La nariz de Kusniewicz
Narrativa. Me persigue el recuerdo de un rostro. Es el rostro de Kusniewicz (1904-1993) fotografiado en la solapa de los libros que edit¨® Anagrama en los a?os ochenta, las mejores novelas de este singular narrador polaco: El rey de las dos Sicilias y La lecci¨®n de lengua muerta. Que ¨¦se fuera el rostro responsable de esas dos obras maestras me asombra. El fot¨®grafo le sorprendi¨® desde abajo, y en la boca y los ojos el autor recuerda a Peter Lorre el actor secundario, bajito, de presencia insignificante, "contemplando un crimen" con expresi¨®n entre asustada, incr¨¦dula, triste y asqueada. El rictus de la boquita, las cejas alzadas por la frente llena de surcos, una especie de dibujo de horror en los rasgos de la cara anodina sugieren que el cad¨¢ver que Kusniewicz contempla ya ha empezado a oler mal.
El rey de las dos Sicilias
Andrzej Kusniewicz
Traducci¨®n de Bozena Zobloklicka
Anagrama. Barcelona, 2009
256 p¨¢ginas. 17 euros
Proced¨ªa de una familia noble de la Galicia polaca, curs¨® estudios de leyes, de ciencias pol¨ªticas y arte, y empezaba su carrera diplom¨¢tica en consulados de Francia cuando Alemania arroll¨® su pa¨ªs y luego Francia; incorporado a la Resistencia, fue capturado e internado en Mauthausen. Despu¨¦s de la guerra volvi¨® a la carrera diplom¨¢tica como c¨®nsul en diversas ciudades francesas, hasta ser llamado de vuelta a su pa¨ªs. Fue un escritor tard¨ªo; su primer libro de poemas lo public¨® entrado ya en la cincuentena, y a ese poemario siguieron varias novelas.
El rey de las dos Sicilias es una novela de ambig¨¹edad y decadencia turbadoras, fundada en un conocimiento de la historia propia de un erudito maniaco. En un prefacio a El estado de la gravedad (la tercera obra mayor de Kusniewicz, no traducida al espa?ol) escribe Georges Lisowski: "Se dir¨ªa que por una suerte de inexplicable prodigio Kusniewicz lo sabe todo, y m¨¢s, sobre los hombres y el tiempo que describe, desde los colores de los botones de las polainas de los oficiales de los diferentes cuerpos hasta los horarios de los trenes entre Debrecen y Tattabanya". Se puede a?adir que ese conocimiento absoluto ser¨ªa exigible, pues Kusniewicz coloca en el mismo plano de importancia y significado -o de trivialidad y absurdo- l¨ªneas argumentales diversas que se van cruzando y dibujando la filigrana del tapiz narrativo: los recuerdos y los amor¨ªos incestuosos del oficial Emil R., protagonista de la novela, con su hermana Elisabeth; el misterioso asesinato de una prostituta gitana en la ciudad balc¨¢nica donde se aloja el regimiento de Emil; el atentado en Sarajevo contra el archiduque Francisco Fernando y el estallido de la Guerra Mundial. Sin que se sepa cu¨¢l de esos acontecimientos es el aleteo de las alas de la mariposa y cu¨¢l el hurac¨¢n que ¨¦stas provocan.
El argumento de El rey... se desarrolla alrededor de la marcha hacia Belgrado, hacia el combate, del regimiento austriaco que llevaba el nombre de Rey de las dos Sicilias. Nos encontramos en un terreno hist¨®rico, el del "Finis austriae" que ha dado a la literatura un pu?ado de obras magistrales, y en ese sentido no es exagerado colocar, como hacen algunos cr¨ªticos, a Kusniewicz en la estirpe de los enterradores del imperio, como el Roth de La marcha Radetzy, el Zweig de El mundo de ayer, el Musil de El hombre sin atributos o el Broch de Los son¨¢mbulos. (Tambi¨¦n se le relaciona con Kafka, pero no entiendo por qu¨¦). Lo espec¨ªfico de Kusniewicz es cierto tono no ya premonitorio o funeral, como en esas altas figuras mencionadas, sino propiamente de descomposici¨®n, en una atm¨®sfera sombr¨ªa y sofocante, saturada de fragancias irritantes de flores marchitas y cad¨¢veres al sol. Eso es quiz¨¢ lo que hace que el autor arrugue la nariz en la fotograf¨ªa mencionada. Le atra¨ªan los seres "blas¨¦s" y decadentes como Emil R. y su hermana, torturados por una sensualidad m¨®rbida y la conciencia de la propia condena y la de la Europa que habitaban, con toda su pompa, su magnificencia y su fragilidad.
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