Vamos a contar mentiras
Los caminos del Se?or son insondables. Mientras en las fiestas de Ordes m¨¢s de 10.000 horteras, dicho sea con un punto de envidia, comprobaban la autenticidad de Boney M. y segu¨ªan pregunt¨¢ndose 30 a?os m¨¢s tarde lo de qu¨¦ ser¨¢ lo que tiene el negro, no lejos de los r¨ªos de Babilonia, en el Concello de Vimianzo, el Colegio Oficial de M¨¦dicos deduc¨ªa que el doctor Xoan Ram¨®n Fern¨¢ndez Garrido ten¨ªa que pasar por la facultad para acabar sus estudios de Medicina. Tiempo tuvo el colegio coru?¨¦s, digo yo, para llegar a semejante conclusi¨®n y si ha tardado 22 a?os en verificar la autenticidad del facultativo, puede que haya por ah¨ª muchos m¨¢s casos, que yo recuerde a botepronto un prestigioso (porque esta gente "que se hace pasar por" lo suele hacer bastante mejor que "si fuera tal") ginec¨®logo en Donostia. Los vecinos de Vimianzo han respondido con manifestaciones de apoyo a Fern¨¢ndez, que ha dejado muy buenas pr¨¢cticas y recuerdos entre el vecindario y que suponemos que tendr¨¢ que acabar las asignaturas pendientes a la sombra, si el juez de Corcubi¨®n as¨ª lo prescribe. En cualquier caso, este afamado doctor ibuprofeno lejos de sembrar la alarma entre los clientes ha conseguido una merecida fama, simpat¨ªa sin l¨ªmites y pronto suponemos volver¨¢ a las andadas con la anatom¨ªa aprobada.
Me da pena el castigo al 'doctor Vimianzo' mientras otros usurpadores campan por sus fueros a gustito
Cuando yo era estudiante en la Facultad de Periodismo de la Complutense de Madrid, estaba de moda un pol¨¦mica sobre el acceso a esta profesi¨®n de muchos arribistas sin escr¨²pulos. Incluso hoy algunos colegas mantienen que para escribir en los papeles hay que tener estudios en la materia, pero la verdad que he visto con el paso de los a?os es que una gran mayor¨ªa que se dedica a esto han estudiado arquitectura, medicina, derecho o cualquier disciplina human¨ªstica ca¨ªda en desuso o simplemente no han estudiado, lo que no les niega un talento indudable. Es m¨¢s, en Espa?a se ha cumplido a la perfecci¨®n una profec¨ªa del editor franc¨¦s Gallimard: "Si quieres ser escritor famoso hazte primero presentador de televisi¨®n". Las ventajas de presentar el f¨²tbol y tener unos bonitos ojos verdes o presentar el telediario y enamorar a todo un Pr¨ªncipe saltan a la vista. Aunque en este terreno de la prensa la gente suele ser muy tolerante, tanto que a veces no se distingue al columnista del frutero o del predicador, no lo es con el dentista, el abogado, el arquitecto, o por supuesto el m¨¦dico de cabecera. Si tiene cuatro t¨ªtulos mejor que uno. Lo que nos lleva a otra triste conclusi¨®n: somos una profesi¨®n, los periodistas, que se dedica, en parte, a contar mentiras.
El arte de contar mentiras goza de gran popularidad en el reino a tenor de la ¨²ltima hoguera estival lanzada desde Marbella, capital de muchas mentiras y cl¨ªnicas de adelgazamiento, por Dolores de Cospedal, una se?ora que se me hizo muy respetable hasta la fecha pero que dijo algo as¨ª como que est¨¢bamos en un Estado policial d¨®nde se persegu¨ªa con sa?a a la gente de su partido, lo que nuestro paisano Mariano ha dado en llamar "Inquisici¨®n del siglo XXI". La ¨²ltima vez que o¨ªmos hablar de un Estado policial todav¨ªa Franco pescaba salmones en el Ulla, por lo que la acusaci¨®n parece muy fuerte, aunque estamos seguros que, a la vuelta del curso parlamentario, se habr¨¢ olvidado como tantas otras cosas que se dicen y que se las lleva el viento.
Total que nos estamos acostumbrado a sembrar dudas sobre las apariencias de una forma desaforada y el lanzamiento de globos sonda entre los pol¨ªticos es m¨¢s habitual que entre los meteor¨®logos. Pese a todo a nadie suele importarle en demas¨ªa que los suyos mientan y, es m¨¢s,los Berlusconi de la vida gozan de una salud de hierro en estos tiempos en los que el Vaticano se molesta en responder a Almod¨®var, pero se calla ante la inmoralidad de sus propios vecinos de Rep¨²blica.
Nos metemos como ven en un pantano moral en el que chapotean a gusto cocodrilos de renovada dentadura. Estos grandes saurios suelen camuflarse bien entre el lodo y casi nadie sabe cu¨¢ndo dar¨¢n un buen bocado. De Bernard Madoff nadie sospech¨® hasta que su delirante pir¨¢mide financiera le cay¨® encima. Qu¨¦ decir de nuestros impagables Marios Condes que vuelven a los programas del coraz¨®n. No puedo ser m¨¢s que un menonita retr¨®grado en este campo. Aunque as¨ª las cosas casi me da pena que el doctor Vimianzo tenga un castigo por usurpador mientras todos los dem¨¢s campan por sus fueros a gustito dentro de sus trajes cortados a la medida.
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