Naomi Sims, la primera 'top-model' negra
Abri¨® paso a un movimiento que ahora est¨¢ detenido
Ahora que la industria de la moda se ve cuestionada por las escasas oportunidades que concede a las modelos negras, la muerte de Naomi Sims nos recuerda cu¨¢n antiguo es este conflicto. Y qu¨¦ ominoso resulta que siga sobre la mesa 40 a?os despu¨¦s de que ella protagonizara en 1969 una portada de la revista Life titulada: "Las modelos negras toman el protagonismo".
Sims falleci¨® el 1 de agosto en Newark, de c¨¢ncer. Ten¨ªa 61 a?os y fue una de las primeras afroamericanas en aparecer en grandes campa?as de publicidad en Estados Unidos. A finales de los sesenta, sus exquisitos rasgos llamaron la atenci¨®n de dise?adores como Halston, Bill Blass o Giorgio di Saint'Angelo. Pero, a diferencia de lo que suele ocurrir con las modelos blancas, la suya no fue una de esas historias de una Cenicienta descubierta en un centro comercial.
Naci¨® en la buc¨®lica ciudad de Oxford, Misisipi, pero sus padres se divorciaron poco despu¨¦s y la familia se traslad¨® a un deprimido barrio blanco de Pittsburgh. Su madre enferm¨® y vivi¨® en hogares de acogida hasta que se instal¨® en Nueva York, con una beca, para estudiar moda en el Fashion Institute of Tecnology. La experiencia de posar para ilustradores y as¨ª financiarse las clases le hizo so?ar con entrar en alguna agencia de modelos de la ciudad. Ninguna la acept¨®. Su piel era demasiado oscura. Acab¨® contactando directamente con fot¨®grafos y publicistas y consigui¨® que la seleccionaran para un anuncio de televisi¨®n.
Harta de la profesi¨®n
Ese talante atrevido defini¨® su carrera. Fue la portada del suplemento de moda de Time en 1967 y, un a?o despu¨¦s, del Ladies Home Journal. Pero se hart¨® pronto de la profesi¨®n. En 1973 se cas¨® con un marchante de arte -del que se divorci¨® en 1991-, que fue el padre de su ¨²nico hijo, Bob Findlay. Tambi¨¦n ese a?o inici¨® su definitiva aventura empresarial: la confecci¨®n de pelucas para negras. El negocio funcion¨® bien y en cinco a?os facturaba cinco millones de d¨®lares (3,5 millones de euros). Tanto, que en la d¨¦cada de los ochenta se ampli¨® a cosm¨¦ticos, perfumes y salones de belleza. Adem¨¢s, escribi¨® cinco libros. Ofrec¨ªa consejos de salud, belleza o su visi¨®n sobre la profesi¨®n de modelo.
Pioneras como Naomi Sims y Donyale Luna (portada de Harper's Bazaar en 1966 y de Vogue un a?o despu¨¦s), abrieron el camino a una generaci¨®n de modelos negras que se comi¨® las pasarelas en los setenta. Entre ellas, Beverly Johnson, Pat Cleveland o Alva Chinn y, m¨¢s tarde, Im¨¢n y Grace Jones.
La herencia se ha transmitido con cuentagotas a chicas como Naomi Campbell o Liya Kebede hasta llegar al vergonzoso espect¨¢culo del a?o pasado. El dominio de modelos cauc¨¢sicas en las pasarelas y revistas fue tan clamoroso en 2008, que la edici¨®n italiana de Vogue decidi¨® denunciarlo con un n¨²mero de julio ¨ªntegramente protagonizado por negras. Una forma de llamar la atenci¨®n sobre el racismo de la industria de gran impacto medi¨¢tico y poca trascendencia real.
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