Poco p¨²blico para la nueva ¨®pera sobre Bernarda Alba
C¨¢lida acogida de la obra de Miquel Ortega en su estreno en Peralada
Estrenar una ¨®pera en Espa?a suele dejar graves secuelas en taquilla. La creaci¨®n l¨ªrica actual no despierta pasiones y hasta los teatros p¨²blicos, cuya obligaci¨®n es apoyar y divulgar el nuevo repertorio, se hacen los remolones a la hora de estrenar t¨ªtulos. Por eso hay que aplaudir sin reservas el reto asumido por los festivales de Santander y Peralada al programar conjuntamente el estreno de la nueva ¨®pera de Miquel Ortega (Barcelona, 1963), basada en La casa de Bernarda Alba, de Federico Garc¨ªa Lorca. Nadie esperaba una afluencia masiva de espectadores, y menos los organizadores, que pusieron a la venta un aforo ya de por s¨ª reducido y repartieron invitaciones de ¨²ltima hora. No por ello, la floja respuesta del p¨²blico registrada anteanoche en el festival ampurdan¨¦s deja de ser una mala noticia.
La obra funciona bastante bien y emociona por su sincero vuelo l¨ªrico
Ortega dice que para evitar la huida del p¨²blico hay que volver al pasado y en su nueva ¨®pera defiende la vuelta a la tonalidad y la melod¨ªa como receta para salvar al g¨¦nero. Tras su estreno el s¨¢bado en Santander, su nueva ¨®pera ha cosechado una c¨¢lida acogida en Peralada, sin entusiasmos, cierto, pero sin deserciones en el p¨²blico, algo que sucede en no pocos estrenos. Musicalmente la obra funciona razonablemente bien e, incluso, emociona por su sincero vuelo l¨ªrico, pero el abuso de recursos tan facilones como desfasados hace tambalear el andamiaje oper¨ªstico.
Volver al pasado no es malo, y menos cuando los referentes son Stravinski, Bart¨®k y Puccini. Lo peligroso es quedarse en ¨¦l. Ortega firma un honesto trabajo, realizado con oficio a partir de un libreto bastante fiel a Lorca escrito por el malogrado Julio Ramos, pero queda demasiado atrapado por ese a?orado pasado. Es la ¨®pera de un se?or que sabe mucho de ¨®pera, con mucha experiencia como pianista y director de orquesta, y en su partitura hay logros admirables, pero tambi¨¦n flaquezas en su aproximaci¨®n l¨ªrica a la ¨²ltima obra del poeta granadino, guiada por un sentido del canto que no siempre cuadra con la naturaleza y fuerza teatral de la palabra lorquiana.
Ortega agita las emociones reprimidas de los personajes con una m¨²sica de alto voltaje dram¨¢tico, eficaz en su funci¨®n incidental, escrita con fluidez y efectismo. Nadie mejor que ¨¦l para defender la obra en el foso, al frente de la disciplinada orquesta de la ?pera Nacional de Lituania. Mucho m¨¢s discreta resulta la puesta en escena de Rom¨¢n Calleja, convencional y pobre en el rendimiento actoral de los cantantes.
En el reparto, brill¨® m¨¢s la profesionalidad que el carisma vocal de los int¨¦rpretes. La mezzosoprano Raquel Pierotti salv¨® el papel de Bernarda Alba con dignidad, pero no pudo ocultar la falta de peso dram¨¢tico en una voz superada en ocasiones por la orquesta y el propio poder que emana tan emblem¨¢tico personaje. Justo es destacar la intensidad dram¨¢tica que la soprano Montserrat Mart¨ª otorga al papel de Adela, la potente vocalidad de Beatriz Lanza (Martirio), la muy bien matizada actuaci¨®n de Marina Rodr¨ªguez Cus¨ª (La Poncia) y la convincente labor de la actriz Vicky Pe?a como madre de Bernarda. Hasmik Nahapetyan, Marina Pardo, Marif¨¦ Nogales, Leticia Rodr¨ªguez y el Coro L¨ªrico de Cantabria completaron con solvencia el equipo vocal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.