Cheney acusa de debilidad a Bush
El ex vicepresidente de EE UU prepara unas memorias en las que critica por primera vez a su jefe por ser demasiado conciliador al final del mandato
El ex vicepresidente de Estados Unidos Dick Cheney est¨¢ escribiendo unas memorias en las que, seg¨²n sus primeros contactos con editores y analistas pol¨ªticos, criticar¨¢ por primera vez lo que considera un distanciamiento por parte del ex presidente George Bush en los ¨²ltimos meses de su mandato. En el libro, que se publicar¨¢ a principios de 2011, Cheney critica que Bush, tras un dram¨¢tico descenso en las encuestas de popularidad, tratara de aparecer conciliador ante la opini¨®n p¨²blica e ignorara sus consejos sobre asuntos pol¨¦micos, como el perd¨®n -que al final deneg¨®- a Lewis Scooter Libby, que fue jefe de gabinete de la vicepresidencia y acab¨® condenado por perjurio, obstrucci¨®n a la justicia y dar falso testimonio a investigadores federales.
Cheney despreci¨® la preocupaci¨®n de Bush por la ca¨ªda de popularidad
Ha sido el diario The Washington Post el que ha informado sobre las primeras reuniones de Cheney con diversos editores y compa?eros de la pasada Administraci¨®n, recabando informaci¨®n para el libro. Uno de ellos dijo al diario, de forma an¨®nima: "En el segundo mandato, sinti¨® que Bush se distanciaba de ¨¦l". Seg¨²n esta misma fuente, Bush "mostr¨® una independencia que Cheney no hab¨ªa previsto. Estaba claro que la doctrina de Cheney era mantener una fuerza f¨¦rrea permanentemente, sin pedir perd¨®n, sin dar explicaciones, y Bush prefiri¨® encararse hacia lo conciliatorio".
No se espera que el libro sea un compendio de secretos nunca antes revelados de la anterior Administraci¨®n. Cheney no ha ocultado en el pasado su disgusto con ex subordinados que han aireado informaci¨®n privada, como el que fue portavoz de la Casa Blanca Scott McLellan, quien insinu¨® en unas memorias que el equipo de Bush no dijo claramente la verdad sobre sus motivos para invadir Irak en 2003. M¨¢s bien, Cheney defender¨¢ su opini¨®n sobre las decisiones m¨¢s pol¨¦micas de sus a?os como vicepresidente, en ocasiones distintas de las de su jefe.
El gran punto de fricci¨®n final entre Cheney y Bush fue el perd¨®n a Libby, al que un juzgado federal declar¨® culpable de haber mentido al FBI en la investigaci¨®n sobre la filtraci¨®n a la prensa del nombre de Valerie Plame, una agente secreta de la CIA. Fue condenado a dos a?os y medio de c¨¢rcel, una pena que Bush suspendi¨®, sin perdonarle. Finalmente, tuvo que pagar una multa de 175.000 euros.
En sus ¨²ltimos meses en la Casa Blanca, Cheney trat¨® por todos los medios de conseguir el perd¨®n para su asesor, a quien siempre defendi¨® airadamente. Se ha sabido que le entreg¨® una nota a Scott McLellan, antes de que ¨¦ste dejara su puesto, en la que detallaba que no tolerar¨ªa "que no se proteja a un empleado y se sacrifique al tipo al que se le pidi¨® que pusiera su cabeza en la trituradora de carne por la incompetencia de otros".
Sus esfuerzos fueron in¨²tiles. Bush se mantuvo impasible. Y Cheney acat¨® la decisi¨®n. "Cuando el presidente tom¨® decisiones con las que yo no estaba de acuerdo, le apoy¨¦ y nunca le cort¨¦ el paso", dijo recientemente Cheney, seg¨²n revel¨® su bi¨®grafo oficial al Post. "De lo que tratamos ahora aconteci¨® despu¨¦s de abandonar la Administraci¨®n. Tengo unos sentimientos muy intensos sobre lo que sucedi¨®... Y no tengo ninguna raz¨®n para no expresar esas opiniones con claridad".
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