, Galicia est¨¢ transform¨¢ndose, evoluciona. El puzzle est¨¢ en movimiento, quien se ve en la tesitura de mover las piezas lo hace con improvisaci¨®n pero lo hace, y se est¨¢n cambiando cosas que no son en vano. De hecho, al tratar de diputaciones y cajas tratamos nada menos de que Galicia se empiece a articular como pa¨ªs. Es la crisis econ¨®mica la que obliga a estas revisiones y cambios, tambi¨¦n la propia din¨¢mica interna de la construcci¨®n de la autonom¨ªa, que tiende a consolidarse y construir un espacio c¨ªvico, un pa¨ªs. Las diputaciones tienen que diluirse hasta desaparecer porque impiden la planificaci¨®n de las energ¨ªas del pa¨ªs, obstaculizan al Gobierno auton¨®mico, coartan el dinamismo de los n¨²cleos urbanos y las comarcas. Lo que Feij¨®o pretende en la provincia de Pontevedra, una semiprovincia viguesa, es el reconocimiento de una evidencia: las provincias son fantasmas decimon¨®nicos que encierran a la ciudadan¨ªa actual.
Y al hablar de nuestras cajas hablamos de una viguesa y otra coru?esa, una asentada en las dos provincias del sur y otra en las del norte. Est¨¢n en un momento de su evoluci¨®n, las cajas de ahorro nacieron como entes municipales, a trav¨¦s de absorciones pasaron a ser provinciales y llegaron a su estado actual que refleja la realidad econ¨®mica de Galicia con sus dos polos, Vigo y A Coru?a. ?Se quedar¨¢n as¨ª? ?Ser¨¢n absorbidas por alguna caja que decidan en un despacho de la calle G¨¦nova madrile?a? Hay una l¨®gica racionalizadora profunda en la sociedad que parece empujarlas a una fusi¨®n y a crear una caja gallega m¨¢s fuerte. Es una decisi¨®n importante, un paso m¨¢s en la maduraci¨®n social y econ¨®mica de Galicia. Ah¨ª va a tener un papel importante la Xunta y l¨®gicamente va a oscilar entre la ideolog¨ªa e intereses del partido y las demandas de la sociedad. Es obligado abrir un di¨¢logo e intentar un consenso pol¨ªtico.
Precisamente ahora, cuando alrededor de la mesa donde se mueven las piezas del puzzle reaparecen figuras que estaban olvidadas o en la trastienda, y que sue?an con meter mano directamente al juego. El pasado D¨ªa Nacional de Galicia le dieron al presidente de la Xunta una buena raci¨®n de botafumeiro con una encuesta maravillosa ("espejito m¨¢gico, ?qui¨¦n es la m¨¢s hermosa del reino?") y por otro lado le presentaron a cobro la cuenta: ponme as¨ª el puerto exterior, as¨ª la Cidade da Cultura, as¨ª el gallego, as¨ª... Un claro deseo de volver al pasado, a la entente de los buenos tiempos de Manuel Fraga y Francisco V¨¢zquez, y de hecho han "reaparecido" a este ¨²ltimo. Como si no hubiesen transcurrido los a?os para todos y se pudiese volver al pasado, como si no se percibiese el olor a rancio.
El poder de la Xunta es hoy mayor que hace cinco, diez a?os. Aunque resulte desconcertante para estos pol¨ªticos que descreen del autogobierno, la autonom¨ªa est¨¢ ya asentada en la sociedad y es hoy mucho m¨¢s fuerte. La pretensi¨®n de mangonearla desde atr¨¢s, desde una camarilla local, es hoy menos viable que nunca.
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